“Todos los días me pasa algo. Sabís que no hay ningún día en que no me pase alguna hueá”, dice Marcelo Ríos, desde Sarasota, para justificar en su particular estilo las novedades que van surgiendo en su vida y que lo tienen muy entusiasmado. Con 46 años, el exnúmero uno del mundo se ve motivado con algunos planes que comienzan a tomar forma y que prometen darle un giro radical a su apacible vida si se llegan a concretar. Depende de él.

Y no se trata de una decisión cualquiera, sino de una que involucra a su entorno y que lo pondría de vuelta en los primeros planos del tenis. Hace algunos días recibió una oferta del chino Juncheng Shang, más conocido como Jerry Shang, una de las grandes promesas del tenis mundial y que a pesar de tener solo 17 años ya da muestras de tener madera para estar arriba. Bastó un casual encuentro para encender una mecha que el zurdo pensaba que estaba apagada.

“Fui a saludar a Shapovalov y apareció él (Shang) con el papá. Y ahí el Red, que me entrenó un tiempo (David Ayme, mano derecha de Nick Bollettieri), me comentó que jugaba increíble. Me quedé viéndolo un rato y la verdad es que le pegaba muy bien a la pelota. ‘Este es el Nishikori que viene’, me dijo. Pasó el tiempo y me salió esto”.

Las conversaciones se fueron dando telefónicamente con Max Eisenbud, el agente del jugador y representante de diversas figuras internacionales como Maria Sharapova y la británica Emma Raducanu. “Me llamó el exmánager de Sharapova y me contó que tiene un jugador chino que acaba de cumplir 17 años y que mide 1,83, lo que es raro para un chino. Es zurdo, juega igual que yo, pero con mucha más potencia. Está 370, ganó cuatro torneos profesionales y clasificó para Indian Wells. Lo vi jugar acá y se acercó a pedirme una foto”, cuenta.

En efecto, Jerry fue número uno del mundo junior el año pasado, siendo finalista en el US Open y semifinalista en Wimbledon de la categoría, y ya da sus primeros pasos en el profesionalismo, superando la clasificaciones de ATP y hasta jugando los Masters 1.000 de Miami e Indian Wells. En este último, se dio el lujo de vencer en la qualy a un top 100, el argentino Francisco Cerúndolo. La promesa china precisamente tiene como máximo referente al chileno, quien lo revela de esta manera: “El mánager me dijo ‘¿Sabes lo que pasa? Que este hueón se cree Marcelo Ríos. Él cree que eres tú’”.

Ríos confiesa que el llamado lo puso feliz por el hecho de que alguien lo buscara. “Yo no soy como Capdeville que anda por Instagram ofreciéndose para entrenar, y le dije al mánager que no quería ser como Ivanisevic o esos tenistas que fueron muy buenos que aparecen acompañando a los jugadores en los grand slams y en los torneos grandes y solo viajan 10 semanas al año. Es como una mentira, porque para mí el entrenador tiene que estar encima del pendejo y saber que está haciendo. Igual este chino tiene cuatro hueones trabajando con él: entrenador, PF, masajista... Tiene un equipo que te morís”, destaca.

Hora de decisiones

La oferta tiene a Ríos analizando todas las variables. Incluso, recurrió a su antiguo agente Jeff Schwartz para estudiar la propuesta. “Le dije (a Shang) que me mandara un borrador con lo que quiere, me ofrece y cuántas semanas. Lo estoy viendo con Jeff y él me dijo que lo pensara bien, porque no me imaginaba en esto”, advierte.

Una de las imágenes que se le vienen a la mente es volver a torneos pequeños. “Como está 300 del mundo, va a tener que jugar challengers. Entonces, no es tan sencillo tampoco”, dice. Y agrega: “Lo que me pasa es que tengo familia y de repente me veo con el pendejo solo, en vez de estar disfrutando, que fue lo mismo que me pasó cuando me retiré. Pero mi señora me dice que me acompañaría. Además, mis hijos van a hacer home school el próximo año y podrían estudiar en línea. Así que, según ellos, también podrían viajar conmigo”.

Pero más allá de todos los factores de análisis que implica esta propuesta, la motivación del chileno es grande y la grafica en un ejemplo actual: “Yo creo que esto es una hueá complicada, pero me acordé de Alcaraz, que lo agarró Ferrero cuando era chico y ya lo tiene 7 del mundo. Entonces, me puse a mirar al pendejo y nunca un chino ha estado entre los 100 mejores. Si logras eso, ya logras algo importante”.

Marcelo Ríos, durante una entrevista con El Deportivo. Foto: Patricio Fuentes Y.

“Lo que pasa es que formar un pendejo y meterlo tú es algo entretenido. No es por quitarle méritos a Massú, pero agarró un hueón ya bueno (Dominic Thiem) y, más que eso, qué vas a hacer. Acá, en cambio, empezar de abajo y hacer lo que hizo Ferrero con Alcaraz es algo que me motiva”, confiesa.

