Alexis Sánchez ya es, en propiedad, la nueva estrella del Olympique de Marsella. O, en rigor, de acuerdo al video que hizo circular el club, el nuevo superhéroe. Cumplió con todos los trámites relativos a su fichaje y fue presentado en una extensa conferencia de prensa por el presidente del club, Pablo Longoria. Ahora, se enfoca en un desafío ambicioso de por sí: plantarle cara al poderoso PSG de Lionel Messi, Neymar, Mbappé y compañía. Y otro, incluso, más concreto, que formaba parte de sus exigencias a la hora de buscar un nuevo destino, después de su salida del Inter de Milán: la escuadra que mezcla el blanco y el celeste en su uniforme disputará la próxima edición de la Champions League. Es decir, le garantiza seguir compitiendo al más alto nivel en Europa.
El Niño Maravilla está feliz con su elección. Por lo demás, la decisión ha remecido al fútbol galo. El delantero está convencido de que en la escuadra de Igor Tudor, quien reemplazó a Jorge Sampaoli, tendrá la notoriedad que extrañó en el club italiano, más allá de algunos momentos notables que los lombardos destacaron en la hora de la despedida. Y también de que están las condiciones para pelear mano a mano por el dominio de la liga local y a nivel internacional, aunque consciente de las limitaciones que existen frente a los principales competidores en ambos frentes.
Su motivación vuelve a estar a tope, de lo que ha dado muestras en sus redes sociales. Y su condición física, también, algo que también ha expresado en las plataformas por las que suele exteriorizar sus sensaciones. En la bienvenida, de hecho, dio una señal tranquilizadora. “En lo físico me he estado entrenando en Milán. Me falta tener más contacto con el balón, ajustar algunos detalles, pero físicamente me encuentro bien”, planteó.
Desconocimiento
Eso sí, antes de decidirse, el tocopillano tuvo que informarse. En principio, no estaba seguro de la decisión. La razón parece algo increíble para una estrella de su nivel: no sabía en detalle al club al que se iba. En esa consideración no hay siquiera un atisbo de soberbia. Simplemente, se trataba de desconocimiento.
En ese escenario, el círculo más cercano al nortino se abocó a entregarle toda la información posible para que se convenciera de que estaba adoptando la determinación correcta: que el Marsella había terminado en el segundo puesto de la Ligue 1, que ya tenía asegurado el lugar en la Champions y que tendría compañeros competitivos a su lado. Nombres atractivos, por cierto, como por ejemplo, el defensa central congoleño Chancel Mbemba, proveniente del Porto, y el delantero colombiano Luis Suárez, quien presentó sus credenciales en el estreno en la Ligue 1, en el que aportó un doblete en la goleada por 4-1 sobre el Stade de Reims. La lucha por los puestos de ataque incluye al polaco Arkadiusz Milik, proveniente del Napoli, y al congoleño Cédric Bakambu.
El otro dato, al menos, lo conocía: que Jorge Sampaoli había dejado la banca del club. El Niño Maravilla no quería reencontrarse con el casildense en su nueva institución, pese a que el extécnico de la Roja había pujado insistentemente por su fichaje en los momentos más inestables de su permanencia en el fútbol italiano.
Hubo, de hecho, una gestión en ese sentido: su representante, Fernando Felicevich, viajó a Francia para observar un partido y cerciorarse de la capacidad del nuevo equipo de uno de sus pupilos más insignes. En esa oportunidad, el agente se reunió con el español Pablo Longoria, presidente del club marsellés. Ahí terminaron de acordar las condiciones para el arribo del atacante. En la voz de su representante, Sánchez escuchó las señales tranquilizadoras que buscaba.
“Me han comentado que es un equipo que tiene mucha historia, el más grande de Francia, que es el único que ha ganado la Champions. No ha sido campeón hace diez años y es un reto para mí, porque quiero ganar. He jugado con alguno en el Arsenal. No los conozco mucho, mucho, pero espero hacerlo ahora que los veré todos los días”, sentenció el tocopillano durante su bombástica presentación.
Uno de los elementos que le pusieron en conocimiento fue la estrechez en el trámite de los partidos que disputó el Olympique de Marsella ante el PSG. En la última temporada, las diferencias en los duelos entre ambas escuadras fue mínima, aunque favorable a los capitalinos. En la primera rueda, el 24 de octubre de 2021, igualaron en blanco. En la revancha, el 17 de abril de este año, se impuso el PSG por un estrecho 2-1.
Sánchez llegó a la conclusión de que con un equipo reforzado y, sobre todo, con él como una de las principales referencias, su nueva escuadra podía plantearse como un equipo capaz de discutirle la supremacía al todopoderoso equipo parisino.
La tentación de Maradona
Mientras se desarrollaban las negociaciones entre Sánchez y el Olympique de Marsella surgió, además, un poderoso elemento distractor para las tratativas: hace dos semanas, el seleccionado chileno recibió un sondeo del Napoli. Si bien el equipo italiano no es una de las escuadras top en el fútbol europeo, condición que, ciertamente, el equipo francés tampoco cumple, hubo un factor particular que hizo meditar mucho al Niño Maravilla: la concreta posibilidad de defender a la escuadra en la que había brillado uno de sus ídolos: el argentino Diego Maradona.
La predilección de Sánchez por el Diez es conocida. Cada cierto tiempo, en sus redes sociales ha recurrido a imágenes, mensajes y canciones alusivas al fallecido astro transandino, en la búsqueda de motivación para sus distintos desafíos.
Además, a Sánchez se le pasó por la mente la posibilidad concreta de vestir la mítica camiseta que lució el transandino: la 10. Y, con ese símbolo, sumar uno más a su trayectoria, pues antes se había puesto otra casaquilla emblemática: la 7 del Manchester United, que figuras de la talla de George Best, Eric Cantona, David Beckham y Cristiano Ronaldo habían exhibido con brillo. Lamentablemente para el chileno, su paso por el gigante del fútbol inglés, que, además, era uno de sus equipos preferidos en la infancia, no fue todo lo fructífero que imaginó. Por esa razón, de hecho, terminó siendo cedido al Inter.
En Francia, en todo caso, utilizará un número peculiar, pero que también se entiende: el 70. El 7, el número que lo ha acompañado en toda su carrera, no puede faltar.