El fútbol ha sido uno de los grandes perjudicados con la propagación del coronavirus. El deporte se ha visto duramente afectado con la pandemia, porque no hay disciplinas desarrollándose. Pero hay un torneo en Europa que va contra la corriente y no ha parado de jugarse. Es la Superliga de Turquía. Se trata del único campeonato que continúa de todas las federaciones que conforman la UEFA. Se hace sin público, pero se sigue. Hasta hace días también continuaban los torneos de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y Hungría, pero se suspendieron.

Actualmente, son cuatro los jugadores nacionales que están en el fútbol turco. Los de la Superliga son Enzo Roco (Besiktas), Mauricio Isla (Fenerbahçe) y Junior Fernandes (Alanyaspor). A esto se añade Cristóbal Jorquera (Karagümrük), en la segunda división. “La verdad es que me tiene bastante preocupado, siento que la gente no tomó conciencia cuando había que hacerlo. Ojalá pase rápido, pero seguramente va a requerir tiempo”, dijo el exvolante de Palestino a CDF.

El presidente de la federación, Nihat Ozdemir, afirmó que “los partidos se desarrollarán a puerta cerrada hasta finales de abril”. Esta decisión de continuar ha tenido como respuesta una serie de críticas por el “normal desarrollo de la competencia”. El propio estadio del Galatasaray tuvo que ser desinfectado luego de que aparecieran los primeros casos positivos en el país. “Que declaren campeón al equipo que quieran, pero no deberíamos seguir jugando los partidos”, dijo Fatih Terim, extécnico del Milan y actual DT del Galatasaray, quien determinó mantener a sus futbolistas en sus casas sin entrenar.

Hasta la fecha se han disputado 26 jornadas y hay dos punteros, el Trabzonspor y el Istanbul Basaksehir, ambos con 53 puntos. Para este fin de semana está programada la fecha 27 y el viernes el Fenerbahçe del Huaso Isla recibe al Kayserispor. El elenco del lateral chileno sigue sus entrenamientos de manera normal.

Obi Mikel se va por el virus

El volante nigeriano John Obi Mikel, exjugador del Chelsea, es uno de los futbolistas que tomó una drástica decisión ante la medida del fútbol turco de no parar. Rescindió su contrato con el Trabzonspor de mutuo acuerdo, renunciando a los meses que le quedaban de sueldo. Le restaba un año más de contrato, pero el mediocampista de 32 años viajó a Londres, donde vive su familia.

“Hay más vida antes que el fútbol. No me siento cómodo y no quiero jugar al fútbol en esta situación. Todos deberían estar en casa con sus familias y seres queridos en un momento tan crítico. La temporada debería cancelarse, ya que el mundo se enfrenta a un momento turbulento”, declaró antes del choque ante Istanbul Basaksehir.