El 1 de diciembre de 1994, Vélez Sarsfield toca el cielo con las manos. En Japón, el equipo de Carlos Bianchi derrota por 2-0 al Milan de Fabio Capello y obtiene la Copa Intercontinental, el mayor hito de su historia. El autor del segundo tanto fue Omar Andrés Asad, el Turco, quien fuera elegido el mejor jugador del partido.
El otrora delantero, hoy devenido en entrenador (su último paso fue en el Always Ready de Bolivia), es una insignia de la tienda de Liniers. Cuatro meses y cuatro días antes de aquella gloriosa jornada en Tokio, Asad había sido padre de Yamil (un 27 de julio). Como la sangre tira, el pequeño oriundo de Buenos Aires seguiría los pasos de su padre y se convirtió en futbolista.
La carrera como jugador del Turco Asad (fue un potente delantero) se desarrolló completamente en Vélez. Del mismo club surgió Yamil, volante ofensivo, quien arribó sin mayores aspavientos a Universidad Católica para la temporada 2022. Luego de quedar libre, tras su último paso en el D. C. United de la MLS, refuerza a la UC pensando en el añorado pentacampeonato y en la Copa Libertadores. Carlos Carmona, su compañero en Atlanta United, le dio buenas referencias de la institución. “Me dijo que llegaba a un club muy ordenado, uno de los tres grandes de Chile. Qué mejor que la aprobación de él para saber y sumarse a todo lo que recibí de Católica”, manifestó en su presentación. Usará el dorsal 5, que dejó Valber Huerta.
El Turquito Asad es uno de los numerosos ejemplos de un fenómeno peculiar que se da en la Primera División: la presencia de hijos de reconocidos exfutbolistas (tanto nacionales como foráneos) que quieren ganarse un sitio en el fútbol local, o bien la siempre anhelada consolidación.
El lunes, en la goleada de Curicó Unido 4-0 sobre Huachipato, uno de los tantos fue de Diego Coelho. El centrodelantero uruguayo es una de las caras nuevas de los torteros y tuvo un comienzo con el pie derecho, aunque su pierna útil sea la izquierda. El atacante de 27 años tiene su primera experiencia en el extranjero, luego de jugar en Fénix, Nacional, Boston River, Defensor y Cerro.
Su papá es Walter Fabián Coelho, otrora mediocampista que marcaría un profundo idilio con el Bolso, uno de los colosos del país oriental. Ganó seis campeonatos nacionales con el Tricolor y con la selección adulta jugó 17 partidos, entre 1997 y 2000. Eso sí, su campaña más recordada fue en el subcampeonato en el Mundial Sub 20 de Malasia ‘97. Es de la generación de Marcelo Zalayeta, Nicolás Olivera, Gustavo Munúa y Pablo García, entre otros.
“Trato de estar cerca como padre y de darle espacio al futbolista”, afirmó Fabián sobre Diego, en 2017. Coelho hijo debutó con Martín Lasarte en Nacional, según él mismo reconoció.
La dinastía Zárate
Coquimbo Unido ha sido el elenco que más se ha reforzado para el campeonato, con el afán de permanecer en la máxima categoría. Una de las incorporaciones es Tobías Zárate, delantero argentino categoría 2000, que proviene de Deportivo Morón. El ariete de 21 años disputó 32 partidos en la segunda división transandina (denominada Primera Nacional) en 2021, anotando nueve goles. Canterano de Vélez, además cuenta con un paso por el Famalicao de Portugal. ¿El apellido suena familiar?
Efectivamente, el joven Tobías pertenece a una de las dinastías de futbolistas más reconocibles en Argentina, con un nexo especial con Chile: los Zárate. Es hijo de Rolando y sus tíos son Ariel, Sergio y Mauro. Todos formados en la cantera del Fortín. ‘Roly’, el padre, debutó en 1998 con el cuadro de la V azul de la mano de Marcelo Bielsa, siendo campeón del Torneo de Clausura. Su despegue le permitió llegar incluso al Real Madrid, aunque finalmente el cuadro merengue no compró su carta. Rolando, que llamaba la atención por su blonda cabellera teñida, también estuvo en River y jugó en México.
“Tobías llega cedido por un año (a Coquimbo). Es una buena oportunidad para que pueda seguir desarrollando su carrera. Chile es una buena plaza para el fútbol”, dijo Rolando Zárate hace días a El Deportivo, cuando se confirmó el arribo de su hijo, que a la vez es su representado.
De Barti al Káiser
Los casos de “el hijo de...” están multiplicados en el fútbol local. Quizás el más representativo es Bruno Barticciotto, la descendencia de Marcelo Pablo, ídolo de Colo Colo, que actualmente incursiona en las comunicaciones. Aunque su afinidad con el Cacique no se desinfla. Eso sí, su fanatismo por los albos no fue heredable. Bruno, delantero de 20 años, es confeso hincha de la UC, donde se formó. Luego de una temporada a préstamo en Palestino, retornó al tetracampeón nacional para pelear por un puesto. Tiene el agregado de que cumple con los minutos Sub 21 requeridos por reglamento (al igual que Clemente Montes y Gonzalo Tapia).
Luego de una larga teleserie veraniega, Vicente Pizarro renovó con Colo Colo. El volante zurdo, de 19 años, es el retoño de Jaime Pizarro, el Káiser, uno de los referentes históricos del cuadro de Macul. Además de ser una de las cartas de Gustavo Quinteros para cumplir con el minutaje juvenil, también es una opción de negocio para Blanco y Negro a futuro. Hay una coincidencia no menor: Vicente nació un 5 de noviembre de 2002 y poco más de un mes después (22 de diciembre), el papá Jaime fue campeón con el Cacique del Torneo de Clausura. El título en la quiebra.
Hay más. Si de dinastías se trata, los Galdames sobresalen. Los hermanos Thomas y Benjamín, hijos de Pablo Galdames, son compañeros en Unión Española. El atacante nació en México, mientras su padre militaba en Cruz Azul, lo que le ha permitido ser seleccionado azteca. La familia la completa el otro Pablo, seleccionado nacional, hoy en el Genoa de Italia.
También están los Arancibia. Francisco, extremo de O’Higgins, es el vástago del Polo y sobrino de Franz, Eduardo y Roque, todos exfutbolistas.
Dentro de los consolidados, se encuentra Franco Bechtholdt, referente de Curicó Unido, hasta llegar a ser capitán. Tal como su padre Carlos Bechtholdt, quien se desempeña como el gerente deportivo del cuadro albirrojo. Hay un par que no solo comparte el apellido, sino que también el nombre: Esteban Valencia y Fernando Cornejo. El retoño del Huevo se ha afianzado en Unión La Calera. Por su lado, el actual volante de Audax Italiano salió de las juveniles de Cobreloa, las que dirigía su papá, el inolvidable Corazón de Minero. Con 26 años, Cornejo junior pasó también por Coquimbo y la U.
Quienes apuntan a hacerse un espacio este 2022 son, por citar a un par, Bastián Roco en Huachipato (el hijo menor de Sebastián Roco, otrora central de Cobreloa y San Felipe) y Luckas Carreño en La Serena (retoño de Ángel Carreño, quien fuera un rocoso volante central). Así con los lazos de familia. El peso del apellido.