La piel del atleta

Lewis Hamilton

Las barreras comienzan a caer. Si hasta hace muy poco el cliché ponía al atletismo de pista como el único terreno donde brillaban los competidores negros, hoy el abanico se ha ampliado y con resultados magníficos.



Siya Kolisi, Lewis Hamilton y Brigid Kosgei son algunos nombres que, por estos días, han sacudido positivamente el mundo del deporte. A todos los une el hecho de tener sangre africana en sus venas y, además, de haber establecido marcas que dejan en claro que ya comienzan a caer los últimos obstáculos, barreras o clichés en las más diversas disciplinas.

El tercera línea Kolisi acaba de ganar la Copa del Mundo de Rugby en Japón 2019. Y lo hizo como el primer capitán negro de la selección sudafricana, completando el círculo que se inició en 1995 con el wing Chester Williams (fallecido en julio último), quien integró a una escuadra de los Springboks absolutamente blanca (con predominancia afrikaaner). El Apartheid está muy lejos, pero demoró 25 años desde el fin de ese régimen de segregación para que un rugbista se pusiera la jineta en el equipo verde y oro.

En el caso de Kosgei, se trató de ya el último límite que le restaba a las atletas del este de África en su dominio total en las pruebas de fondo; batir el récord del maratón. Hasta el 13 de octubre, la marca de la británica Paula Radcliffe seguía imbatible desde 2003, con 2.15'25", pero la keniana lo pulverizó al cruzar la meta en 2.14'04", es decir, fue un minuto y 21 segundo más veloz. En ambos casos, el escenario fueron las calles de Chicago.

El inglés Hamilton, de origen afro-caribeño por la familia de su padre, sumó su sexta corona de Fórmula Uno el 3 de noviembre, con lo que se ubicó a un título del alemán Michael Schumacher como el piloto más ganador en la historia de la máxima categoría de la actividad automovilística. Una historia que labró corriendo desde niño en el karting. Luego de haber ganado un campeonato nacional de la especialidad, se encontró con Ron Dennis (director de la McLaren), le pidió un autógrafo y le dijo que algún diría sería campeón conduciendo uno de los coches de la escudería británica. "Llámame en nueve años más y veamos qué sale de eso", le dijo el ejecutivo, promesa que se cumplió y que pagó con creces el jovenzuelo nacido en Stevenage.

Son tres ejemplos de un fenómeno que se aleja del preconcepto de quiénes y cómo pueden ganar en determinadas disciplinas. Lo prueban incluso quienes han cosechado medallas en los Juegos Olímpicos de Invierno, una competición donde brillan generalmente europeos y norteamericanos y algunos asiáticos, pero donde la participación de deportistas negros era muy escasa.

El éxito en las disciplinas sobre hielo o nieve es muy reciente; tanto, que la primera esquiadora negra en la historia de los Juegos fue Seba Johnson, quien compitió por las Islas Vírgenes Americanas en Calgary 1988. Hasta 2014 fue la única participante del mismo origen étnico en la cita de los cinco anillos.

En términos de medallas, el patinaje sobre hielo ha sido un espacio más próspero. También en la edición de 1988, la estadounidense Debi Thomas se quedó con el bronce en el patinaje artístico. Y en el caso de los varones, fue en Turín 2006 cuando Shani Davis se convirtió en el primer competidor negro en alcanzar una medalla de oro, al imponerse en la carrera de 1.000 metros, éxito que repetiría cuatro años más tarde en Vancouver. Además, sumó plata en ambas ediciones en los 1.500 m.

Otras disciplinas poco habituales en las que las barreras han caído con actuaciones brillantes son la natación y la gimnasia. En ambos casos, con apariciones muy recientes.

El más importante de ellos, más que destacado a estas alturas, Simone Biles, quien se convirtió en la gimnasta más exitosa de la historia al acumular 25 medallas de oro, cuatro de plata y cuatro de bronce, entre Mundiales y Juegos Olímpicos. En cuatro ocasiones subió a lo más alto del podio en Río 2016 (por equipos, all around, piso y salto) y con apenas 22 años, su palmarés -salvo lesiones u otros imprevistos- tiene mucho por crecer.

En la piscina

Menos conocido es el éxito de Simone Manuel, quien comparte nombre y nacionalidad con Biles, aunque su negocio son las brazadas. También en Río 2016 sumó oro en 100 libres y en 4x100 combinados, además de dos plata. Y con 23 años, su camino aparece con tan buenos augurios como su compatriota.

Diferente es el caso de algunas disciplinas colectivas (básquetbol, fútbol, béisbol o fútbol americano) donde las cortapisas raciales se acabaron hace decenios y, donde, además, los deportistas negros tienen una presencia masiva y magnífica.

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