La redención de Ricciardo
El piloto de Red Bull dominó de principio a fin en las calles de Mónaco, pese a que corrió 50 vueltas con su motor averiado.
"Increíble. No sé cómo lo hiciste", le confiesan por la radio a Daniel Ricciardo mientras cruza la línea de meta. El australiano solo responde con una palabra: "Redención".
El piloto de Red Bull se quedó con el mítico gran premio de Mónaco en una carrera que dominó de principio a fin, aunque no sin apuros. Ricciardo mantuvo el ritmo aguantando con aplomo y pie firme la presión de Vettel y Hamilton desde atrás. Los adelantamientos no abundan en el principado, por lo que sus estrechas calles le brindaron la ayuda que necesitó para sobrellevar 50 vueltas con un motor disminuido. Se ganó su revancha.
Hace dos años, el oriundo de Perth dominaba Mónaco en una carrera perfecta. Ingresó a pits y tuvo que esperar 10 segundos por sus neumáticos. El error de su equipo le costó una victoria que era segura.
Ayer nada de eso pasó. Sin embargo, en la vuelta 28 un problema de su motor hizo que perdiera potencia. El MGU-K, -la unidad que convierte la energía cinética en eléctrica- falló, haciendo imposible el uso de la séptima y octava marcha. Su equipo le comunicó que estaban al tanto, pero que no podían hacer nada. Que no era posible arreglarlo en pits. Que aguantara como fuera.
La frustración lo invadió. Y sus perseguidores se acercaron. Vettel se pegó a su cola tan rápido como se enteró de la falla que le costaba a Ricciardo casi 20 km/h en la velocidad máxima.
El piloto de 28 años no tuvo más remedio que resistir con lo que tenía. Y lo hizo, pese a la ventaja en ritmo que consiguió el alemán de Ferrari. Cuidó de su motor y de no dejarse sobrepasar. Luchó por borrar la pesadilla de hace dos años y por ganarse su redención.
"Creo que puedo demostrar más emoción ahora. Finalmente siento que la redención llegó. Tuvimos mucho con lo que lidiar durante la carrera. Perdí potencia y pensé que la carrera se terminaba, pero logramos ganar usando solo seis marchas", declaró Ricciardo tras la carrera. Y añadió: "Hay mucho por procesar, pero es probable que este sea el mejor fin de semana de mi carrera". Ricciardo entierra sus demonios en Mónaco.
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