Desde que salió de común acuerdo de Ñublense, en septiembre pasado, Jaime García no ha podido regresar al fútbol. Si bien su nombre ha sonado en varios equipos, el oriundo de Cartagena no ha conseguido una oferta formal.
“No quiero hablar con nadie. Estoy con pena. Me siento mal y desilusionado. Estoy dedicado a mi madre y nada más. Me ha servido mucho”, dijo en enero pasado a El Deportivo el llamado técnico de moda, después de que los clubes de Primera y de la B cerraran sus planteles.
Y es que, de alguna manera, sorprendió la cesantía del DT, sobre todo después de llevar al cuadro chillanejo a la Copa Libertadores por primera vez en su historia.
“Me ha pasado la cuenta ser tan frontal. Mientras no le falte el respeto a alguien y no mienta, seguiré siendo igual. Y más por hacer crecer. Mi forma de ser no va a cambiar por plata y por nada. Yo busco objetivos sin agredir ni pasar por encima de nadie. No le hecho mal a nadie. Las estadísticas están ahí. Algo le aporté al fútbol”, reconoció en la misma entrevista.
Un nuevo horizonte
Sin embargo, la regular campaña de Santiago Wanderers, equipo de la Primera B, abre una posibilidad cierta para el adiestrador como la cabeza de un nuevo proyecto deportivo.
Incluso, García sostuvo una reunión con el máximo accionista del club, el empresario Reinaldo Sánchez, la semana pasada. Una conversación en la que el técnico expuso los parámetros de un eventual regreso al fútbol.
Una junta en la que el expresidente de la ANFP quedó conforme con lo expuesto por el entrenador, todo con el objetivo de lograr el despegue definitivo del cuadro porteño, que marcha en el décimo tercer puesto de la tabla de posiciones, entre 16 equipos.
A pesar de las buenas intenciones, ambas partes todavía están lejos en las cifras para confirmar la firma del técnico. Encima, la institución caturra debe definir el monto y las condiciones del eventual finiquito del uruguayo Francisco Palladino, todavía DT de los porteños.