Novak Djokovic buscará en París 2024 el único logro que no le ha dado el mundo del tenis. Tanto en Beijing, Londres, Río y Tokio el serbio se quedó sin el oro de manera dolorosa, teniendo que conformarse con solo un bronce, el cual consiguió en un lejano 2008.
Ahora, con 37 años en las espaldas, sabe que es su última oportunidad y por lo mismo no quiere dejar nada al azar. En un decisión que ya había tomado en Río 2016, el 24 veces campeón de Grand Slam optó por no alojarse en la Villa Olímpica de París, instalándose en un hotel parisino en donde estará junto a su equipo y familia.
La decisión está completamente ligada a la experiencia del serbio en Tokio 2020, donde fue una de las grandes “atracciones” de la Villa. No solo posó para cientos de fotografías, sino que también hizo estiramientos con el equipo belga de gimnasia, ofreció consejos a los jugadores de voleibol de Turquía y un sinfín de actividades con sus compañeros de delegación. “Estoy disfrutando cada segundo. Te alojas en la Villa, con más de 10.000 atletas, intercambiando conocimientos, experiencias, sobre la vida, sobre el deporte. No se tiene este tipo de experiencia en ningún otro lugar”, confesó en aquella oportunidad.
Una experiencia única, pero que también trajo consecuencias o al menos eso cree tres años después. “Quiero más intimidad y poder estar concentrado en el torneo. La Villa es una de las mejores experiencias durante unos Juegos, pero se resiente tu energía. Iré a visitarla, pero no creo que no estar allí es mejor para mí”, explicó este jueves en París.
No es una situación nueva para el de los Balcanes, quien en Río 2016, donde era el gran favorito, tampoco se quedó con las delegaciones mientras jugaba. “Vamos a estar por lo menos una semana en la villa, antes de que comience el tenis. Una vez comience la competición prefiero tener mi espacio, privacidad y tranquilidad para entrenar”, contaba hace ocho años Nole.
La última gran oportunidad
Cuando los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 se lleven a cabo, Novak Djokovic tendrá 41 años. Por eso no hay dudas: París es su última oportunidad de colgarse el oro. Si bien el serbio siempre ha tenido un físico privilegiado, parece una utopía que en cuatro temporadas más pueda darle batalla a los mejores jugadores jóvenes de la actualidad, quienes ya le están dando serios problemas. En enero perdió ante Jannik Sinner en las semifinales del Australian Open y hace dos semanas cayó en la final de Wimbledon frente a Carlos Alcaraz.
Estos serán sus quintos Juegos Olímpicos, tras haber participado en todas las ediciones desde Beijing 2008 hasta la actualidad. Fue precisamente en China donde consiguió la única medalla que tiene a su haber. Fue la de bronce, tras derrotar a James Blake en aquella definición.
En Londres 2012 cayó en las semifinales ante Andy Murray y después ante Juan Martín del Potro en el duelo por el tercer el puesto. El argentino eso sí no solo iba a ser su verdugo en el césped británico, sino que también iba a romper el sueño del serbio cuatro años después. Aunque en un contexto mucho más dramático.
Novak apareció en Río 2016 como el gran favorito. Con el número uno del mundo bajo el brazo y como ganador de cuatro de los últimos siete Grand Slams que se habían disputado, el serbio soñaba con su primer Oro en tierras sudamericanas. Por lo mismo el golpe de caer en primera ronda ante Juan Martín Del Potro fue total. Abandonó la cancha superado por las lágrimas e inclusos sus cercanos no tiemblan en decir que ha sido la derrota que más le ha dolido.
Si en Brasil el sentimiento fue tristeza, en Tokio fue ira. No hubo lágrimas, pero sí raquetas rotas y gritos de furia. Nuevamente era el favorito (había ganado los tres Grand Slam de ese año) y nuevamente se quedó sin medalla tras perder el bronce ante Pablo Carreño Busta.
Una emotiva carta
En la previa al inicio del tenis en París 2024 (comienza este sábado) Novak Djokovic publicó una emotiva carta a través de ITF. Ahí relató sus experiencias previas y el significado que tiene la cita de los anillos en su carrera.
“Gané una medalla de bronce hace bastante tiempo, en Beijing 2008. Tuve el enorme honor de portar la bandera serbia en la ceremonia de apertura. No he participado en la inauguración desde Londres 2012, así que espero estar disponible. Realmente disfruto mi experiencia en los Juegos Olímpicos, no se parece en nada a todo lo demás”, arrancó diciendo.
Fue tras aquello que volvió a confesar lo importante de París en su calendario: “Ser parte de los Juegos Olímpicos, representar a mi país, es un gran privilegio y honor. Es tan especial ser parte del evento deportivo más antiguo de la historia. Claramente que ganar una medalla dorada o cualquier medalla es un gran anhelo y deseo, una de mis grandes prioridades y objetivos de la temporada. No hay ningún secreto sobre eso”.
“Poder cenar con los mejores atletas del mundo, interactuar con ellos, hablar sobre sus métodos, preparación, entrenamiento y desempeños, y compartir también los tuyos. Realmente es muy inspirador, no se asemeja a ninguna experiencia que haya tenido en carrera individual”, dijo a modo de cierre.