El miércoles pasado, en el estadio Tierra de Campeones de Iquique, la Roja Sub 23 (al mando de Eduardo Berizzo) venció por la mínima a Perú, con el gol de Alexander Aravena. En ese grupo de jugadores, ahora, está puesta la ilusión de que tire el carro para el anhelado recambio de la selección chilena, tomando el testimonio de la Generación Dorada. De la plantilla convocada, 21 futbolistas tienen algo en común: cumplen con la regla del minutaje de juveniles que exigen las bases del Campeonato Nacional. Los clubes tienen que jugar, al menos, el 70% de los minutos (1.890) del torneo con un Sub 21 en la cancha, en una regla que comenzó a regir desde la temporada 2015-2016.
Ya sea por obligación o por convencimiento, la medida ha significado un aumento en la presencia de los Sub 21, no solo en la Primera División. Es cosa de ver el caso de Universidad de Chile, sumergida una vez más en la empantanada lucha por la permanencia, que fue el primero en cumplir en este torneo, cuando todavía restan siete fechas para el final.
Son las inferiores los principales proveedores de los planteles de honor, por lo tanto, el gran activo de las instituciones (en la teoría). En ese sentido, la venta de futbolistas es clave en el ítem de los ingresos.
Los números indican que la regla ha ayudado a la consolidación de jóvenes, que han podido mantenerse después, cuando ya no tienen la mochila de jugar por cumplir. Según cifras de la ANFP, en la temporada 2021 fueron 144 jugadores los que contribuyeron a la sumatoria, que arrojó un total de 61.860 minutos. En 2020, fueron 126 los juveniles participantes. Pero lo que se resalta es que esos mismos jóvenes que fueron Sub 21 y se convirtieron en titulares, llegaron a ser transferidos, reimpulsando las ventas de un alicaído fútbol local.
Desde el surgimiento de la norma, se han vendido cinco jugadores a Europa. Se trata de Luis Rojas, Tomás Alarcón, Diego Valencia, Víctor Felipe Méndez y Marcelino Núñez. Los tres últimos partieron este año, dando un salto en sus respectivas carreras, hacia ligas de mayor competitividad.
Núñez se fue al Norwich City, del Championship inglés, por 4 millones de dólares, firmando por cinco años. Con el paso de los partidos, se ha ganado un puesto en los Canarios y las críticas positivas tanto de los hinchas como de sus compañeros. “Marcelino Núñez es muy ordenado con el balón y se ha adaptado de inmediato a cómo queremos jugar y hacer las cosas. Es fantástico jugar a su lado”, declaró el mediocampista Kieran Dowell. El de Colina tiene seis encuentros y un gol en la liga.
Por su parte, Valencia fichó en la Salernitana, de la Serie A, hasta 2026, dejando en las arcas cruzadas US$ 2,5 millones. El ariete acumula 55 minutos en cuatro encuentros del Calcio. La tercera transferencia es la de Méndez, de Unión Española al CSKA de Moscú, por US$ 2,5 millones. En la semana fue titular, por la Copa de Rusia.
En el caso particular de los dos canteranos de Católica, ambos fueron de los juveniles con más minutos durante la temporada 2021, cuando cumplían la norma. El delantero (categoría 2000) fue el líder del minutaje el año pasado. Registró 2.510′ en 31 partidos, promediando 81′ por juego. Por su parte, el volante (también categoría 2000) jugó 2.077′ en 25 encuentros; 83′ por cotejo.
Méndez (categoría 1999), que llegó a convertirse en el capitán de los hispanos, cumplía con el minutaje en 2020 y fue de los líderes en aquel ítem, con un total de 2.662 en 32 partidos. De hecho, el que más minutos hizo en esa temporada, atravesada por la pandemia, fue Carlos Palacios (2.896′), quien partiría con posterioridad a Brasil.
Otro dato a considerar indica que los tres futbolistas vendidos en este mercado sumaron 200 partidos cumpliendo la regla Sub 21: 80 de Valencia, 72 de Méndez y 48 de Núñez.
Quien también logró ser un inamovible en su escuadra fue Tomás Alarcón. En julio de 2021, O’Higgins lo vendió al Cádiz de España por 2 millones de dólares. Este viernes, el seleccionado nacional fue titular en la derrota 3-0 con el Celta de Vigo, en el arranque de la cuarta jornada de LaLiga.
La excepción a la regla fue el caso de Luis Rojas (categoría 2002), quien fue transferido desde la U al Crotone de Italia, en septiembre de 2020, con poco y nada de presencias en el primer equipo laico. Fue adquirido por US$ 1,6 millones. Rojas fue cedido al Bologna para la segunda parte de la campaña 21-22, pero para la actual volvió al elenco dueño de su carta, que está en la Serie C (tercera).
Marcas
El fútbol nacional no exportaba jugadores a Europa desde hace cinco años. A mitad de 2017, la UC vendió a Guillermo Maripán al Alavés de España. Luego, en 2019, el zaguero sería transferido al Monaco, erigiéndose como el defensa chileno más costoso de la historia: US$ 18 millones. El otro que partió fue Simón Ramírez, actual lateral de Unión La Calera, que dejó Huachipato para recalar en el Benfica, por 760 mil dólares.
Las partidas prácticamente simultáneas de Núñez, Valencia y Méndez permitieron otro hito. No se vendían tres jugadores en una misma ventana de transferencias desde 2014. Pasaron ocho años, cuando se produjeron cinco traspasos: Nicolás Castillo (de Católica al Brujas), Charles Aránguiz (de la U al Udinese, acabando en Internacional de Porto Alegre), Pablo Hernández (de O’Higgins al Celta), Igor Lichnovsky (de la U al Porto) y Enzo Roco (desde la UC al Elche).