Un partido de Copa Libertadores. De esos de verdad. De pierna fuerte, tensión, con maña. Un partido apretado, en el que cualquier se paga. Eso disputaron Universidad de Chile y Racing en el Nacional, que finalmente se repartieron los puntos por la segunda fecha del Grupo 5 .

No pudo ser mejor el inicio de la U. Con la inspiración de siete triunfos consecutivos (seis en el torneo local y uno en la Copa), los dueños de casa hicieron ver mal a los argentinos. Sin ser infinitamente mejores, pero sí con la inteligencia necesaria para incomodar al rival.

Laborioso, también, con Pinilla como el primer quitador. Con Soteldo corriéndolas todas y con Araos apareciendo a chispazos, pero peligroso. Sólo faltaba que apareciera Pizarro, descolocado posiblemente, por la alta intensidad del juego. Su pausa, tan necesaria a la hora de aclarar partidos, no aparecía.

Se veía ahogado el porteño. Y curiosamente eso benefició a la U, porque después de ejecutar un córner que terminó en un contragolpe de Racing, el volante se quedó pegado en zona de ataque, tomando aire posiblemente. Por eso estuvo ahí, en el momento y lugar preciso para cerrar un rápido ataque de los estudiantiles a los 10 minutos, provocada por el robo de Pinilla, un pelotazo de Jara, un carrerón y pase de Araos y el remate cruzado de Soteldo.

Fiesta total. El coliseo de Ñuñoa, con asistencia récord para el año, se volvió un solo canto. Todo era ideal. Lo malo es que la conquista de Pizarro hizo despertar a los transandinos, que empezaron a multiplicarse. La banca de la Academia ordenó presión alta, molestar la salida de la U y los tres centrales azules (Vilches, Echeverría y Jara) comenzaron a fallar con peligrosa frecuencia.

Apareció también Lautaro Martínez. Siempre inquieto, atento a tomar cualquier espacio y haciendo jugar a sus compañeros, a las espaldas de Lorenzo Reyes, quien debía cubrir mucho espacio por la falta de movilidad de Pizarro. No fue el delantero, sin embargo, quien decretó el empate parcial. Ese honor le tocó al defensa Alejandro Donatti, a través de un tiro libre a los 23'.

Culpa de la barrera, culpa de Matías Rodríguez, que se abrió justo para que la pelota se hiciera imposible para Johnny Herrera.

La U sintió el golpe. Martínez y Centurión tuvieron el segundo de Racing. La zaga estudiantil tembló, por nerviosismo. El 1-1 del primer tiempo fue un premio para los locales, de cara a una segunda parte que se anticipaba muy dura.

El equipo de Hoyos entró en el complemento con el mismo ímpetu del inicio. Pinilla provocó el lucimiento de Musso y minutos después, elevó de zurda. Y tal como en el lapso anterior, Racing tomó el control del juego y partió al cuadro azul. Herrera se transformó en el héroe, al salvar un mano a mano con Cardozo y luego realizó su tapada más notable, instintiva también, tras el remate a quemarropa de Nery Martínez. La rozó justo para que se desvíe al travesaño.

La roja a Diego González (doble amarilla) alivió mucho la tarea de la U. No para hacerse dueña del compromiso, pero sí para controlar un poco más a los transandinos. ¿Opciones de gol? Casi ninguna. Y fue por eso que al final el equipo del chuncho debió conformarse con el empate, lejos del escenario ideal, pero que al menos sirve para sumar cuatro unidades en un grupo muy apretado. Ahora viene Cruzeiro, en Santiago. Ahí la U no puede fallar.