A las 12 en punto, como estaba programado, Deportes Melipilla fue notificado como el ganador de la definición por penales ante Vallenar. Roberto Tobar había dado por finalizado el partido después de que el equipo de la Tercera Región no se presentara a la repetición de la serie, tras la decisión de la ANFP de repetirla ante el error reglamentario que cometió Eduardo Gamboa en la original, que se disputó en el norte.
Minutos antes se había realizado un extenso, pero a estas alturas impresentable protocolo. El cuarto juez, Felipe González concurrió a las 11.54 al vestuario visitante para recibir la planilla de juego y, tres minutos después, al que debía ocupar el local. Después de revisarlo y constatar que Vallenar no se había presentado, una situación que se conocía de antemano, informó al árbitro, Tobar, de que el cuadro nortino no se había presentado. Lo único que restaba era notificar a los Potros de que su rival no estaba en el campo de juego.
En el camarín, vestidos como si fueran a jugar, a sabiendas de que no iban a hacerlo, los dirigidos por Carlos Encinas esbozaron una celebración por el ascenso. Posteriormente, salieron a la cancha para retratarse ante un estadio virtualmente vacío, ante escasos testigos de uno de los bochornos más grandes en la historia del fútbol chileno.