La UC usa la cabeza para sumar un triunfo clave ante Audax en la Copa Chile
Con un frentazo de Ampuero y otro de Zampedri, al final de cada tiempo, respectivamente, los cruzados se impusieron por 0-2 en La Florida y quedaron con la primera opción de clasificar a los cuartos de final del segundo certamen más importante del fútbol nacional.
Apenas 17 segundos transcurrieron desde que el balón comenzó a rodar en La Florida y ya se había producido el primer incidente del partido de ida de los octavos de final de la Copa Chile entre Audax Italiano y Universidad Católica. Y el problema esta vez no fue dentro de la cancha, sino que fuera de ella: las torres de iluminación se apagaron y el estadio quedó en penumbra, una situación que se ha hecho bastante usual en los recintos del fútbol chileno durante estos meses de invierno.
Así, bajo una creciente lluvia en la comuna del suroriente de la capital, los cerca de 2.000 hinchas que llegaron debieron aguardar 25 minutos para que el partido volviera a reanudarse. Al regreso, la carpeta sintética y el agua ofrecían un escenario ideal para un juego rápido, donde el que estuviera más preciso iba a sacar diferencias. Y ese fue el conjunto cruzado, que se impuso por 0-2.
La UC, que necesitaba con urgencia una victoria para borrar su pálida imagen del Torneo Nacional, se vio más cómoda en el comienzo e intentó controlar las acciones e intentó hacer daño a través de las subidas de sus laterales y las diagonales de sus extremos. La mayoría de sus ataques se concentraron por el sector derecho, donde Mauricio Isla y José Pedro Fuenzalida tuvieron bastantes facilidades para filtrarse. Por ahí nacieron las posibilidades más claras, como el cabezazo de Clemente Montes, a los 21′, que el joven portero Tomás Ahumada logró desviar. Sin embargo, el único gol de la primera parte llegó desde la otra banda. Un perfecto centro de Alfonso Parot encontró la cabeza de un destapado Branco Ampuero, quien abrió la cuenta, con un excelente gesto técnico, en el minuto 45.
El elenco local, por su parte, careció de profundidad en la primera fracción. Algunos tibios intentos de Jorge Henríquez y algunos desbordes de Roberto Cereceda, Nicolás Aedo y Luis Riveros inquietaron a la defensa estudiantil, pero Sebastián Pérez tuvo poca actividad. Definitivamente, el partido se le estaba haciendo bastante cómodo al equipo dirigido por Ariel Holan.
Para contrarrestarlo, el DT audino Juan José Ribera cambió el dibujo táctico y pasó a defender con tres en el fondo, con el ingreso de Pablo Alvarado, mientras que Michael Fuentes Vadulli reemplazó a Germán Estigarribia. De ese modo, buscó soltar un poco más a sus laterales e intentar revertir a su favor el duelo por las bandas.
Esa variante también significaba que los defensas quedaran mano a mano con los delanteros cruzados. Sin ir más lejos, a los 52′, Fuenzalida pudo aumentar la cuenta, luego de un gran pase cruzado de Montes. No obstante, el portero Ahumada estuvo brillante para contener el disparo del Chapa.
Con el paso de los minutos, la UC comenzó a sufrir con el desgaste, que tanto teme su DT. