La pizarra de Gareca, en la lupa: por qué Chile se vio mejor sin Alexis Sánchez ante Argentina

Alexis Sánchez

El lapso donde la Roja logró hacerle daño a la Albiceleste, en el segundo tiempo, coincidió con la ausencia del tocopillano en la cancha. Tal como ante Perú, la actuación del Niño Maravilla no cuajó en pos del equipo y el Tigre justificó el cambio como "decisión técnica". El jugador volvió a registrar una elevada cantidad de posesiones perdidas.



La selección chilena se puso el overol. Sacó la pala y el chuzo para enfrentar al campeón del mundo, jugando de “visitante” en Nueva Jersey. Luego del deslucido empate ante Perú, el equipo de Ricardo Gareca necesitaba recuperarse. Si bien el trámite del partido disputado en la noche del martes pasó principalmente por la Albiceleste, la igualdad parecía inamovible y no caía mal en las cuentas de la Roja de cara a la definición del grupo A. Pero en el final, el tanto de Lautaro Martínez aguó el plan. La resistencia duró 88 minutos.

La fracción más lúcida del Equipo de Todos llegó en el segundo tiempo, cuando se abrió una ventana para atacar y se generaron un par de ocasiones que inquietaron a un arquero Emiliano Martínez que estaba como un privilegiado espectador del encuentro. Sea coincidencia o no, ese pasaje en el cual Chile esbozó una levantada y se posó en campo rival sucedió tras la salida de Alexis Sánchez, quien no pudo redimirse de su baja actuación en el debut. Uno de los resabios que deja la segunda presentación chilena en Estados Unidos es si la presencia del tocopillano puede correr peligro. ¿Por qué la Roja se vio mejor sin su goleador histórico y principal arma ofensiva?

A través de una estrategia de hacer un equipo compacto, cerrándole los espacios al rival, Ricardo Gareca intentó suprimir las cualidades argentinas, pensando más en resguardar el arco propio que en pensar en el contrario. El 4-2-3-1 clásico del ex DT de Perú transitó por un 4-4-2 definido, espejando la táctica de Lionel Scaloni, que contaba con Rodrigo De Paul, Alexis Mac Allister, Enzo Fernández y Nicolás González (este último, reemplazando a Di María) en el medio. El único atisbo ofensivo de los 45′ iniciales fue un desborde de Isla que acabó en la polémica por la falta de Romero a Dávila que el árbitro Andrés Matonte no sancionó. Nada más.

Tanto Darío Osorio como Víctor Dávila, los externos, fueron al sacrificio para apoyar a los laterales y cerrar las bandas. Eduardo Vargas iba al choque con los centrales, desabastecido, y Alexis Sánchez no influía en el juego de Chile. Tiende a retroceder para tomar el balón, lo que también hizo ante los peruanos.

La selección nacional pasó de tener el dominio de la pelota ante la Bicolor, con una posesión del 65%, sin efecto alguno en ofensiva; a ceder la iniciativa registrando el 39% de tenencia en los 90 y tantos minutos jugados con los transandinos. En el primer tiempo no se pateó al arco, con 158 pases exitosos de un total de 200, y solo 18 en el último tercio (datos de Sofascore). Casi no se atacó. Los embates de Argentina eran sofocados eficazmente por Claudio Bravo, uno de los valores destacados del equipo.

En el inicio del complemento, el panorama seguía relativamente igual, con supremacía albiceleste. En los 66′, Gareca hace el primer cambio y saca a Alexis Sánchez, para la entrada de Marcos Bolados. El ingreso del colocolino cambia de posición a Darío Osorio, quien instalado por la franja derecha había sido un escaso aporte en ofensiva. Más en el centro, apareció más. El Niño Maravilla, quien este domingo 30 de junio finaliza formalmente su contrato con el Inter, tuvo otra actuación que deja un mar de dudas. Fue el segundo jugador nacional con más posesiones perdidas ante Argentina, con 14, detrás de las 18 que contabilizó Osorio.

Sánchez estaba apercibido por su amonestación contra Perú y una amarilla más lo sacaba del duelo ante Canadá. Se supuso que su salida podía tener ese motivo. No obstante, Gareca confesó que la salida de Alexis fue por decisión técnica, dando una suerte de ‘golpe de autoridad’: “Es táctico, futbolístico”. “Isla ya no podía más, nos pidió el cambio. Quisimos darle un poco más de aire con Brereton para clarificar un poco más en ataque. En cinco, seis, diez minutos, un jugador puede cambiar el partido”, añadió, acerca de las otras modificaciones que realizó.

“Nos soltamos más en el segundo tiempo, en el primero estuvimos más atados”, fue otra frase del Tigre. Según conoce El Deportivo, Gareca tuvo charlas individuales y grupales con los jugadores, para recuperar la confianza después del 0-0 en el debut. Les mostró videos de sus errores frente a Perú y los instó a recuperar el nivel que venían exhibiendo en los amistosos previos frente a Paraguay, Francia y Albania.

La salida de Sánchez reordenó a Chile y logró exponer en la cancha sus mejores momentos en ofensiva. Se fueron soltando y encontraron espacios para atacar a los argentinos. Quien tuvo las ocasiones más claras fue Rodrigo Echeverría, una de las novedades de Gareca. El volante de Huracán justificó su titularidad con una actuación convincente, reflejando en la Roja su buen presente en el Globo, donde hace dupla con Williams Alarcón. Además de los dos remates que exigieron a Emiliano Martínez, tuvo otros aspectos destacables del juego: 55 toques, 79% de pases acertados (27/34), cinco de 12 duelos ganados y una intercepción. Se vio mejor que su compañero Erick Pulgar, quien nuevamente plantea cuestionamientos hacia su presencia desde el arranque.

Lo cierto es que la salida de Alexis también pareció descomprimir al equipo. El Niño Maravilla no ha logrado amarrar una buena Copa América, en la que incluso ha discutido con sus compañeros en la cancha. Tras el duelo frente a Perú, Pablo Milad, el presidente de la ANFP, reconoció los roces. “A lo mejor hubo alguna discrepancia en la cancha que después se arregla porque es parte del partido”, declaró. “Eso sirve para que ellos conversen más y estén con una comunicación necesaria”, planteó el máximo directivo del fútbol nacional, otra vez en un tono que aspira a un ambiente conciliador.

Al mismo tiempo, el directivo le puso las metas al equipo nacional. “Siempre es madurar como equipo. Esto nos sirve para las clasificatorias, que es lo más importante para nosotros. Pero sí queremos llegar lo más arriba en este campeonato”, planteó, siempre cuidándose de no establecer exigencias concretas al plantel ni al cuerpo técnico que dirigre Ricardo Gareca.

Ahora queda en manos de Gareca rediseñar la pizarra para la “final” ante Canadá, donde necesita ganar (y que Perú no derrote a Argentina) para clasificar a los cuartos de final.

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