El Clásico Universitario está lejos de terminar. Aunque el resultado del partido está zanjado y en Universidad Católica aún celebran la hermosa conquista de Fernando Zampedri que desequilibró el marcador, un golazo, en rigor, todavía quedan materias por resolver respecto del encuentro que se disputó en el Estadio Nacional.
El juez Cristián Garay incluyó dos en el informe que elevó al Tribunal de Disciplina. Una ha sido profusamente informada y debatida: los gestos obscenos que realizó Nicolás Castillo, evidentemente dirigidos a la parcialidad azul, una vez que terminó el compromiso. “Una vez finalizado el partido, el jugador Nº 30 de Universidad Católica, Sr. Nicolás Castillo, fue captado por las cámaras de televisión actuando de modo ofensivo e insultante, cuando se dirigía al sector de camarines, realiza gestos obscenos a la barra de Universidad de Chile ubicada en el sector norte del estadio”, sostiene el documento oficial evacuado por el juez. La corte deportiva tendrá que citar al atacante a comparecer antes de resolver una eventual sanción. Castillo viajó a Barcelona para someterse a una intervención quirúrgica programada. Perfectamente, el castigo podría coincidir con su convalecencia.
El otro lío
La atención que concentró esa mención, dado que puede perfectamente traducirse en un castigo hacia el delantero cruzado, le quitó esa consideración al otro hecho que Garay consignó en las incidencias. “Al terminar el partido, dentro del campo de juego se observa un golpe de puño de un fotógrafo a Ramón Gatica, coordinador del club Universidad de Chile. El agresor fue identificado con el número 2015 de su chaleco”, describe la máxima autoridad en la cancha.
En efecto, ante la evidencia, ambas partes reconocen el encontrón, aunque, naturalmente, hay divergencia en las versiones. En los azules esgrimen que Gatica fue agredido mientras intentaba separar un intento de conato, pero que en ese intento recibe una agresión verbal. Un cara a cara antecede al golpe que le aplicó el profesional cruzado. Los laicos sostienen que después del encontrón, Carabineros se acercó al vestuario azul para preguntarle a Gatica si quería interponer la respectiva denuncia.
La versión cruzada
En la UC hicieron correr su versión. Naturalmente, la interpretación es distinta a la que emerge desde el CDA. En Las Condes esgrimen que el integrante del equipo de Comunicaciones ”responde a la provocación verbal y física del supuesto agredido”.
Sostienen que Gatica se acercó a los profesionales de la UC, a quienes les profirió insultos “del más grueso calibre”. Y añaden que, luego, toma del brazo al fotógrafo involucrado “y lo sostiene persistentemente”. Eso sí, reconocen el puñetazo. “Cuando este logra zafarse efectivamente responde a la agresión inicial lanzando un golpe”, sostiene el relato. En la UC reconocieron la gravedad de la situación y se comprometieron a realizar un análisis interno.