Las probabilidades de que Universidad Católica se trajera los tres puntos desde El Salvador no eran muy altas. La hora del partido, el trajín internacional, los ánimos alicaídos y los jugadores lesionados conspiraban para que los Cruzados fallaran en la tarea de volver a las victorias tras el empate frente a Unión La Calera. Para qué hablar del rival, uno de los cuadros más regulares del Torneo Nacional. Pero la UC luchó y venció por la mínima a un correoso Cobresal, invicto hasta ese minuto como local, para así sacudir sus penas internacionales y fortalecerse como líder indiscutido.
El cuadro de Las Condes arribó al norte dolorido y diezmado. No solo las dos derrotas consecutivas en la Copa Libertadores golpeaban al plantel, sino también las bajas físicas. No contó con tres de sus principales figuras: José Pedro Fuenzalida, Edson Puch e Ignacio Saavedra. La tarea de obtener los tres puntos -o al menos manejar el empate y alargar el invicto- se veía difícil ante un equipo como Cobresal, de gran campaña el campeonato pasado y que precisamente peleó con la UC por ser el mejor de la segunda rueda.
Ariel Holan echó mano de Marcelino Núñez para fortalecer el mediocampo y continuar con la libertad que le otorga a Luciano Aued y César Pinares. De esta manera se aseguraba el control del balón y del ritmo del partido.
Los dirigidos por Gustavo Huerta cedieron el control con gusto. La estrategia de los mineros se basaba en el contragolpe. Para ello valieron de la inagotable técnica de Marcelo Cañete y la gran velocidad de Juan Carlos Gaete. La apuesta parecía dar frutos recién a los tres minutos, cuando el exjugador de Colo Colo aprovechó un grosero error de Raimundo Rebolledo y echó a correr con pelota dominada. Su pobre definición, eso sí, permitió que Matías Dituro contuviese y evitara el tempranero gol.
Católica respondió con Fernando Zampedri inmiscuyéndose en área chica y mandando arriba un gran centro de Alfonso Parot. A diferencia del compromiso a mediados de semana por Libertadores, al delantero argentino se le vio movedizo y colaborando con vehemencia en el trabajo de recuperación. En materia de ataque, no obstante, el centrodelantero no gravitó pese a jugar todo el partido.
El plan cruzado padeció de un punto débil flagrante: César Munder. El cubano nacionalizado chileno firmó uno de sus partidos más bajos ataviado con la camiseta franjeada. Pésimos controles de pelota, cuantiosas decisiones erróneas y nulo trabajo defensivo. En el entretiempo, Holan se lo hizo saber con una severa reprimenda camino a vestuarios.
Al DT se le acabó la paciencia a los 57’, tras otro mal control. El cambio fue inmediato. En su lugar ingresó Diego Buonanotte, que terminó siendo clave.
El partido cambió gracias a la entrada del Enano. El conjunto precordillerano fue más claro en la construcción y contó con los siempre peligrosos pases entre líneas del transandino. Se ubicó por la derecha, mientras que Lezcano se trasladó a la izquierda, antigua posición de Munder.
El dominio pertenecía a la UC pese a las bajas, al desgaste y a no aplicar su juego más brillante. A falta de diez minutos esa superioridad parecía encontrar su premio, pero el remate de Buonanotte, previo desvío, dio en palo.
Sucedió a los 86’. Cañete recibe un rechazo tras un córner, pero Lezcano roba hábilmente. Se la entrega al ex River Plate, que comienza a escabullirse por el borde del área. Asiste a Aued, que con un implacable zurdazo bate a Leandro Requena y marca el gol del triunfo. La euforia de la celebración da cuenta de la importancia de la victoria para el plantel cruzado.
Católica volvió al triunfo, mantiene el invicto y continúa como líder absoluto