"Deseo éxitos a todos los equipos y emociones inolvidables a los aficionados". Así, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, proclamó el inicio de la Copa del Mundo desde la tribuna del espectacular estadio Luzhnikí, con capacidad para 81 mil personas.

Putin, boicoteado en esta ceremonia por los líderes occidentales, se rodeó de sus amigos para dar comienzo a la mayor fiesta del fútbol, que arrancó con estrictas medidas de seguridad y ritmos latinoamericanos, ya que fueron los fanáticos peruanos, colombianos, mexicanos y argentinos los que animaron la jornada. Entre los mandatarios presentes destacaron los presidentes de Bolivia, Paraguay y Panamá, además de los dirigentes de países aliados del Kremlin y el príncipe saudí. Brillaron por su ausencia los líderes occidentales, que declararon el boicot a la inauguración, pero no al torneo. Los líderes de países como Alemania, Angela Merkel, o Francia, Emmanuel Macron, podrían asistir a partidos mundialistas, pero los Gobiernos del Reino Unido, Australia, Polonia, Dinamarca o Islandia anunciaron que no viajarán.

La ceremonia cumplió el lema de que el Mundial de Rusia no dejará frío a nadie. Fue una mezcla de los principales exponentes del alma rusa -la música clásica, las bellas artes y el ballet- y los nuevos ritmos de la cultura popular. La estrella del pop británico Robbie Williams fue el encargado de animar la fiesta con sus canciones. Uno de los momentos culminantes fue cuando Williams y la soprano rusa Aida Garufillina interpretaron juntos uno de los mayores éxitos del británico: "Angels".

Iker Casillas, campeón mundial en 2010, dio el vamos a presentar el trofeo oficial, mientras que Ronaldo dio el simbólico puntapié inicial. En realidad, lo amagó, puesto que el toque del balón lo hizo un emocionado niño ruso, gesto que despertó la primera gran ovación de la jornada.