El 16 de junio, Daniel Arcos (26 años) dio un salto hacia adelante. En una carta que publicó en redes sociales, que encabezó con “orgulloso y libre”, el capitán de Deportes Castro se ponía al frente como el primer basquetbolista en hablar públicamente de que es homosexual. Noticia irrelevante para unos, testimonio ejemplar para otros. Y para él, fue un alivio: “Tranquilo es la palabra que más me ha representado”.
El capitán del elenco de Chiloé que disputa la Liga Nacional quiso hacer público lo que en privado ya había contado a sus cercanos. “Este día lo esperé por mucho tiempo”, dice la carta que puso en Instagram. “Un desafío personal con nuevos colores, unos que antes miraba con vergüenza”, continúa.
De inmediato se llenó de comentarios de apoyo dentro del ambiente del básquetbol. Irán, su padre, presidente de la Federación, ya lo sabía hace tiempo. Su coach en Castro y también entrenador de la Selección, Cristian Santander, publicó en twitter: “Compañero, respetuoso, dedicado, responsable, amigo de sus amigos, respetado y querido por todos”.
El alcance de la nota traspasó fronteras. “Si logró tener tanta relevancia es porque es un tema que, lamentablemente, no está resuelto. No es sobre la orientación sexual, sino lo que hay detrás, hay que derribar esos estigmas y prejuicios que circulan en los ambientes deportivos”, dice el jugador a La Tercera.
Daniel es el primer basquetbolista profesional chileno en decir públicamente que es homosexual. En Argentina fue Sebastián Vega, quien en marzo también publicó una carta. El exjugador de la NBA, John Amaechi, lo contó cuando estaba retirado; a diferencia de Jason Collins, el único en activo, cuando aún jugaba en la mejor liga del mundo. Casos aislados, pues “la discriminación sigue presente en los deportes profesionales”, dice Óscar Rementería, vocero del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh). “Si estas declaraciones siguen haciendo eco es porque no hemos conseguido los avances esperados. El mensaje de Daniel es simbólico y también práctico”, añade.
Para Arcos fue una decisión importante, entendiendo que su ejemplo podía servir a otros. Sin embargo, la motivación de contar su privacidad nació de él. “No quería validación”, dice. Y añade: “Son tiempos de encierro que sirven para reflexionar. Es el mes del orgullo de la comunidad LGBT y me atreví a dar el paso como una forma de expresarme con amor hacia mi”.
Según relata el capitán de Castro, debido a la carta fueron muchos quienes le escribieron contando que intentaron hacer deporte y por sentirse discriminados debieron dejarlo. “No solo de básquetbol, también de rugby, fútbol y vóleibol, deportes colectivos donde les fue imposible desarrollarse. Unos quedaron a mitad de camino, otros estuvieron años y se cansaron. Es un tema por trabajar. El deporte no es solo de capacidades físicas, también es mental, emocional y social”, explica el jugador.
El también terapeuta ocupacional supo llevar el ambiente en el que se desenvuelve con los comentarios de camarines, bromas o frases que, indirectamente, también iban hiriendo. Nunca las burlas fueron hacia él. “A veces incomodaban comentarios cuando se molestaban entre otros compañeros, cuando las escuchaba de entrenadores o preparadores físicos. Son burlas que siguen presentes que igual afectan, más cuando estás tratando de batallar contigo mismo en un proceso súper personal”, define Daniel.
“Se está avanzando en temas de inclusión y las nuevas generaciones lo tienen claro. Los adultos jóvenes tenemos que ser la generación bisagra para lo que viene”, dice el alero. “Quizás las personas mayores tienen un pensamiento más cerrado y no los culpo. Es cultural, con lo que se criaron, pero si queremos un cambio hay que hacerlo visible, si no es como si el tema no existiera”, argumenta.
La publicación de Daniel tiene más de mil comentarios, la mayoría apoyándolo. Y él, agradecido, sigue divulgando su mensaje a “esa gente que le cuesta asumir cosas”. “Que tengan un viaje a su interior, partir del amor propio y avanzar. Todos tenemos nuestros tiempos, lo importante es crecer. El deporte tiene que ser para todos, porque entrega valores muy buenos, amistades, me sirvió para viajar y nadie debería quedar excluido de eso. Ojalá el día de mañana no existan closets y nadie deba exponer su privacidad para derribar estos estigmas”, concluye Arcos, el basquetbolista que abrió la puerta.