A Universidad de Chile es difícil descifrarla. Saber cómo jugarán los azules se ha transformado en todo un misterio. A ratos exhibe nivel de candidato al título, con movimientos mecanizados en las diferentes zonas del campo de juego, y gana partidos que hacen ilusionar a su fanáticos. En otros duelos, sin embargo, aparecen esas lagunas que persiguen al club hace muchos años. Entrega el protagonismo al rival y se enreda inesperadamente. Ni siquiera los gritos de Valencia logran despertarla. Tal como ocurrió en las últimas dos fechas, en la igualdad frente a Huachipato y La Serena. Este último elenco, incluso, venía sacudido por el despido de Miguel Ponce.

Con esos antecedentes, los azules llegaron al Santa Laura para medirse frente a Unión Española, con la misión de recuperar su mejor versión. Y así lo hicieron: Universidad de Chile ganó 3-2, en un partidazo, que seguramente está dentro de los mejores del campeonato. Un dato para tener en cuenta: al margen de este encuentro, desde que regresó el público a los estadios, ya son varios los juegos que se postulan entre los más atractivos de la temporada. ¿Simple coincidencia?.

La U entró golpeando de entrada. Joaquín Larrivey, el único delantero azul que marca, abrió el marcador a los 30 segundos del encuentro. Aprovechó una gran jugada individual de Marcelo Morales, el lateral izquierdo de los azules que no tuvo problemas en llevarse en velocidad a Magnasco. Mono Sánchez solo atinó a mirar el cabezazo a quemarropa del atacante estudiantil.

Valencia armó el duelo con una serie de modificaciones. Algunas obligadas por suspensiones. Ingresó Casanova en reemplazo del suspendido Arias. Y volvió a poner tres delanteros: Pablo Aránguiz entró desde el primer minuto, avalado por su gran segundo tiempo frente a La Serena, en la igualdad en El Teniente.

En los primeros minutos, la U parecía tomar el control de un duelo relativamente tranquilo. No es normal un gol tan tempranero. Menos en la U, un equipo acostumbrado a sufrir más de la cuenta.

Sin embargo, la alegría y tranquilidad duró apenas tres minutos: Cristian Palacios, el uruguayo, aprovechó un centro preciso de Marcelo Jorquera para convertir la igualdad. Poco pudo hacer Fernando de Paul frente a la pasividad de Casanova en la marca.

Los siguientes minutos fueron del cuadro hispano. La U entregó el protagonismo y apareció esa U de lagunas. Méndez, el mediocampista del cuadro de Bravo, se adueñó del partido. El encuentro se comenzó a jugar al ritmo del equipo de Independencia, que llegaba al duelo frente a los azules con un cartel de tres victorias al hilo.

La velocidad de Yáñez incomodaba a toda la defensa del equipo de La Cisterna. Acevedo, a los 9′, estuvo cerca de poner en ventaja al cuadro Rojo. A los 11′, con un disparo de larga distancia, Ignacio Lemmo dejó a De Paul mirando cómo el balón se iba apenas desviado.

La U solo miraba en la cancha. Intentaba lograr una contra rápida, pero todo se diluía con la presión del cuadro hispano. Todo hasta que volvió a aparecer el Cachorro Andía de La Calera: tomó el balón por la derecha, realizó una diagonal, enganchó hacia dentro y tocó suavemente a Camilo Moya para que anotara el 2-1, a los 29′. Los abrazos silenciaron a los hinchas del equipo local.

Desde el minuto 30, la U volvió a tomar el protagonismo. Ayudado por una baja en el nivel de Méndez, y con una Unión que se alejó del arco de De Paul, los estudiantiles volvieron a apoderarse del encuentro.

Durante la segunda parte, el duelo se jugó de ida y vuelta. Tanto azules como rojos fueron en busca de asegurar el marcador. Andía, a los 48′, aprovechó una gran jugada de Cañete para rematar de primera al arco del Mono Sánchez. Su disparo se fue muy cerca del ángulo derecho del guardameta.

A los 60′, Bravo ordenó el ingreso de Patricio Rubio y Gerardo Navarrete, en reemplazo de Ignacio Núñez y Diego Acevedo. La idea de soltar un poco más al mediocampo y dejar prácticamente solo en labores defensivas a Méndez dio resultados. A los 64′, otra vez de cabeza, tras un gran centro de Bastián Yáñez, Palacios aprovechó el mal posicionamiento de la defensa azul para anotar la igualdad.

La U estuvo lejos de hundirse. Fue en busca del gol que le diera la victoria. Apareció esa U combativa, de los años 90. Y tuvo su gratificación a los 69′ con un remate rasante de Mario Sandoval, quien no celebró por su pasado hispano. Otra vez fue clave Larrivey : el delantero protegió el balón con su cuerpo y habilitó de gran manera al volante estudiantil.

La U, durante los últimos minutos, se dedicó a defender. Unión Española tiró a sus mejores hombres al campo, incluyendo al refuerzo Bryan Rabello, que retornó al fútbol chileno. Valencia, por su parte, fue llenando el mediocampo estudiantil para controlar el balón. La estrategia le dio resultados al técnico interino del equipo laico.

La U gana uno de los partidos más entretenidos en lo que va del torneo y llega encendida al Superclásico, que se jugará el domingo 26 de septiembre. De paso, pone fin a una seguidilla de empates y se anota con 33 puntos en la tabla, cuatro menos que el líder Colo Colo, que este martes enfrenta a Everton.