Nicolás Jarry está recuperando sus mejores sensaciones en el tenis y se está reencontrando con uno de los mejores aspectos de su juego: el servicio. De la mano del joven técnico Cristóbal Saavedra, ha ido experimentando cambios, que le han beneficiado enormemente en el ranking. El lunes, por ejemplo, conectó 11 aces ante el checo Jonas Forejtek y hace un par de semanas, en el Challenger de Salzburgo, batió su récord personal de velocidad al marcar 239 kilómetros por hora.
“Todavía no hemos llegado a lo que queremos de resultado final, pero sí han habido cambios”, comenta de entrada el entrenador oriundo de La Ligua, quien explica cuál fue la principal modificación que instaló: “Cuando empezamos, estaba con muchos problemas de hombro y tenía mucho dolor. El año pasado practicó poquito. Y a raíz de eso, este año él sacaba con los pies separados y luego los juntaba. Así que por un periodo analizamos que no juntara los pies, porque se estaba girando un poquito antes de golpear cuando iba a buscar la pelota arriba. Entonces, sacó con los pies separados, con una plataforma fija, para que lograra un poco dejar la cadera atrás y, al momento de ir a pegarle, transferir mejor el peso con la cadera, que era lo que al bajarse antes hacía que le doliera un poquito el hombro”.
Los primeros cambios se vieron en el Challenger de Concepción, el ATP de Córdoba y el Chile Open, donde el tenista de 1,98 metros evidenció varios progresos. “Empezamos con eso y con que la pelota fuera un poquito más baja para que el movimiento fuera más continuo. En Santiago jugó con Tiafoe e hizo como 30 aces. Ahí estaba sacando mejor. Si bien no es su posición más cómoda, le ayudó en muchas cosas y a ser un poco más eficiente en el movimiento. Al ponerse un poquito más de lado y en la rotación, pudo generar más potencia”, resalta el coach.
Además de lo técnico hubo otros avances en el aspecto físico. “Hubo una mejora en cuanto a la explosividad y al rango de movimiento que tiene el hombro, que antes era un poquito más reducido. Y al ser más alto puede generar más palanca y también un poco de velocidad”, detalla Saavedra, quien de todos modos, resalta que a veces Nico perdía un poquito el ritmo con los tiempos, pero hoy ese déficit se ha ido corrigiendo.
En las últimas semanas, la preparación en Europa la tomó el técnico Juan Ozón, quien ha ido trabajando sobre esta base en el servicio, aunque introduciendo una nueva modificación. “Tres o cuatro días antes de salir a competir, decidieron volver a juntar los pies para que pudiera encontrar ritmo y seguir con las cosas que había ganado con los pies separados. Y ahí se sintió mejor, agregando el tema de la cadera y la mejora física del hombro”, expresa.
De todos modos, faltan algunos progresos todavía. “Uno de los objetivos era que pudiera iniciar más cómodo los puntos con el primer saque, pero con el segundo todavía falta mejorar, hay que hacer que sea más difícil de atacar”, sostiene el estratega.
El cañonazo de Salzburgo
Sobre el récord de Salzburgo, que hoy la ATP no considera porque dentro de sus estadísticas oficiales no está la velocidad del servicio, Saavedra explica los factores que pudieron influir para lograr tamaño envío. “El hecho de que haya sacado más rápido ahí también se da por las condiciones y la confianza que ha ido agarrando con el saque, porque también nos hemos enfocado harto en las direcciones; en que los saques abiertos al lado par se abran más; que sean más cortitos, cosa de dejar al rival fuera de la cancha. Lo mismo del lado impar. Sumado a todo ese trabajo que tiene que ver con lo táctico, le da la oportunidad de iniciar cómodo el punto. Este año, incluso, ha hecho más saque y red”, explica, junto con agregar que “Nico está usando mejor el servicio y a veces se transforma en un ace sin buscarlo directamente y, cuando estas con confianza, naturalmente le empiezas a subir un poquito la velocidad”.