La negociación por sellar el arribo del brasileño Rafaez Vaz fue más complicada de lo esperado para Universidad de Chile. Guillermo Hoyos, pese a su deseo inicial de no querer sumar un defensor al plantel, se abrió a la posibilidad luego de la caída ante Unión Española, por 1-2, en el debut del torneo nacional. Fue en ese momento, cuando la gerencia estudiantil analizó una serie de posibilidades que ya habían sido visadas por el grupo de scouting del club.
Al momento de comenzar las negociaciones por sellar su arribo, el salario de Vaz no era el principal inconveniente para asegurar su presencia en La Cisterna. Tampoco su salario, ni menos el pago de su préstamo al cuadro carioca. En la gerencia deportiva debían buscar la fórmula para liberar un cupo de extranjero que le permitiera inscribir al que alguna vez también defendió a Vasco da Gama. La lista de cinco permitidos estaba llena: Monzón, Matías Rodríguez, Benegas, Cooper y Soteldo.
Ante tal panorama, las miradas apuntaron a Leandro Benegas. El futbolista, a quien en el cuerpo técnico lo esperaban para fines de marzo, tras sufrir el corte de ligamento cruzado durante el Transición, aceptó ceder su lugar en la nómina. Y aprovechó de negociar su extensión de contrato. Las conversaciones entre su representante, Sergio Morales, y el club, se intensificaron durante la semana pasada. En el CDA quisieron premiar el paso atrás de Benegas, y le ofrecieron una extensión en su vínculo, que finalizaba en diciembre de 2018. El ex Unión La Calera acordó con la dirigencia de Azul Azul una prolongación de contrato por un año, hasta fines de 2019. De igual manera, fue inscrito para la disputa de la Libertadores (no tiene límite de foráneos), que se inicia para los estudiantiles el próximo 13 de marzo, y para la Copa Chile, que se jugará en el receso que sufrirá el certamen local por el Mundial de Rusia 2018 (ahí ya no estará Monzón en el club, cuyo contrato vence en junio y a quien ya le notificaron que no está en los planes para el segundo semestre). El problema ahí procede del Sifup y sus exigencias sobre los jugadores que concluyen contrato en junio.
En la U aprovecharon de revisar todos los casos pendientes. Lorenzetti, quien terminaba contrato en diciembre, aseguró igualmente su permanencia hasta diciembre de 2019, pese al cuestionamiento que existe por sus últimas actuaciones. Y a Jonathan Zacaría, la U le ofrecerá lo mismo, pero como detalle por encontrarse lesionado. Quieren que se recupere sin presión del corte de ligamento que recién le permitirá volver a las canchas a mitad de temporada. Matías Rodríguez negocia su continuidad.