Asegura dirigir el Mundial: la reinvención de Nicolás Córdova para devolver a Chile Sub 20 al hexagonal del Sudamericano
La Roja consiguió acceder a la ronda de los seis mejores del torneo después de 12 años de fracasos. Lo hace de la mano de quien es, además, el jefe de las selecciones menores de Chile.
La Selección Sub 20 ha vuelto por fin al hexagonal final del Sudamericano de la categoría. Paradójicamente, justo en el certamen en el que no pelea por un objetivo concreto. En su condición de anfitrión del próximo Mundial, que se jugara en Chile entre el 27 de septiembre y el 19 de octubre, el combinado nacional tiene un cupo garantizado. Sin embargo, esa condición no le resta mérito al logro: después de 12 años de decepciones, el combinado nacional se instala en la definición por el título
Nicolás Córdova es el responsable del éxito del plantel nacional. Desde el borde del campo de juego, se entiende, considerando el buen nivel que han mostrado figuras como Juan Francisco Rossel. El exmediocampista se consolida en un rol crucial: la búsqueda de nuevos talentos. Como técnico de primeros equipos había tenido éxito en Palestino y Santiago Wanderers. Con los árabes alcanzó los cuartos de final de la Copa Sudamericana de 2016 y con el Decano, logró el título de la Copa Chile 2017. Esa temporada fue contradictoria, porque los porteños terminaron descendiendo. Pasos por el Universitario, de Perú, y el Al Rayyan, de Qatar, completan su recorrido en equipos. También dirigió a la selección Sub 23 de Qatar.
La reinvención de Nicolás Córdova, el técnico que devolvió a la Sub 20 al hexagonal final del Sudamericano
Córdova experimenta una auténtica reinvención. La campaña que ha cumplido con la Sub 20 empieza a dejar en el olvido la decepción que sufrió en las mismas tierras llaneras, cuando dirigió a la Sub 23 en el Preolímpico en el que Chile no logró un cupo en París 2025. Por el Grupo B, la Roja terminó cayendo por 1-0 contra Perú, venció a Uruguay por la mínima para luego sufrir una dura goleada contra Argentina por 5-0. Si bien cerró con un triunfo por 2-1 contra Paraguay, no pudo clasificar a la fase final de la competencia. De hecho, el estratega llegaba al actual torneo con la obligación de dejar una buena imagen y de realizar una buena campaña: la condición de anfitrión no le garantizaba dirigir el Mundial. Un eventual papelón, por ejemplo, le habría costado el puesto.
Esa vez, Córdova abogó por una labor más profunda, en una faceta que tuvo que ver con el rol para el que fue contratado originalmente: jefe de las selecciones menores. Ese día, también pidió hacerse cargo del combinado juvenil. “Hay muchísimo trabajo por delante y no tiene que ver con el entrenador de turno. Debemos ponernos de acuerdo para poder volver a competir. Yo me pongo al frente como responsable de esta situación”, comentó después de la derrota contra la Albiceleste. “Hay un montón de cosas que debemos mejorar, sobre todo en lo físico. A este nivel no estamos acostumbrados a jugar partidos de tanta intensidad y cada pocos días. Es un tema país, no solo de esta selección”, diagnosticó.
No fue el único dardo. Córdova no tuvo ningún tapujo para criticar la preparación física de los jugadores, en un dardo que iba directo a los elencos del fútbol chileno. “Hay que subir el estándar físico de nuestro país. Así no podemos competir. No nos da más, hoy nos pesó, Argentina nos pasó por encima. Hay muchísimo trabajo por delante y no tiene que ver con el entrenador de turno. Debemos ponernos de acuerdo para poder volver a competir. Yo me pongo al frente como responsable de esta situación”, dijo.
Hace poco, aludió al desafío en el Sudamericano. “Creo que es el desafío más importante de mi carrera, pero no solo por el hecho del Mundial, sobre todo por lo que significa estar a cargo de un proyecto deportivo de la magnitud de una selección juvenil y más aún en los tiempos que estamos viviendo a nivel de selección”, estableció en la radio ADN.
“Ya llevamos dos Mundiales sin poder ir a competir y necesitamos poder generar este tipo de proyectos a largo plazo para poder volver donde estuvimos y nos gustó tanto”, agregó. “Vimos hartos déficits cuando llegamos y creo que cuando uno genera esta forma de trabajar tiene que hacerse cargo de esos déficits que hemos encontrado. Uno es el tema físico a nivel estructural y de velocidades. Hemos avanzado harto, pero todavía estamos al debe”.
Esa vez, reiteró su oposición a la regla que obliga a utilizar jugadores Sub 21. “Esto no lo digo por un gusto personal, sino porque a nivel estadístico hoy somos el noveno país de Sudamérica que menos hace jugar a los jugadores jóvenes del 2005 hacia adelante. La realidad es que nunca nos hemos sentado como fútbol a hacer reglamentos para todos, simplemente se hace cada año un reglamento que pueda beneficiar a uno u otro”, lanzó.
“Esto termina siendo un problema por todo, para quien no tiene jugadores y quien sí tiene y debe hacerlos jugar por el jugador que cobra 30 mil dólares. Es un problema para todos, para nosotros que no podemos entrenar porque si llamamos a los jugadores no van a jugar. Acá hay que sentarse realmente y pensar qué queremos con toda esta regla”, sentenció, en una aguda mirada.
Una nueva oportunidad
Hoy, el panorama es radicalmente mejor. El triunfo por la cuenta mínima de Paraguay sobre Venezuela le entregó a la Roja la clasificación a la segunda fase del torneo, el tónico que Córdova y su staff buscaban para encaminar la preparación para el gran objetivo: ser protagonistas en la cita planetaria que se disputará en el país.
La Roja se ubica en la segunda posición con seis puntos, los mismos que Paraguay. Están detrás de Uruguay, que tiene nueve. La Roja asegura la clasificación por el criterio de desempate en caso de que Venezuela la iguale en puntaje: el “duelo directo” entre ambos elencos. Chile venció por 2-1 al anfitrión en la primera fecha.
El estratega sonríe. Apenas se concretó el triunfo guaraní sobre los llaneros, utilizó su cuenta en Instagram para resaltar el logro que habían alcanzado sus dirigidos. Una imagen del plantel y el cuerpo técnico, encabezada por una bandera chilena, un balón de fútbol y un cerebro, a modo de resumen de los elementos que se conjugaron para conseguirlo, antecedían al mensaje que destacaba la realización: “Después de 12 años, al hexagonal final”. Córdova sonreía. Su reinvención estaba consolidada.
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