Universidad de Chile abre la temporada 2023 de la peor forma posible. Los azules caen ante Huachipato y el proceso de Mauricio Pellegrino comienza con una decepción en todo sentido. El equipo laico vuelve a dejar dudas y el técnico no duda en ponerlas en evidencia. “Hubo mucha fricción, mucho balón dividido y estuvimos cerca del marcador, cuando igualamos rápido.... El rival nos hizo sufrir, porque son fuertes y el equipo entró nervioso por la situación y hemos luchado más que lo que hemos jugado”, sentenció en primera instancia. Luego, aludió, derechamente, a la debilidad mental que observó en sus dirigidos. “Después del segundo gol, hubo confusión y nervios”, insistió.
El análisis continuó en el mismo sentido. “Estaban inseguros de dar pases en nuestro campo y se jugó largo... tenemos que trabajar más, hemos competido todo el partido, pero no hemos encontrado el fútbol que queríamos ni la solidez”, sentenció luego, aunque, recién sobre el final de su reflexión dejó algún viso de conformidad. “Sí la actitud. Y eso nos dice que vamos por el camino correcto”, apuntó.
El ex zaguero de Vélez Sarsfield se inscribe así en la lista de entrenadores estudiantiles que apuntan al factor mental para explicar resultados. Una revisión rápida remite a dos ejemplos: Sergio Marakarian y Frank Kudelka. Sus intervenciones fueron tan lapidarias como célebres. “Es obvio que no iniciamos bien, iniciamos muy nerviosos y eso permitió un predominio del rival”, dijo el uruguayo después de la caída en el Superclásico de abril de 2009. E insistió: “Todo el equipo estuvo nervioso, raramente nervioso”. Esa frase, incluso, pasó al imaginario colectivo con una pequeña variación: “extrañamente nerviosos”.
Kudelka dejó otra frase igual de potente. “Es un miedo institucional donde todos nos involucramos cuando somos parte de la institución y cuando somos parte de ese evento”, teorizó el argentino para explicar la larga ausencia de triunfos azules en el Monumental. “Yo llegué a la U y escucho: ‘hace tantos años que no le ganamos a Colo Colo’, en vez decir ‘este año le vamos a ganar’ y eso se transmite y llega a los jugadores. Entran con ese miedo de tantos años”, amplió. Y remató: “Los mensajes tienen que ser distintos, porque conllevan energías positivas o negativas”. Con el tiempo, intentó relativizar la observación. “A veces uno expresa emociones o formas de sentir. Quizás fue mal entendido, en ese momento, no entendía cómo no podíamos ganarle a Colo Colo. Existía una sensación de no poder hacerlo, ejemplifiqué desde una palabra la emoción”, puntualizó en octubre del año pasado.
Un factor de inseguridad
Hay quienes no comparten el diagnóstico de Pellegrino. “No tengo recuerdos de empezar un campeonato con nerviosismo. No es una excusa. Igual por ahí se comentó lo de la cancha. Y la cancha está mala para los dos equipos. La U tiene que pensar y replantearse. Hay jugadores que quedaron al debe. Faltan Osorio y Assadi o un lesionado como Casanova. No es excusa lo del nerviosismo. Es difícil. Yo nunca sentí nervios y no creo que 11 jugadores entren de la misma manera. Son cosas que se hablan, para eso hay líderes. Hay jugadores. Ahora hablan de traer un refuerzo. La U tiene jugadores para hacer un buen campeonato, pero estos puntos duelen”, sostiene Sandrino Castec, histórico delantero estudiantil.
“Es raro lo que dice. Es como el barco se estuviera hundiendo rápidamente. No creo que sea lo acertado. Pellegrino tiene un nombre como técnico y no puede llevarles el nerviosismo a los jugadores. Con estas declaraciones le añade un factor de inseguridad al grupo. Se equivocó en la manera de decirlo. Independientemente de eso, la U tiene que dar más. Y hay jugadores que tienen que rendir más”, insiste el Bombardero Azul.
Roberto Reynero, quien llevó la jineta de capitán en el conjunto estudiantil amplía la mirada. “Uno está esperanzando en ver al equipo. La UC gana, Colo Colo también y me da la impresión de que lo de la U es, en parte, sicológico. Con ese público uno no puede perder. Es gente que te está alentando a cada rato. Y hace cuatro años que peleamos el descenso”, sostiene. Luego, la crítica es futbolística. “No veo el trabajo. No se utilizan las bandas. Huachipato se multiplicaba, parecía que jugaban con 15. Echo de menos un 10 de jerarquía, que se imponga. No se ve un equipo que tenga dos o tres toques consecutivos. Y Fernández me decepcionó. No sé donde juega, realmente. Nuevamente empezamos mal. No quiero decir que otra vez nos irá igual y ojalá que podamos ver a la U de muchos años atrás, con garra”, sostiene.
Finalmente, el ex lateral izquierdo refuerza las diferencias que hay entre jugar en los azules y hacerlo en otras escuadras. “No es llegar y ponerse la camiseta de la U. Si hasta en los entrenamientos hay que ganar. No puede darse un quinto año pasando zozobras. Falta la parte sicológica, que también afecta. Quizás los refuerzos no están acostumbrados a jugar con presión. La U es diferente. Hay que ganar sí o sí. Mateos las hizo todas en Ñublense, Andía en La Calera o Gómez en Curicó”, sostiene, en una mirada que se parece a la del entrenador.
Trabajo sicológico
En agosto del año pasado, después de una temporada traumática en la que estuvieron al borde del descenso y en la mitad de otra igualmente compleja, los azules buscaron ayuda profesional: reclutaron a la sicóloga deportiva Carolina Delmónaco, quien había trabajado en Audax Italiano en una situación similar y que también conocía el éxito, a través de su trabajo con Las Diablas, la selección chilena femenina de hockey sobre césped.
“Carolina es psicóloga con especialización y magíster en Psicología aplicada a la Actividad física y el deporte, de la Universidad Central de Chile e Islas Baleares de España, con experiencias en gestión y docencia en Educación Superior”, destacó la reseña que entregó el club en el momento de su presentación oficial.
Quienes han trabajado con Delmónaco sostienen que el trato con ella es profesional, pero cercano. Y destacan la permanente búsqueda de estrategias creativas para llevar su mensaje. En Las Diablas, por ejemplo, recurría a la visualización de situaciones para adelantarse a contextos que el equipo debía enfrentar. También hubo canciones y dibujos que fueron fortaleciendo la identidad grupal. “Genera un vínculo, crea una familia, que hace que después, ante la adversidad o la felicidad, se viva de distinta forma. Hemos vivido momentos incómodos como en todo proceso, pero ese vínculo hace que todo sea muy importante”, explicaba, entonces, Diego Amoroso, parte del staff de Sergio ‘Cachito’ Vigil en el combinado nacional.