Ricardo Gareca pasa a la pizarra. El técnico de la Selección prepara un compromiso durísimo para un combinado nacional que ya está lo suficientemente complicado: ocupa el penúltimo lugar en la tabla de las Eliminatorias. La ilusión de llegar al Mundial que organizarán Estados Unidos, México y Canadá en 2026 es difusa, pero mientras existan las posibilidades matemáticas, en Juan Pinto Durán están juramentados a dar la pelea.
En esta jornada, el estratega pudo juntar a todo su contingente. El zaguero Thomas Galdames, proveniente del Krylia Sovetov, de Rusia, fue el último en sumarse a las prácticas. El seleccionador le ha dado prioridad a los trabajos con balón y ha enfatizado en la intensidad como elemento para equiparar fuerzas con un rival que, por antecedentes y actualidad, está un peldaño más arriba que la Roja.
La señal que da Gareca
Gareca insiste en dar señales. En la lista, ya es evidente la principal: su intento de refrescarla. Ya con los jugadores elegidos a disposición, su esfuerzo está puesto en darle una identidad a la Roja. Naturalmente, teniendo en cuenta al rival de turno. En los entrenamientos previos al choque frente al pentacampeón del mundo, el Tigre ha sido enfático en pedir dos conceptos: intensidad y precisión. Entiende que es la única forma de intentar equilibrar un partido complejo, por la calidad individual de los jugadores que estarán enfrente.
La primera pizarra del seleccionador entrega una certeza: la convicción del DT respecto de que el partido puede resolverse por las bandas. Así, por ejemplo, opta por dos valores jóvenes, Fabián Hormazábal y Marcelo Morales, ambos de la U, para cubrir las franjas, en una línea de cuatro hombres que considera a otro azul, Matías Zaldivia, en el centro. Junto al exjugador de Colo Colo estará Guillermo Maripán, el candidato a ocupar la jineta.
En la mitad de la cancha, el primer apronte habla de dinámica y buen pie. La idea, teóricamente, es recuperar la posesión lo más rápidamente posible y administrar la pelota lo mejor posible ante un adversario que se caracteriza por no cederla. Para las labores de contención aparecieron Felipe Loyola y Rodrigo Echeverría, dos jugadores de gran presente en Argentina, donde defienden a Independiente y Huracán, respectivamente.
Más adelante, otra vez en la idea de controlar los ataques brasileños por las orillas, Gareca volverá a confiar en Darío Osorio y Víctor Dávila en los extremos. Diego Valdés se parará detrás de Eduardo Vargas, otro inamovible en la cabeza del entrenador, el único delantero que nominal que ocupará.