Minuto 89 y Luiz Henrique (jugador de Botafogo, expupilo de Manuel Pellegrini en el Betis) le propina una herida profunda a la selección chilena. Su gol le entrega una victoria agónica a Brasil en el Estadio Nacional, en un partido en el cual la Roja empezó ganando prematuramente con el cabezazo de Eduardo Vargas. Otra derrota más para la Roja en este tortuoso camino clasificatorio rumbo al Mundial de 2026.

Pasadas las horas, ¿qué deja la presentación de Chile ante la Canarinha? Obviando la desazón del resultado, se rescatan elementos positivos que generan la sensación de haber dado un paso adelante, respecto a lo exhibido en la Copa América de Estados Unidos y particularmente luego de la desastrosa faena ante Bolivia en septiembre pasado. Tanto en el orden táctico como en la actitud, la Roja se sobrepuso a la sensación catastrófica que inundó la previa.

En entrevista con La Tercera, el presidente de la ANFP, Pablo Milad, había anticipado que Ricardo Gareca era consciente de que debía plantear los partidos de la presente fecha doble de una manera distinta, buscando otras respuestas. “Él ya sabe que tiene que reinventarse para estos partidos. Con el cambio constante de jugadores, ha visto que algunos le responden y otros no tanto. Por eso tiene que cambiar, para probar una situación diferente con los jugadores que sí le han respondido”, apuntó el timonel. Post partido ante los pentacampeones del mundo, el directivo destacó que “mostramos un cambio significativo en el ritmo”.

Desde el aspecto táctico, el Tigre volvió al dibujo matriz (4-2-3-1), el que le trajo muchas satisfacciones en Perú y que utilizó en la mayoría de los partidos con la Roja. Ante Bolivia, intentando mostrar un afán más ofensivo, cedió a sus propios lineamientos para mutar al 4-1-3-2, que tuvo que rearmar en el primer tiempo, con la comentada sustitución de Ben Brereton. Pero lo principal dice relación con lo actitudinal. “El equipo mostró carácter, nos paramos de igual a igual”, manifestó Felipe Loyola, el lateral derecho titular ante el Scratch, quien asistió a Vargas para el 1-0 parcial.

El arranque del encuentro mostró a un combinado nacional con otra energía, con más confianza, mostrándose competitivo ante una potencia mundial, pese a que esté atravesando por un momento de turbulencias. La intención de volver a ser protagonistas, con los respectivos matices, se cumplía. Siendo un equipo compacto, un problema fue que de a poco se fue concentrando en su lado de la cancha, ya que Brasil se hizo cargo del balón, aunque con una evidente falta de “magia”, esa que le daban talentos de antaño como Ronaldinho, Rivaldo o Kaká.

“Me gustó mucho la actitud del equipo, era algo necesario. Lo primero que les dije (post partido) es que dejaron todo. Quedamos satisfechos respecto a todo lo que se vio”, declaró Gareca en la rueda de prensa. “A veces es difícil decir lo que me gustó en una derrota. Todavía tengo fe... tengo expectativas todavía en todas estas fechas, le tengo una gran confianza al jugador chileno”, añadió el DT.

En la búsqueda de liderazgos, que va en paralelo con la escasez de referentes (el único de los convocados que supera los 100 partidos en la Roja es Eduardo Vargas), apareció el de Guillermo Maripán como portador de la jineta de capitán, haciendo dupla con Benjamín Kuscevic. El zaguero de Fortaleza fue uno de los puntos altos de Chile, refrendando su positivo momento en Brasil y aprovechando la ausencia de Paulo Díaz, suspendido por amarillas. Lo que también dejó una sensación reconfortante fue la aparición de elementos nuevos como Lucas Cepeda y Marcelo Morales, del medio local, quienes debutaron en la selección absoluta y no se intimidaron ante el escenario.

Pero nada es perfecto. Chile también mostró aspectos a trabajar. Por ejemplo, el poder de fuego. El elenco local registró el 29% de posesión y solo un remate a la portería de Ederson, quien no sumó atajadas. También se vio con problemas el lado izquierdo de la defensa, con un Thomas Galdames altamente exigido por Savinho. El jugador del Manchester City, quien brillara en la temporada pasada con el Girona de España, jugó cargado por la derecha y fue el agente ofensivo más punzante de la Canarinha. El ex Unión Española terminó siendo reemplazado, visiblemente agotado y resentido.

Ahora viene Colombia, en Barranquilla, un desafío tanto o más exigente. ¿Qué presentará Gareca en esa expedición que, a todas luces, asoma compleja?