Este martes, Universidad de Chile sufrió un duro golpe en su afán de recuperar la punta del Campeonato Nacional por la vía jurídica. La Primera Sala del Tribunal de Disciplina rechazó la denuncia que los estudiantiles habían planteado ante la corte deportiva por el eventual desacato que había cometido el técnico Jorge Almirón, expulsado en el partido contra la UC y castigado con tres fechas de suspensión, en el partido ante Huachipato. Como si fuera el resultado de un Superclásico disputado en el Monumental o el Nacional, el 4-2 con que se resolvió la contienda jurídica dolió en los laicos y se celebró entre los fanáticos del equipo de Macul. Las consecuencias son evidentes. Al menos hasta ahora, se esfuma la posibilidad de recuperar la punta del torneo, aunque la resolución del título igualmente será deportiva: el equipo de Gustavo Álvarez está obligado a ganarle a Everton y a esperar que Colo Colo enrede puntos ante el descendido Copiapó para quedarse con la corona.

Los laicos no se quedarán de brazos cruzados. Ahora, de hecho, inician una nueva batalla, siempre de acuerdo a las posibilidades jurídicas que tienen en el marco del ordenamiento deportivo. La estrategia depende, ciertamente, de un factor fundamental: conocer los fundamentos del fallo que emitió la corte deportiva de primera instancia.

A la Segunda Sala

Por lo pronto, se conoce una formalidad: el veredicto que emitió la sala que preside Exequiel Segall dando cuenta de la resolución. “En relación a la causa Rol N° 117/24, denuncia interpuesta por el club Universidad de Chile en contra del club Colo Colo, la Primera Sala del Tribunal de Disciplina en sesión efectuada con esta fecha, resolvió, por votación dividida, de cuatro votos por la posición mayoritaria y dos por la minoritaria, absolver al club denunciado”, establece una comunicación oficial que recibieron los intervinientes, a la que accedió El Deportivo.

La justificación para la decisión parece contundente. “Se deja constancia que la sentencia fundada será notificada próximamente. Sin embargo, el Tribunal estima pertinente informar, por ahora, que la mayoría de los integrantes de la Sala consideraron que no existieron en la causa antecedentes probatorios, completos y contundentes, que ameritaran imponer las sanciones contempladas en la reglamentación para un eventual desacato”, establece.

La última frase es clave, pues de haberse establecido el desacato, los albos habrían perdido los tres puntos que cosecharon en Talcahuano y, además, Almirón habría visto duplicado el castigo de tres fechas que recibió por sus excesos ante la UC. Sin embargo, esa misma alusión abre un nuevo debate jurídico.

En lo concreto, la U tiene decidido agotar todas las instancias que considere pertinentes. En ese sentido, los laicos están resueltos a concurrir a la Segunda Sala del Tribunal de Disciplina, la corte de apelaciones del fútbol nacional. Esa repartición tiene cinco miembros, dos menos que la Primera (aunque en la disputa entre azules y albos se restó Carlos Aravena, precisamente por su reconocida afinidad con los estudiantiles).

El duelo entre Huachipato y Colo Colo, que encendió la polémica. (Foto: Photosport)

La pelea que viene

Para cumplir el trámite, Azul Azul tiene cinco días hábiles desde que conozca formalmente los fundamentos del fallo. Hay que hacer ahí una salvedad. De acuerdo al artículo 49 del Código de Procedimiento y Penalidades de la ANFP, el desacato es una infracción inapelable en el marco de las cortes futbolísticas chilenas, por lo que de haber sido sancionado, el Cacique no habría tenido más camino posible que recurrir al TAS para revertir una derrota por esa vía.

Sin embargo, la norma lo es lo suficientemente específica en el caso de que el fallo no implique una sanción en contra del denunciado. Ahí, en la perspectiva azul, habría que remitirse al artículo 47, que sí establece la apelabilidad de las resoluciones que dicte la Primera Sala. Incluso es específico al respecto. “Las resoluciones que se dicten por esta sala y que recaigan en denuncias interpuestas contra Clubes, Dirigentes, Árbitros, Árbitros Asistentes serán siempre apelables. Igualmente, los fallos que se refieran a las personas enumeradas en el artículo 19º, siempre que la denuncia diga relación con las infracciones tipificadas en el artículo 68º, serán, también, siempre apelables”, consigna.

Los fundamentos del fallo de la Primera Sala serán cruciales, pues la apelación que presentarán los azules debe estar, necesariamente, basada en esas razones y no en otras. Son ellas las que tienen que buscar revocar. En Azul Azul, sin embargo, aseguran que llegarán hasta las últimas instancias por un tema de convicción. “Agotaremos todas las instancias a las que se pueda acudir. Es por un tema de convicción porque consideramos que no se actuó como corresponde”, dicen desde la concesionaria.

De igual forma, por más que esté descrita como una instancia definitiva a nivel del balompié local, en la práctica, la Segunda Sala no será más que una estación intermedia, pues se da por descontado que la disputa culminará en el TAS, el Tribunal de Arbitraje Deportivo, la máxima instancia jurídica que ofrece el deporte en el mundo. En ella se pueden aportar nuevos argumentos y pruebas, aunque no se pueden cambiar los hechos denunciados.

Lo que está suficientemente claro a estas alturas es que la batalla entre la U y Colo Colo se prolongará por un buen tiempo. Mucho más allá que este fin de semana, cuando uno de ellos termine levantando el Huemul de Plata, el trofeo que acredita al monarca del torneo nacional.

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