La sentencia de Ronaldo con la que busca explicar su éxito: “Donde juegas, haces una fiesta en casa o firmas tu muerte”

El exdelantero brasileño entrega detalles de la alocada vida que llevaba en su época como futbolista. “A las siete de la mañana cogí el avión para Madrid, llegué a las nueve de la mañana con entrenamiento a las 10. Esto lo hice muchas veces”, revela.
Ronaldo fue uno de los goleadores más destacados del fin del siglo XX y principios del XXI. Brilló en el Barcelona y el Real Madrid. También en el Inter de Milán y el Milan. Con Brasil levantó dos Copas del Mundo. En la de Corea y Japón 2002, fue el máximo anotador.
Ahora intenta dar las claves de su éxito. En el podcast Charla dio a conocer algunos de los secretos que tenía. Enfocados en su capacidad de rendir pese a alocada vida que llevaba. “Iba a entrenar el lunes por la mañana, a las 10 de la mañana, jugué el sábado y luego me fui a París. Pasé el domingo en París y por la noche fui a la fiesta. A las siete de la mañana cogí el avión para Madrid, llegué a las nueve de la mañana con entrenamiento a las 10. Esto lo hice muchas veces”, contó.

En esa línea, el brasileño, además, intentaba incluir a todos en sus panoramas. “En la ciudad en la que juegas, o haces una fiesta en casa o firmas tu muerte. Entonces me diversifiqué, viajé. Siempre he sido de organizar fiestas, estructurar cosas de alto nivel. Siempre he tenido cuidado de hacer felices a todos”, reveló.
Aun así, el exariete desmiente que fuera flojo en las prácticas. “No sabía lo que tenías que hacer para ser jugador e hice lo que se me abrió el camino. Para ascender hay que buscar el desarrollo técnico, táctico y físico. La gente me dice mucho ‘eras un animal físicamente, qué regalo’. Carajo, entrené mucho, nadie llega tan rápido sin entrenar. No es sólo un regalo si no ponen delante a Usain Bolt que es muy rápido y le dicen que decida”, dijo.
“Siempre tuve claras mis características y ambición como jugador. Quería marcar goles y divertirme jugando al fútbol. Fue una buena temporada antes de que empezaran las lesiones, que eran complicadas”, complementó.
Sobre esto último, recuerda la herida que marcó su carrera. “En 1998 comencé a sentir una leve tendinitis y terminé bien el Mundial. Pensé que era algo normal que les pasa a muchos jugadores. A partir de 1999 empezó a empeorar mucho hasta que se rompió parcialmente. En el Inter cometimos un error al coser sólo parcialmente el tendón, pero nadie hubiera imaginado que seis meses después se rompería por completo”, siguió.
“Cuando se rompió, al principio pensé que me habían tirado con una piedra o un tiro. Me caí y puse la mano en la rodilla para sujetarlo y fue cuando me di cuenta de que algo se había roto y me hizo pensar en la cabeza. Empecé a llorar no de dolor, sino de miedo y me pregunté ‘¿qué me está pasando?, mi carrera y mi vida se acabaron’”, agregó. Aunque luego volvió a brillar.
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