La determinación final llegará a fines de este mes cuando Ríos y Shang se reúnan. “No hay nada cerrado. Me voy a juntar con él en las últimas dos semanas de julio, porque el está acá y le dije que necesitaba esas dos semanas para conocerlo. Vamos a conversar, a entrenar juntos y ver qué onda”, anuncia, junto con destacar que otra de las cosas que le motiva es la manera en que su eventual pupilo enfrenta su carrera. “Los chinos mentalmente son muy buenos cuando pendejos”, sostiene.

Esta no ha sido la única oferta que recibió el Chino, ya que hace un par de años estuvo a punto de cambiar Sarasota por Asia. Sin embargo, el Covid-19 hizo lo suyo y el proyecto se frustró. “Me ofrecieron irme a Japón a entrenar por cuatro millones al año por cuatro años. Toda mi familia me iba a acompañar, hablamos, estaba todo listo y cagó con la pandemia. Tenía todo conversado. Lo único que quería era una casa buena, colegio para mis hijos, pero al final no funcionó”, desclasifica.

Si el zurdo de Vitacura da el sí, debutará como entrenador, ya que su anterior experiencia fue como ayudante de Nicolás Massú en la Copa Davis y anteriormente había sido sondeado sin éxito por el búlgaro Grigor Dimitrov y otras figuras.

Una cadera rebelde

El 14 de octubre, Marcelo Ríos volverá a la pista para jugar una exhibición con el español Álex Corretja, en el Gran Arena Monticello, de San Francisco de Mostazal. El encuentro estaba programado para el viernes pasado, pero molestias en la cadera del zurdo impidieron que pudiera realizarse.

“La primera vez me puse ácido hialurónico, que me sirvió un mes. Luego me empezó a doler de nuevo y me puse células madre, que no me sirvieron para nada. Más que eso no he podido hacer. Ahora lo que me queda es operarme o mantenerlo ahí hasta que no pueda más. Pretendo entrenar, volver a ponerme ácido hialurónico e infiltrarme el día antes de la exhibición. La gracia es que la gente vea algo bueno”, revela el exnúmero uno del mundo.

La dolencia es molesta para ciertas actividades. “Al gimnasio voy y no me duele nada, pero al correr, rebotar o hacer piques lo siento un poco. Donde más cago es cuando estoy acostado, cuando estoy tratando de dormir y me pongo de lado... O cuando estoy almorzando y estoy mucho rato sentado. También al manejar. Ahora me compré un Lamborghini y, como es tan bajo, ando con la pierna doblada y me cuesta bajarme”, relata.

“La cadera cagó, el cartílago no existe y a mí me pega hueso con hueso. Entonces, hay que operar y la recuperación es un poquito cabrona; es como de cuatro meses, usando un poquito de muletas y después hacer rehabilitación. Yo pensaba que, mientras más viejo eres, la recuperación es más pesada, pero según el doctor no. Eso sí, con lo que yo hago, saltando y haciendo miles de hueás, me puedo echar el fierro. Él prefiere que la aguante hasta que sea más viejo y no haga tanta hueá, pero dependerá de cómo aguante el dolor. Hay días buenos y días malos, pero de que me tengo que operar, tengo que hacerlo. Voy a tratar de correrlo lo que más pueda”, dice.

Justamente, en este tema también surge una disyuntiva. “Yo le pregunto al doctor qué es lo que más pueda. Cuándo digo basta... Quizás tengo una tolerancia al dolor muy alta o tengo la cagada y sigo y sigo. Entonces, le pregunté si yo seguía y seguía, podía quedar cojo, y me dijo que no; que puedo hacer mierda la cadera y después él me opera y voy a quedar bien. Las operaciones de cadera son exitosas y tengo amigos que se han operado y han quedado bien”, complementa. De todos modos, esta opción echa por tierra la idea de querer volver a jugar un torneo profesional e intentar en ser el tenista más veterano en ganar uno. “Así es imposible”, se resigna.

“He tenido dolor de espalda toda mi vida, pero el dolor de la cadera ha sido pesado, porque no me deja hacer cosas. Caminái y de repente viene un pinchazo como shock eléctrico y ahí pegái el grito o te quedas dormido con la pierna arriba. Tengo cero elongación. Aunque juego fútbol con Marcelito, puedo patear con las dos piernas y no me duele, pero cuando me ducho y ando más frío ahí me voy a la cresta”, lamenta.

Eso sí, por estos días no todo es tan complicado, ya que se ha seguido preparando para la exhibición y sus sensaciones las ha podido manejar: “Ahora me siento bien, fuerte, potente... He bajado cinco kilos de grasa. Entonces me siento mejor”.

De todas maneras, garantiza su presencia en el duelo ante Corretja. “Voy a tratar de hacerlo lo mejor posible, me puedo infiltrar para jugar sin nada de dolor. También le pregunté al doctor si se me podía hacer mierda la cadera jugando y me dijo que no. Así que no voy a tener problemas para estar en la exhibición. Después tengo que tomar la decisión de cuándo operarme, pensando en la vida cotidiana”.

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