La Roja cae ante Uruguay y ahora apunta a Colombia

CHILE 0 - URUGUAY 1

Chile: G. Arias; G. Medel (54', I. Lichnovsky), G. Jara (89', N. Castillo), G. Maripán; P. Díaz, E. Pulgar, O. Opazo; Ch. Aránguiz, P. P. Hernández; E. Vargas (77', J. Fernandes), A. Sánchez . DT: R. Rueda.

Uruguay: F. Muslera; G. González, D. Godín, J. M. Giménez, M. Cáceres; G, de Arrascaeta (76', J. Rodríguez), R. Bentancur, F. Valverde (90'+2', S. Coates), N. Lodeiro (46', N. Nández); L. Suárez, E. Cavani. DT: O. Tavárez.

Goles: 0-1, 82', Cavani cabecea un centro de Nández y la pelota se cuela cerca del palo derecho de Arias.

Árbitro: Raphael Claus (BRA). Amonestó a González (URU).

Estadio Maracaná (Río de Janeiro). Asistieron 49.275 personas.

Uruguay termina el invicto de Chile en la Copa América. El acumulado entre Brasil 2019 y la Centenario 2016. En total, siete partidos sin conocer derrotas, que se cortan con el 1-0 a favor de la Celeste, que con gol de Cavani se adueña del Grupo C y envía a la Roja a enfrentar a Colombia en los cuartos de final.

Equipo A, equipo B. Con o sin bajas. Chile y Uruguay animan un partido de dientes apretados. El que se ríe, desentona. Da la mismo que los dos ya estén clasificados a los cuartos de final, hay una rivalidad detrás. Hay recuerdos recientes, polémicas, que avivan la pelea en el Maracaná.

La tensión existe, sí. No así la emoción del futbol jugado con galanura. La pierna fuerte y los agarrones se imponen sobre un buen pase o un drible endiablado. Hay excepciones, obviamente. En especial cuando la pelota le llega redonda a Alexis Sánchez. El tocopillano se ve picante, ganoso, encarador. Desajusta a los charrúas, con mucha mayor libertad que en los dos partidos anteriores. Es el efecto del esquema que dispuso Reinaldo Rueda sobre la cancha del Maracaná.

Porque el técnico colombiano cambió la fisonomía de la Selección. No solo en nombres (cuatro cambios), sino también en el esquema. Línea de tres en el fondo, dos carrileros que son más laterales que punteros. Aránguiz y Hernández son los internos encargados de la creación, mientras que Vargas y Alexis pelean arriba contra los colosos que custodian el área de Muslera.

No se ve mal Chile. Los primeros 15 minutos le pertenecen, con la posesión de la pelota. Circulación, pase corto, a veces excesivo. Pelotazos cruzados, de Pulgar y Aránguiz, o de Gonzalo Jara, cuando nacen desde la retaguardia.

Uruguay es la epifanía de la competencia. Tiene jerarquía, jugadores aguerridos. Rápidamente se reacomoda frente a la sorpresa chilena. Y así, con un estilo muy directo, empieza a complicar a la Roja. Suárez y Cavani, dos animales ofensivos, se activas. El del Barcelona se crea la más clara del primer tiempo, pero Gabriel Arias achica con criterio, primero, y luego con viveza. Salva el gol. Tampoco es que la Celeste domine a placer. Es un partido muy friccionado, de control repartido hasta el final del primer tiempo. Lo más curioso, sin amarillas.

El trámite no varía en el complemento. De hecho, se consolida. El partido se juega principalmente en el mediocampo, los delanteros casi no tienen espacios. Gary Medel en el suelo, pidiendo el cambio, se transforma en el momento de mayor nerviosismo. Rueda lo saca, Lichnovsky tiene su estreno en partidos oficiales. Chile no pierde fuerza, pero sí buen pie para la salida.

Paulo Díaz se eleva entre los gigantes charrúas y su cabezazo es despejado en la línea por Giménez. Era el primero, no se da, pero la Selección toma confianza. Aprieta y se ve mejor, hasta que un hincha se mete a la cancha y vuelve a enfriarlo todo. Quedan poco más de 10 minutos, el empate parece sentenciado.

Pero Uruguay tiene Cavani. Y está libre en el área chilena. Su cabezazo, en las narices de un Jara congelado, se clava cerca del palo. Un castigo para la Roja, un premio a la contundencia del rival. El primer lugar del Grupo C se escapa.

Ya está. Chile pierde. Ahora debe concentrarse en Colombia, su rival en los cuartos de final. La cita es el viernes, con equipo completo. Comienza la Copa América de verdad, donde los errores se pagan con la vida.