TEMUCO 1 - U. CATÓLICA 2
Temuco: J. L. Gamonal 4; J. Soto 5, L. Casanova 4, N. Ramírez 4, M. Aceval 4 (75', C. Canio 4); M. Riquero 1, N. Bertochi 4, J. Santander 4 (67', G. Díaz 3), J. Requena 3 (46', J. Aros 4); A. Ábalos 4, M. Donoso 4. DT: M. Ponce 4.
U. Católica: M. Dituro 5; R. Rebolledo 4 (82', C. Álvarez 4), G. Lanaro 4, B. Kuscevic 4, G. Voboril 4; I. Saavedra -(12', J. Carreño 5), L. Aued 4, D. Buonanotte 4; J. P. Fuenzalida 5, S. Sáez 4, A. Vilches 5 (72', M. Bolados 4). DT: B. San José 5.
Goles: 1-0, 15', M. Aceval convierte de penal. 1-1, 54', J. Carreño saca un cachetazo de derecha desde fuera del área. 1-2, 69', Vilches conecta de cabeza y deja sin opción a Gamonal
Árbitro: Piero Maza 3. Amonestó a Bertochi, Donoso, Santander, Ábalos (DT); Lanaro, Voboril, Carreño (UC).
Estadio Germán Becker . Asistieron 14.874 personas.
En cursiva, jugador juvenil.
Faltaba el último paso. Para muchos el más complejo. Lo sabían los jugadores y también los hinchas. Y más allá de las dudas que se instalaron temprano con el gol de Miguel Aceval, Universidad Católica sacó la tarea adelante en el sur y se consagró como nuevo campeón del fútbol chileno. La victoria 1-2 en el Germán Becker terminó por sentenciar un torneo que bien debió abrochar el equipo cruzado hace bastante tiempo. Pero tuvo que esperar hasta la última fecha para bajar la estrella 13. Quizás ello le da un sabor aún más especial.
Con la receta de Beñat marcada a fuego, sin demasiado brillo, pero con un convencimiento a prueba de todo. Sin mirar demasiado hacia afuera, haciendo oídos sordos a las críticas. Únicamente creyendo que sí era posible pese a tener un plantel más reducido en comparación a sus clásicos rivales. La UC fue líder prácticamente todo el año, salvo en la fecha 16. Mérito enorme si se toma en cuenta que en 30 jornadas el carrusel de emociones y sinsabores suele ser difícil de sobrellevar.
La última valla para abrazar un nuevo título no estuvo exenta de problemas. Partiendo por haber quedado rápido en desventaja, tras un penal sancionado por Piero Maza. Una falta que no existió de parte de Lanaro en contra de Donoso. Aceval convirtió desde los 12 pasos y le aportó una cuota de dramatismo extra a un partido que en la previa se sabía tendría muchas emociones. Tomando en cuenta que los albiverdes se jugaban la chance de permanecer en Primera.
En desventaja, la UC se nubló. Ni siquiera el hecho de estar con un hombre más en la cancha por la expulsión de Mathías Riquero les facilitó la tarea. Todo parecía supeditado a un balón aéreo, de preferencia enviado desde la derecha, buscando la cabeza de Sáez y Vilches. En ese primer tiempo, el elenco cruzado chocó una y otra vez con el fondo temucano, que bien parado alrededor de Gamonal parecía sobrevivir al asedio.
Temuco, sabiendo de la desesperación de su rival, incluso pudo asestar el golpe de nocáut en el arranque del segundo tiempo, cuando una larga corrida de Bertochi paralizó todos los corazones cruzados. El volante enfrentó mano a mano a Dituro, pero envió su remate a las tribunas. Era el 2-0 y vaya uno a saber cómo habría respondido el equipo de Beñat en esas circunstancias. Pero lo que no pudo hacer el cuadro local, la UC lo transformaría en gol minutos después. Un balón suelto a la salida del área lo encontró Carreño y con cachetazo de derecha dejó paralizado a Gamonal. Estallido en el pueblo universitario. Emoción viva en la cara del volante, que no había aparecido prácticamente en todo el segundo semestre y que le daba al equipo la tranquilidad en el momento exacto.
La igualdad desmoronó al equipo de Miguel Ponce, que ya sabía que Palestino estaba ganando cómodamengte en La Cisterna, por lo que estaba condenado al descenso. Y la UC, ya mejor posicionada y con espacios, siguió buscando el gol de la tranquilidad. Aquel que despejara todas las dudas. Ese que quedaría en la historia por ser el del título. Y cayó a través de un cabezazo de Andrés Vilches, tras un centro preciso al corazón del área. Justamente el delantero, tan cuestionado por los propios hinchas, convertiría quizás las dos conquistas más importantes de la campaña.
Ya con la victoria en el bolsillo, la UC solo se dedicó a controlar el trámite y a esperar el final del partido. La tarea estaba hecha, con el convencimiento de siempre. Con esa fortaleza anímica tan cuestionada por los rivales, pero que este grupo realzó de gran manera en los momentos precisos. La Copa queda en buenas manos. En el mejor del 2018. La estrella de la buena suerte se queda en San Carlos de Apoqiundo.