La revancha de la Negra
La peruana Analí Gómez, ganadora en Pichilemu, tiene una dilatada trayectoria surfista que conjuga con la labor social.
Analí Gómez (32, Punta Hermosa, Perú) se llevó el sábado los 1.500 puntos, US$6 mil y la copa del Pichilemu Women's Pro 2018, un premio que encontró en su cuarta participación en el evento de Punta de Lobos, valedera para la Copa del Mundo. En un cerrado desenlace se impuso a la campeona defensora y favorita para revalidar el título, la costarricense Leilani McGonagle, a quien Gómez elogió después de la final. "Leilani estaba siendo la caserita de este evento y es una gran competidora. Tiene buen timing para estas olas, son como las del lugar donde ella vive y está acostumbrada. Ganó el año pasado y se le veía con mucha confianza, pero cuando entré al mar le dije que no se la dejaría fácil y me tocaría a mí esta vez".
La experimentada sufista se quitó una cuenta pendiente que traía en su curriculum. En 2017 se proclamó tricampeona de la WSL South America, que la erigió como la primera sudamericana en conseguirlo. Sumado al título mundial del ISA World Surfing Games que conquistó en 2014.
Pero la peruana tuvo que enfrentar adversidades en su carrera, ya que en 2016 reclamó públicamente en su país por la dificultad que tuvo para encontrar auspiciadores que la apoyaran. Lo calificó como un acto de racismo: "Las marcas de surf estuvieron auspiciando a modelitos en vez de a la gente que se mataba por tener éxito en esta actividad, sacando la cara por su país. Fue lo que yo dije hace un tiempo, era lo que sentía".
A diferencia de esa época donde solo contaba con los recursos del gobierno, hoy goza de gran cantidad de auspiciadores. "Por suerte se han abierto las puertas, no solo para mí, también para otras chicas que traen logros para Perú. Con estos resultados he demostrado que las cosas se pueden lograr con trabajo y eso es bueno, porque así más gente tendrá oportunidades para hacer carrera en este deporte", señaló.
Fuera del surf, la Negra también dedica su tiempo a la labor social, algo que conecta con la disciplina que ama. "Hace dos años formé una ONG (Surf para todos) para chicos de bajos recursos pero con grandes virtudes en el surf. Trato de darles clases, sacarlos de la calle, buscarles donaciones de implementos y tablas. Intento conseguirles becas para campeonatos del circuito nacional para que tengan acceso y practiquen este deporte que tanto me gusta", explicó.
Su siguiente objetivo está puesto en los Panamericanos específicos de surf que se disputarán en diciembre en Punta Roca, su tierra, clasificatorios para los Juegos Panamericanos de Lima 2019. De estos además fue nombrada embajadora deportiva. También sueña con algún día acceder a unos Juegos Olímpicos: "Será especial al ser en mi casa, con mi gente y me toca disfrutar".
Luego de varios intentos fallidos, pudo dominar las olas de Pichilemu en un marco que describió como magnífico. Además, festejó con pizza y cerveza después del podio, donde acabó al borde de las lágrimas y no paraba de saltar.
"Estoy recontra contenta, es la cuarta vez que vengo y siempre me había quedado en cuartos de final. Las chicas están en un nivel altísimo y las olas estuvieron de lujo este año, con poco viento. A quien le saliera la ola, iba a ganar. Me tocó a mí en el último minuto y pude hacer mi trabajo", señaló, con una sonrisa que no se la quitaba nadie.
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