Universidad Católica sigue en caída libre. A la ya largamente comentada eliminación de la Copa Sudamericana, que terminó con el ciclo de Nicolás Núñez, los cruzados ahora sumaron una humillante goleada como local ante Everton, por 2-4. Los ruleteros también venían de un fracaso internacional y se presentaron con el joven Davis González, de 27 años, como DT interino.
Los 7.293 mil espectadores que llegaron a Independencia vieron las falencias del cuadro que tuvo en la banca a Rodrigo Valenzuela, quien presentó una formación con dos de sus refuerzos estelares en la mitad de cancha: Lucas Menossi y Joaquín Torres. Mientras que Thomas Giller conservó la titularidad de esta temporada. Justamente, a los 11′, el joven meta cruzado estuvo brillante para sacar un cabezazo hacia abajo de Rodrigo Contreras.
Dos minutos después la UC respondió de forma contundente: Alexander Aravena recibió el balón, enganchó hacia adentro y disparó en la entrada del área. El esférico da en Felipe Campos y descolocó absolutamente a Ignacio González, quien ya iba lanzado. Gol y algo de tranquilidad para la escuadra de la precordillera capitalina.
Y esa cuota de tranquilidad duró apenas 120 segundos, ya que tras un córner de Kevin Méndez desde la derecha, el balón rebotó en la pierna de Tomás Asta-Buruaga y dejó sin opción a Gillier. Empate rápido que encendió aun más el encuentro. De hecho, el local no alcanzaba a reponerse del golpe, cuando quedó en desventaja. Federico Martínez le ganó la espalda a Eugenio Mena en la banda derecha del ataque. El uruguayo sacó un centro rasante para Braian Martínez, quien anticipó a Guillermo Soto en la boca del arco, para poner el 1-2, a los 21′.
Católica sintió el golpe. Intentó buscar el empate, pero dejó muchísimos espacios y evidenció serios problemas defensivos que fueron bien aprovechados por los dos Martínez y por Méndez, quienes establecieron un circuito picante que generó bastantes complicaciones. De hecho, tuvieron un par de contraataques desaprovechados que pudieron significar mayor tranquilidad para los oro y cielo.
A los 45′, Fernando Zampedri tuvo la paridad, pero entre el achique de Ignacio González y el pie salvador de Diego Oyarzún en la línea evitaron el tanto estudiantil.
El mazazo final
El segundo tiempo acentuó el ímpetu cruzado de ir a buscar el 2-2. Sin embargo, en la misma proporción, se expusieron todas las falencias en el fondo. La zaga quedó en inferioridad numérica en varias ocasiones y lo terminaría pagando muy caro.
A los 57′, Gillier evitó con otro tapadón el tercero tras sacar un remate de Rodrigo Contreras. Apenas un minuto después, Federico Martínez no perdonó: el charrúa ingresó solo por el medio tras un pase del Tucu y definió sin inconvenientes ante la salida del golero universitario.
Después del 1-3, Valenzuela movió el banco y mandó a César Pinares, Clemente Montes y Cristián Cuevas, pero el panorama no cambió. A pesar de que quedaba más de media hora, el resultado ya estaba sentenciado. De ahí en más, los espacios se convirtieron en verdaderos forados y, de no ser por Gillier, las diferencias pudieron ser aun peores.
El 1-4, a los 78′, convertido por Benjamín Berríos, refrendó todo lo escrito anteriormente. El tanto nace de una mala entrega de Nicolás Castillo en la mitad de la cancha, lo que termina generando una rápida carga que para variar encontró mal parado al fondo cruzado.
Sin embargo, Nico tendría un pequeño premio de consuelo, con un golazo de tiro libre cuando el partido ya se despedía. El 2-4 sirvió para hacer un poco menos humillante la mala noche que tuvo Universidad Católica.