El debut de Universidad Católica por el Campeonato Nacional 2024 no fue bueno. Los dirigidos por Nicolás Núñez repitieron los mismos errores mostrados en la campaña pasada y en la gira de partidos amistosos del mes de enero, y cayeron por 0-1 ante Ñublense en el Estadio Santa Laura.

Sin embargo, más allá del enojo por haber perdido en el estreno, desde el cuerpo técnico y dirigencia de la UC surgió un malestar que apunta directamente al arbitraje del compromiso. Según información que obtuvo El Deportivo, Diego Flores, juez central del partido, y los colegiados del VAR, son los principales señalados. De hecho, es tal la molestia, que la mesa directiva de la Franja elevará un reclamo directo a las oficinas de la ANFP.

El disgusto

Para el inicio del fútbol chileno, Universidad Católica arrancaba con la ilusión que despierta cualquier comienzo de una competición. Con seis refuerzos y múltiples partidos de preparación, los universitarios buscaban arrancar con el pie derecho frente al elenco de la Región de Ñuble y sumar los primeros tres puntos de la campaña.

Para mala fortuna de los locales, aquello no sucedió. Un solitario tanto de Patricio Rubio a los 58′ le estampó la primera caída oficial del 2024 a los de la precordillera y sembró las dudas en torno a un funcionamiento que no parece enmendar su rumbo.

Sin embargo, para la comitiva que preside Juan Tagle la derrota tiene una explicación más allá de lo deportivo. El cometido de Diego Flores y sus asistentes en el VAR no fue del gusto de Cruzados, incluso, los acusan directamente de condicionar el resultado final con sus decisiones.

En primer lugar, la UC reclama que desde el pitazo inicial el arbitraje estuvo marcado por la total parcialidad del referí y que los lleno de amarillas de entrada. De hecho, la estadística del partido consigna cuatro amarillas para los estudiantiles, mientras que Ñublense solamente tuvo una.

Posteriormente, el disgusto se ejemplifica en un posible penal que fue desestimado. En el primer tiempo, Alexander Aravena desbordó y tiró un centro que impactó la mano de Lorenzo Reyes tras un desvío de Bernardo Cerezo y un rebote en el pecho del exvolante de la U. Para Flores y el VAR, la acción no fue intencional, por lo que se abstuvieron de sancionar la pena máxima.

Por otro lado, para la concesionaria, el gol anulado a Gonzalo Tapia a los 39′ no fue una decisión acertada, ya que se trataba de una jugada muy fina que se decidió por milímetros. Finalmente, cuando el reloj expiraba, fue tanto el descontento con el colegiado, que Nicolás Castillo terminó expulsado por sus airados reclamos.

Con la suma de estos hechos, la dirigencia de Universidad Católica prepara un reclamo formal que será presentado ante el la ANFP durante esta semana, con el objetivo de que el Tribunal sancionador de Quilín castigue el cometido de Flores y su cuerpo arbitral con la prohibición de que dirija en las próximas fechas.

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