La U vuelve a la vida
Los azules se sacudieron de cuatro derrotas seguidas y sumaron tres puntos importantes en su lucha por seguir en los primeros lugares del torneo. Matías Rodríguez anotó el único tanto en Rancagua.
O'Higgins 0-1 U. de Chile
O'Higgins: Pinto; San Juan, Fuentes, Alarcón; Márquez (76', Muñoz), Sepúlveda (46', Acosta), Vera, Cereceda; Fernández (62', Calandria), Oroz; Mazzola. DT: G. Milito
U. de Chile: De Paul; Rodríguez, Contreras, Vaz, Monzón; Reyes, Seymour (69', Caroca), Lorenzetti (83', Beausejour), Araos; Guerra (76', Cooper) y Díaz. DT: E. Valencia.
Árbitro: Franco Arrué. Amonestó a Oroz (O), Reyes, Monzón (U).
Gol: 0-1, 45', Rodríguez conecta un cabezazo tras un tiro de esquina de Monzón.
Estadio: El Teniente. Asistieron 9.684 personas.
En esta seguidilla de derrotas y cachetazos, la U necesitaba urgente un triunfo. Más allá de que la próxima semana está a la vista el clásico universitario, el cuadro azul se debía una alegría para volver a creer en sí misma. Para sacudirse de tantos golpes y para sobre todo, subir su autoestima en días tan álgidos.
Por eso la victoria por la cuenta mínima significa mucho para los jugadores. Lo mismo para Esteban Valencia, que recibió un fuerte espaldarazo de sus dirigidos en dos partidos muy bravos. Y de cara a la lucha por el título, los vuelve a poner en carrera a los azules, que parecen volver a la vida después de conocer el abismo en la última etapa de Hoyos.
Pero para sumar tres puntos en Rancagua, la U debió dejar el corazón en la cancha. Porque lo pasó mal en el arranque. Pero lo pudo superar. Hubo un momento en que la U hizo click en el primer tiempo. Y curiosamente fue tras una jugada que la perjudicó, como fue la no sanción de parte de Franco Arrué de un claro penal por mano de San Juan en el área. Fue tan evidente la infracción del defensor, que los jugadores azules se fueron como panal de abeja a la miel en contra del árbitro.
Lejos de bajonearse por la injusticia, el equipo del Huevo Valencia se envalentonó, apretó los dientes y entendió que había que jugar con dureza. La misma que hasta ese momento lucía el equipo rancagüino, que en el arranque tuvo las más claras por intermedio de Mazzola y Oroz.
Entonces, con el cambio de chip, la U pasó a instalarse en campo rival, se generó chances de abrir la cuenta y empezó a funcionar la sociedad entre Araos y Guerra, los diferentes que tiene hoy el cuadro universitario. Justamente, una sutileza del delantero, le permitió a Lorenzetti quedar con balón dominado en el área, sacar el centro, pero Díaz, increíblemente solo en área chica, elevó su remate. En su defensa habría que consignar que a esa altura, el torito de Fresia jugaba con un horrible dolor en el hombro izquierdo producto de una mala caída.
Pero sería en la última jugada del primer tiempo cuando se rompería la paridad. Un tiro de esquina de Monzón fue conectado en el área por Rodríguez y de cabeza la U encontró la apertura de la cuenta. Premio a esa altura a la insistencia de los azules, que habían capeado el temporal inicial con orden y concentración. O'Higgins pareció sentir el esfuerzo del inicio, donde dejó mucho sudor sobre la cancha para intentar pasarle por encima al rival.
Sacudido por el gol de la U, Milito intentó acortar la manera de llegar al arco rival haciendo ingresar a dos delanteros, Acosta y Calandria, lo que le permitió sumar hombres en el área rival, pero ensució la elaboración. Y aquello en el resumen le terminó ensuciando demasiado el juego porque todo acababa en centros. Aquello le facilitó la tarea a Vaz y Contreras, que en 4 días hicieron olvidar todos los problemas defensivos de la U de las semanas anteriores.
La U a esa altura intentaba pescar algún contragolpe, pero Díaz no estuvo preciso otra vez en la definición y Guerra falló varios intentos mano a mano que bien pudieron liquidar antes la historia. El ingreso de Caroca por un agobiado Seymour le dio aire al equipo, que sobre el final sintió el agobio del partido de mitad de semana en la Copa Libertadores.
No obstante, pese al bombardeo aéreo que planteó Milito, la U logró sacar la tarea adelante. Y dar signos de vida. De que no está muerta. Pero sobre todo, que después de conocer el infierno, puede empezar a ver la luz al final del túnel. Algo que hace una semana lucía imposible.
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