La U se pone a rezar
Los azules visitan a Racing, líder del grupo, con serios problemas futbolísticos y físicos. Esteban Valencia será el cuarto DT que se siente en la banca azul en los últimos diez días. El objetivo, seguir con vida en el certamen.
La seguidilla de cachetazos que viene recibiendo Universidad de Chile desde que cayó en el superclásico del pasado 15 de abril es quizás la peor carta de presentación de un equipo en la antesala de un partido clave. Si a aquel antecedente se le agregan las lesiones que sufren varias de las principales figuras, dos suspendidos por expulsión y la confusión por la inscripción de Esteban Valencia, quien recién ayer fue habilitado para sentarse en el banquillo, entonces el panorama es desolador.
Por si fuera poco, enfrente estará un rival que muchos apuntan como gran candidato para quedarse con la Libertadores, con jugadores que atraviesan un presente brillante como Lautaro Martínez y Ricardo Centurión. Es decir, la tarea de la U esta noche en Avellaneda asoma titánica en sus aspiraciones de seguir con vida en el certamen.
Un escenario impensado hace un mes, cuando ambos equipos se enfrentaron en el Nacional. Aquella noche del 4 de abril, tras el 1-1, muchos le auguraban un futuro auspicioso a los azules, principalmente por la intensidad de juego y la capacidad para acortar distancias con el rival. Los resultados posteriores y la pobre respuesta anímica y futbolística del plantel, echaron por la borda los pronósticos. A la postre, aquel compromiso quedaría marcado en la historia del equipo por las críticas de Herrera a Hoyos, por su falta de respuestas en el segundo tiempo, más que por el resultado.
Es cierto que la U aún tiene chances de clasificar. De hecho, depende de sí misma para avanzar a octavos. Pero los problemas internos, a todo nivel, son tanto o más fuertes que los deseos por revertir el duro presente. Acumulan cinco partidos sin ganar, entre torneo local y Copa, y dos goleadas en contra grabadas en la historia negra del club. Ni siquiera está ya el DT que inicio la competición continental, dándole paso a una dupla técnica inexperta y que jamás trabajó como tal con algún equipo juvenil del club.
Pero, y lo saben en el cuadro azul, esto es fútbol. Y el partido debe jugarse. Y justamente a eso apela la dupla Valencia y Henríquez, a que por un momento los jugadores sean capaz de olvidarse de los contratiempos. Y a alinear un equipo competitivo, pese a las ausencias. Quizás sea lo más complejo en este momento, tomando en cuenta el evidente bajón que afecta a la mayoría de los habituales titulares.
"Para eso está la jerarquía de los jugadores. Sabemos que no es fácil, pero esta actividad te da la oportunidad de sacar semana a semana situaciones difíciles", apuntó Valencia en la previa. Curiosamente, fue el cuarto técnico de la U que se presentó delante de los micrófonos en los últimos 10 días. Anteriormente lo hicieron el destituido Hoyos, Gustavo Flores (ante Cruzeiro) y Henríquez (UdeC). Todo un resumen del desorden interno que vive el equipo.
En lo futbolístico, la dupla técnica tendrá que resolver cómo reemplazará a los dos centrales expulsados en Belo Horizonte. Ni Echeverría ni Vilches podrán jugar en el Cilindro de Avellaneda, y más encima Jara llega lesionado. En caso de que este último reciba autorización para jugar (ayer no entrenó), su acompañante en el centro de la defensa será Alejandro Contreras. Si no se recupera, Vaz ingresará como titular. Los laterales seguirán siendo Rodríguez y Beausejour.
En el mediocampo, la idea es sumar un hombre más de lucha, como Seymour, para ayudar a Lorenzo Reyes, prescindiendo de un delantero en relación al equipo que cayó ante el Campanil el domingo. El resto, los mismos que entraron a la cancha ante los penquistas, incluido Pinilla, pese a sus tobillos dañados.
"Aquí nadie está cabeza gacha. Nadie está abatido. Lo que uno ve es positivo. Hay mucha conversación y diálogo", destacó Valencia. Habrá que ver si ese clima tan idílico se ve reflejado en la cancha, donde hace mucho rato que la U no tiene paz.
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