U. Católica 0-0 O'Higgins

UC: M. Dituro; R. Rebolledo (83', D. Valencia), G. Lanaro, V. Huerta, A. Parot; C. Fuentes (73', D. Riascos), L. Aued; José P. Fuenzalida, D. Buonanotte (64', C. Lobos), C. Pinares; S.Sáez. DT: G. Quinteros.

OH: M. Pinto; P. Magalhaes, A. Acevedo, M. Cahais, R. Cereceda; D. González; R. Fernández, A.Doffo (90'+3', F. Ramírez); F. Castro, M. Pol (69', R. López), José L. Muñoz. DT: M. Figueroa.

Goles: No hubo.

Árbitro: José Cabero. Amonestó a Parot (UC); Fernández, Acevedo y Pinto. (OH)

Estadio San Carlos de Apoquindo. Asistieron 10.217 espectadores.

La UC tiene todo a su favor. La ventaja que mantiene en la punta del campeonato luce a estas alturas como insalvable y, con nueve encuentros por delante, el título parece sentenciado.

¿Pueden caerse los cruzados? Sin duda. Pero la distancia de 13 puntos respecto de su escolta (Audax Italiano) es inédita en toda la historia del fútbol chileno. Imposible, entonces, rehuir de las altísimas posibilidades que tienen de quedarse con el segundo bicampeonato desde su nacimiento como institución.

A estas alturas, el principal rival de los cruzados son ellos mismos. El favoritismo de cara al título es una realidad y deben convivir con ello. Pero no es fácil, pues el relajo es natural. Así se ha visto durante sus últimos encuentros. Y así se vio también ante O'Higgins, en San Carlos de Apoquindo.

El cuadro de Rancagua inició el duelo con buena disposición y hasta dominando, pero no sería más que un espejismo. Duró lo que tardó la UC en despertar y en encontrarse dentro del campo de juego.

La visita manejó el ritmo del encuentro hasta que Luciano Aued se hizo con la pelota. Un cuarto de hora, tal vez. El argentino mejoró respecto de sus últimas presentaciones y, ante los de la Sexta Región, volvió a ser el jugador determinante que conocen los estudiantiles. O al menos protagonista. El ex Racing encontró buenas asociaciones con Fuenzalida y Pinares, pero los pupilos de Gustavo Quinteros chocaron con un buen bloque defensivo celeste (amarillo en este encuentro, en rigor), y con su propia incapacidad de materializar los acercamientos que realizaron sobre el arco de Miguel Pinto.

Lo buscaron los precordilleranos. Con jugadas urdidas, inspiraciones individuales, por arriba y por abajo. Con buen fútbol, a pocos ratos, o a los empujones, con pura motivación. Rematando de cerca y de lejos. Con zurda, con derecha, de volea y de cabeza. No hubo caso. No era el día para quedarse con un triunfo. Sí era el día para contar como positivo un punto exiguo, al menos a la luz del trámite del compromiso, que tuvo al dueño de casa, aunque sin brillar, buscando siempre cambiar su suerte y a un visitante mezquino, que apenas generó peligro y que terminó conformándose con la paridad.

No hubo goles en la agradable tarde de Las Condes, pero los más de diez mil hinchas universitarios se fueron igualmente contentos. A la larga es un partido menos. Un partido menos para la celebración de la que nadie quiere hablar, pero que todos tienen en la cabeza.

Trece puntos de ventaja. Y apenas 27 por disputarse. Solo una hecatombe privará a la Universidad Católica de levantar el trofeo de campeón. Su distancia es tanta, que ahora la pregunta que surge no es quién será el campeón, sino que cuándo. Merecido, en todo caso, pues los de Las Condes han sido amplios dominadores del certamen. El empate los priva de una ventaja todavía mayor, pero no amilana las buenas sensaciones. Los cruzados siguen firmes en su camino al título.