El semblante de Francisca Lara tras el partido ante Tailandia refleja el sufrimiento de una selección que luchó hasta el final por la clasificación y que por un caprichoso travesaño, entre otros motivos, no logró meterse entre las 16 mejores del Mundial de Francia, en su primera participación en una cita de esta envergadura. Una pena máxima.
Minuto 83. María José Urrutia intenta un globo en el área ante la salida de Waraporn Boonsing. La arquera tailandesa intenta achicar y en ese afán golpea a la delantera chilena en el estómago. La pelota es rechazada desde la línea y la jugada continúa. Luego, el VAR, liderado por el italiano Paolo Valeri, hace lo suyo.
La jueza neozelandesa Anna-Marie Keighley escucha las conclusiones de los oficiales y se acerca al monitor para corroborar la primera impresión. Luego, hace el llamativo gesto para indicar que revisó la jugada y corre al área para sancionar el penal. Al borde de la cancha, las suplentes chilenas festejan la decisión.
Lara siempre fue la designada para estas funciones. Algo tensa, se acerca a tomar la pelota y observa a la arquera rival. Corre y con un zurdazo empuja la pelota, mientras Boonsing se lanza a cualquier parte. Sin embargo, el balón se estrella en el travesaño y, con ello, la ilusión de un país.
Ni Pancha ni el resto del equipo lo podían creer. La volante-lateral izquierda miraba buscando una explicación a la pesadilla que comenzaba a vivir y lanzaba un grito al aire. Los 11 minutos restantes transcurrieron con todo el equipo en demanda de ese esquivo tercer gol, incluida Christiane Endler en el área rival. Pero ese tanto no llegó. El pitazo final derrumbó a algunas de las jugadoras. Yanara Aedo lloraba desconsoladamente, al igual que Carla Guerrero, quien yacía tendida en el piso, mientras la arquera nacional trataba de levantarla anímicamente.
Lara, en tanto, se quedó sentada en el suelo, pensativa, e intentando hilvanar alguna idea. Después, las lágrimas llegaron, mientras culminaban su presencia abrazadas en el césped de Rennes, formando un círculo, en el que también estaban algunos miembros del cuerpo técnico y el psicólogo deportivo Felipe Fuenzalida, quien ahora tendrá un duro trabajo.