La sonrisa más esperada de Tokio: Simone Biles vence a sus miedos y consigue el bronce en la viga de equilibrio

En su retorno a las competencias, la estadounidense demostró su felicidad y dio una postal digna de recuerdo. La mejor gimnasta de todos los tiempos logró una puntuación de 14.00 y se colgó una medalla antes de dejar Japón. No se bañó en oro, pero inspiró al mundo entero.



Desde que Simone Biles contó abiertamente sus problemas, el mundo la abrazó. Todos querían que la mega estrella sanara y volviese a sonreír. Algo que consiguió antes de dejar Tokio. La estadounidense decidió participar de la definición de la viga de equilibrio y aprovechar el último día de competencias en Japón. Lo hizo con un rostro que explotaba felicidad y con una rutina que le valió la medalla de bronce.

Cuando los megáfonos la nombraron, el estadio se vino abajo. Todos apoyaban a la reina de la gimnasia en su esperado retorno, y le mandaban fuerzas para que disfrutase antes de terminar los Juegos. Eso era lo importante en esta jornada, darse la oportunidad a si misma de poder sanar haciendo lo que más le gusta.

Y dio una pasada digna de su leyenda. Elasticidad, equilibrio, soltura y velocidad. Simone demostró su experiencia y deslumbró en su vuelta a la pista. No dudó sobre los angostos 10 centímetros de superficie y se despidió de Tokio con un salto imponente. Al aterrizar, mostró la sonrisa más esperada de estas semanas.

Fue un momento emotivo. Biles sonriendo de oreja a oreja y el público ovacionando a una deportista que revolucionó los Juegos no solo por su talento, sino también por su fortaleza y honestidad.

El 14.00 que le dieron los jueces le vale el bronce en la prueba, quedando solo por detrás de las gimnastas chinas, Guan Chenchen y Tang Xijing, quienes lograron puntuaciones de 14.633 y 14.233 respectivamente.

Llegó a Tokio como la mejor gimnasta de todos los tiempos y se va como algo mucho más grande. El deporte es solo triunfos. El deporte es saber sobreponerte a los problemas y demonios. Caerse, pero volver a levantarse. Biles lo ha logrado. No se bañó en oro, pero inspiró al mundo y puso en la palestra un tema que era necesario abordar. El planeta aplaude y ella sonríe con una medalla en su cuello.

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