La revancha de Steph
Esta noche, la chilena Joffroy (26) será olímpica por segunda vez. La primera, en Sochi, terminó de la peor manera: en un hospital con la rodilla derecha destrozada.
Sochi 2014. Stephanie Joffroy (26) es una de las cartas principales de la delegación chilena y hasta el momento cumple con las expectativas. Está teniendo una gran presentación en el esquí cross, su especialidad, y mantiene el tranco en los cuartos de final. Parece imparable. Hasta que se cae. Entran los paramédicos con una camilla. Por el ambiente se puede concluir que es grave. Y los exámenes después lo confirman: rotura de ligamento cruzado anterior y de menisco externo de la rodilla derecha. Steph tiene que abandonar en lo que se avizoraba como una actuación histórica.
"Me acuerdo bastante bien del momento, pero no es algo que me pase por la mente todos los días tampoco. Caerse es parte del juego. Que te pase en los Juegos Olímpicos no es inevitable tampoco. Lo importante es haberme levantado", le cuenta Joffroy a La Tercera desde a Pyeongchang, donde esta noche buscará una revancha no sólo por lo sucedido en Rusia hace cuatro años. También por todo lo que vino después.
La de 2014 fue la primera de cinco operaciones a las que se tuvo que someter hasta 2017. "Lamentablemente mi recuperación fue súper complicada. Estuve dos años donde me costaba recuperar mi musculatura y amplitud de la rodilla. Me hicieron muchas infiltraciones de corticoides y también tres operaciones más en los dos años siguientes", agrega la esquiadora al relato de los años más difíciles de su carrera.
Son las consecuencias de competir en esquí cross, una modalidad de riesgos. A nivel olímpico, es una carrera en bajada, entre cuatro esquiadores por una pista con distintos obstáculos, que pueden ser saltos o curvas. Es parecido al BMX o al moto cross, pero en una pista con una pendiente pronunciada, lo que aumenta la velocidad respecto de esas especialidades. El recorrido dura un minuto y medio en promedio.
La cuartofinalista de Sochi, el año pasado, por fin sentía que podía volver a su nivel. Estaba mucho mejor. Al regresar a Chile después de una Copa del Mundo, sin embargo, los ligamentos le jugaron otra mala pasada. Esta vez fue el cruzado, pero de la otra rodilla, la izquierda. Joffroy cuenta: "Me lo tomé con calma, porque ya conocía el camino, y con harta fe de que no tenía por qué ser tan complicado como la lesión de Sochi. Y así fue: a los seis meses pude esquiar de nuevo y a los nueve meses estaba compitiendo".
Con todas las turbulencias físicas superadas, la esquiadora por fin se pudo preocupar de lleno en la clasificación a Corea. Y la logró. Aunque no con la anticipación que le hubiese gustado. Pero no acude tan ambiciosa y competitiva como hace cuatro años. Las lesiones la llevaron a medir sus objetivos. "Es una linda oportunidad; no fue fácil para mí clasificar", afirma.
Ante la posibilidad de mejorar su suerte de hace cuatro años, advierte: "Esta vez no llego con las mismas armas. Es una superación personal. Para mí lo más importante es dar lo mejor de mí y entregar mi mejor esquí. Esto pasa por tomarle buen ritmo a la pista durante los entrenamientos y buscar fluidez y agresividad durante la competencia".
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