El tiempo pasa y Dani Alves bien que lo sabe. El futbolista lleva casi diez días en la cárcel tras ser acusado de violar a una mujer de 23 años en una discoteca de Barcelona, y todo indica que su estancia en prisión se prolongará, pues las pruebas en su contra son cada vez más contundentes.
Es por esto que el brasileño está tratando de adaptarse a Brians 2, centro al que fue trasladado hace unos días. A la espera de que su defensa interponga un recurso para revertir la orden de prisión preventiva y solicite la libertad provisional, se conocieron más detalles de su estadía en el penal.
Según consignó el diario La Vanguardia, Alves está teniendo una “adaptación modélica”. Incluso, el pasado jueves, el mundialista disputó su primer partido de fútbol en la cárcel: “Se asomaron discretamente funcionarios, profesionales externos, personal de la dirección y la totalidad de los reclusos del módulo vecino, que se pegaron al vidrio para no perder detalle”, indicó el medio catalán.
En esa línea, el periódico hispano aseguró que los directivos de la cárcel tomaron la decisión de impedir la visión entre los dos módulos con una tela, para que el recinto contiguo no afecte a los vecinos del futbolista y así puedan recuperar su “normalidad”. Además, la presencia del brasileño, por razones obvias, trajo consigo un gran interés y una alta presencia de espectadores, por lo que la determinación también tiene el propósito de evitar que “tanto público entusiasta” observe los duelos que lo involucren.
“Uno más”
Alves está intentando hacer una vida propia a la de cualquier recluso. Según relata el diario mencionado, el futbolista le aseguró a otros presidiarios que ahí es uno más: “El futbolista se ha quedado fuera, y el Dani que está aquí es uno más. Aceptaré lo que venga”.
Además, el defensor tuvo una particular confesión para relacionar su situación actual con las complejidades que vivió en su juventud: “Me fui de casa con apenas 15 años. He superado en mi vida situaciones muy difíciles y complicadas. Esta será una más que pasará. No me asusta nada”.
Después de jugar al fútbol y asentarse en la prisión, Alves se reunió con sus nuevos abogados, Cristóbal Martell y Arnau Xumetra, en modo de presentación. Ahí, sus defensores le presentaron los argumentos del recurso para pedir la libertad bajo fianza, ante lo que habría aclarado que no tiene “ninguna intención de fugarse”.
También, le dejó en claro al letrado su postura de no recibir familiares en el recinto. El futbolista no quiere ser visitado por sus padres, especialmente por Lucía, su madre, quien se está hospedando en un hotel de Barcelona. Según asevera el medio, Alves asegura que “siente vergüenza” de que su progenitora se presente en la prisión.
Cabe destacar que el oriundo de Juazeiro fue ingresado a un módulo donde solo hay denunciados por delitos de índole sexual y que sus sentencias aún no hayan sido dictadas. Es decir, todos están en una situación similar a la de él. En ese sentido, un hecho curioso marcó la estancia del jugador. Su compañero de celda es un compatriota apodado igual que un excompañero en el Scratch: Coutinho. El hombre nada tiene que ver con el actual jugador del Aston Villa, aunque sí tuvo relación con otro seleccionado que pasó por la cárcel, pues durante un tiempo fue parte de la seguridad privada de Ronaldinho.