Uruguay no sólo está realizando una gran campaña. El equipo de Óscar Tabárez también se ha encargado de derribar marcas históricas. Frente a Arabia Saudita, la Celeste volvió a ganar en el debut mundialista después de 48 años. A partir de ahí comenzó a construir una campaña perfecta para llegar a los octavos de final: tres triunfos (frente a Egipto, ante el equipo de Pizzi y sobre Rusia) y sin goles en contra. Como para ilusionarse con un título que los charrúas no consiguen desde 1950, con el mítico Maracanazo de por medio.
El problema, si puede denominarse así, es que la historia vuelve a cruzarse en el camino de los rioplatenses. Las estadísticas recuerdan que los tres equipos que terminaron con ese nivel de producción la etapa inicial no pudieron ser campeones.
El primer caso es el de Brasil, en 1986. Con Telé Santana en la banca, el Scratch despachó consecutivamente a España, Argelia e Irlanda del Norte. En octavos goleó a Polonia, pero la aventura terminó en los cuartos de final, cuando los sacó de carrera Francia, con Platini como líder, en la definición por penales.
Cuatro años después, Italia arrancó con tranco demoledor la cita que organizó. Austria, Estados Unidos, Checoslovaquia ni Uruguay pudieron arrancarle un punto ni marcarle goles. Sin embargo, la maldición se manifestó en semifinales, cuando Argentina, con Maradona a la cabeza, los eliminó también desde los 12 pasos.
En Francia 1998, Argentina también comenzó con firmeza. Japón, Jamaica y Croacia fueron las víctimas del equipo de Daniel Passarella. Tres triunfos y el arco propio en cero. Pero el maleficio volvió a hacerse presente: se sacó de encima a Inglaterra por penales, pero Holanda cortó la opción del tercer título mundial transandino.