La pérdida de jerarquía le pasa la cuenta a la selección chilena
Tras 20 años no habrá jugadores nacionales en la fase final de la Champions, a la vez que solo cinco militan en las ligas más importantes de Europa, contra los 25 de hace una docena de años. Un claro descenso en la categoría del plantel.
Hace un par de semanas, el Midtjylland de Dinamarca de Darío Osorio quedaba en el camino en los playoffs de la Champions League, último obstáculo para avanzar a la fase final. Con eso, el fútbol chileno quemaba su último fusible con aspiraciones de quedar en la elite de la actividad europea.
En otro escenario parecería solo un dato estadístico, pero en la realidad de la actividad nacional marca un verdadero precedente, un rasgo sintomático de la crisis que vive la Selección en los últimos años. Contexto en el cual, la derrota por 3-0 en Argentina, por las Eliminatorias Sudamericanas, es solo la constatación de un problema mucho más profundo.
Con la eliminación de Osorio, se rompe una racha de 20 años con, al menos, un futbolista de este lado del mundo en la fase grupal de la máxima competición de clubes. Situación que grafica de manera palmaria la falta de jerarquía del contingente chileno en las importantes esferas.
Una decadencia que coincide con el declive natural de la Generación Dorada. Registro que se refuerza con el peak de la mejor camada de futbolistas chilenos en la historia (ver infografía). Coincidentemente, el periodo entre las dos últimas participaciones en la Copa del Mundo, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, marca la mayor cantidad de presencias en el torneo que premia con la tradicional Orejona.
El récord lo sostiene la temporada 2012-13, cuando fueron siete los deportistas nacionales que sumaron minutos y convocatorias en algún partido de la Liga de Campeones. En esa versión jugaron Alexis Sánchez, en el Barcelona; Arturo Vidal y Mauricio Isla, con la Juventus; Marco Estrada, en el Montpellier de Francia; Manuel Iturra, en el Málaga de España; Bryan Carrasco con el Dinamo de Zagreb croata; y Pablo Contreras, cuando defendía los colores del Olympiakos de Grecia. En el curso siguiente, solo hubo un futbolista menos en la tradicional competición.
Duro contraste con lo que ocurre hoy en día en el contingente nacional, con una fuerte caída entre los representantes de la primera línea de la actividad. Sin ir tan lejos, la pasada temporada, el único que ostentaba ese privilegio era Alexis Sánchez en el Inter de Milán. En la inmediatamente anterior a esa, el tocopillano se lucía con Olympique de Marsella y Charles Aránguiz firmaba sus últimos momentos con el Bayer Leverkusen.
Lejos de la cúpula
No es una verdad absoluta, pero pega en el palo. El barómetro de la riqueza futbolística de un país casi siempre radica en los clubes de procedencia de sus jugadores. En ese registro, las cinco principales ligas de Europa (Premier League de Inglaterra, Serie A de Italia, LaLiga de España, Ligue 1 de Francia y Bundesliga de Alemania) acaparan a las mejores atletas de todo el orbe. Así, proporcionalmente, el éxito de las selecciones sudamericanos se ha catalizado en ese particular parámetro.
Desde la irrupción de la Generación Dorada entre las Copas del Mundo Sub 20 de Países Bajos 2005 y el tercer puesto de Canadá 2007, Chile se había acostumbrado a ver futbolistas en esos linajudos destinos. Tal como ocurre con la presencia en la Champions, la mayor cantidad de jugadores en la elite del fútbol europeo corresponde a los mejores momentos del equipo nacional. La principal marca es la del curso 2012-13, otra vez entre mundiales, cuando 25 futbolistas militaban en las mejores competencias, un 400% más de los pocos que destacan hoy en día.
Números inigualables con una docena de elementos en Italia, ocho en la liga hispana, tres en la Liga Premier de Inglaterra, uno en Francia y otro en Alemania. La siguiente temporada en ese particular ranking es la 2015-16, justo entre los dos títulos logrados en la Copa América, la de Chile y la Centenario en Estados Unidos. En ese curso, había 23 chilenos en las máximas lides: ocho en la península itálica, siete en tierras hispanas, seis en la Bundesliga (el registro más alto de la historia), uno en Inglaterra y otro en la competencia gala.
Si antes las nóminas se fabricaban en torno a esos campeonatos llamados superiores, la situación es completamente diferente. Hoy, el grueso del plantel que alterna en el equipo de Ricardo Gareca arriba desde clubes de Argentina, México, Dinamarca, la segunda categoría del fútbol de Inglaterra o simplemente del campeonato local. En las cinco mejores ligas del mundo hoy solo se anotan Ben Brereton en el Southampton, Gabriel Suazo en el Toulouse, Guillermo Maripán en el Torino, Alexis Sánchez y Damián Pizarro en el Udinese.
Un claro contraste de jerarquía, con la Roja transitando en el peor comienzo histórico en las Eliminatorias y un pobre rendimiento de 14,2% en siete partidos.
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