U. Católica 2-Curicó 1

U. Católica: Dituro; Rebolledo (84', Magnasco), Lanaro, Ampuero, Álvarez; Aued, Saavedra (78', Carreño), Rojas (85', Fuentes); Fuenzalida, Sáez, Munder. DT: B. San José.

Curicó: Deschamps; C. Díaz, D. Díaz, Franco, Rebolledo; Cortés, Bechtholdt; Cavalleri (79', Zúñiga) , Espinosa (56', Blanco), Gauna; Vargas (70', Briceño). DT: J. Vera.

Árbitro: Francisco Gilabert. Amonestó a Aued, Fuenzalida, Rebolledo (UC): Espinosa (C)

Goles: 23', Vargas (C); 44', Munder (UC); 80', Sáez (UC)

Estadio San Carlos de Apoquindo. Asistieron 10.739 personas

La UC recupera la sonrisa. Sin brillar, pero con la contundencia ofensiva que le da Sáez. Poco importa haber sido superado por el rival a esta altura del campeonato. Los cruzados vencieron a Curicó y estiraron a tres su ventaja en la cima de la tabla sobre Universidad de Concepción, que sigue enredando puntos. Con la obligación de ganar, el equipo de Beñat San José dio una prueba de carácter y de paso se sacó la rabia después de varias fechas enfrascados con disputas con los árbitros.

Si algo hace incómodo a Curicó es que cuando tiene el balón te hace daño. No es tener por tener la posesión del cuadro albirrojo, que no se pone colorado a la hora de asumir el protagonismo del partido. Lo hizo hace algunas semanas frente a Colo Colo, hasta que esa noche ingresó Jorge Valdivia y cambió el giro del partido. Y lo repitió ahora en San Carlos de Apoquindo, donde no tuvo pánico escénico para imponer sus términos. A ratos le costó profundizar, pero siempre daba la sensación de que podía hacer daño.

La UC, tal como ha sido su historia en el presente campeonato, tardó en hacer pie. Aunque en el inicio tuvo un par de chances, a través de Munder especialmente, pasó buena parte del partido corriendo detrás de los curicanos. Sufrían sus centrales con la presión alta de los visitantes y no encontraba en posición cómoda a Diego Rojas, el hombre apuntado para organizar el juego. Todo parecía supeditado a un arranque del cubano o a algún anticipo de Sáez, siempre bien marcado por Díaz y Franco.

En ese escenario, no sorprendió la apertura de la cuenta por intermedio de Vargas, quien aprovechó un balón suelto en el área, devuelto por el travesaño, para silenciar San Carlos. Minutos antes, Dituro le había contenido un penal a Rebolledo, tras una polémica sanción de Gilabert.

El gol no cambió el panorama del partido. La UC seguía teniendo enormes problemas para generar fútbol y sobre todo para dejar a sus delanteros de cara al gol. Todo resultaba muy forzado. Mérito de la visita, que no renunciaba a tener el control del balón. Y que con espacios seguía inquietando a Dituro.

Pero al filo del primer tiempo vendría la jugada que cambiaría el ritmo del partido. Munder encontró un balón suelto a la salida del área y casi sin acomodarse, sacó un derechazo alto, inatajable para Deschamps. El cuadro cruzado encontraba la igualdad en el mejor momento de la visita. Y justo antes del descanso, para reordenar las piezas.

Aunque en el segundo tiempo la tónica no cambió demasiado desde la posesión de Curicó, ya la visita no hacía daño. Y la UC, mejor posicionada en defensa, entendió que el partido se iba a ganar por las bandas. Ya en el reinicio Fuenzalida tuvo la ventaja en sus pies, pero estuvo brillante Deschamps. Sáez, agazapado en el área, aguardaba su oportunidad. Sabía que alguna le iba a caer con ventaja.

A esa altura, Dituro intervenía poco y nada. Curicó ya no profundizaba. El partido estaba inclinado hacia el pórtico visitante. San José mandó a la cancha a Carreño en lugar de Saavedra para intentar mayor desequilibrio en campo rival. Justamente, un minuto después, una jugada por el costado derecho de Rebolledo terminó con un centro preciso para el oportuno Sáez, que anticipándose a Diego Díaz, le volvía a entregar el liderato en exclusiva a la UC. El argentino, a esta altura, ya es todo un acierto del técnico, que tanto insistió en su fichaje.

Con la ventaja y poco tiempo por delante, la UC se dedicó a neutralizar al rival, que ya sin piernas, terminaba chocando con el murallón defensivo cruzado. Lo estético ya importaba poco. La victoria y el liderato era lo principal. Los cruzados vuelven a estar en lo más alto, ahora con tres puntos de ventaja sobre su más cercano perseguidor.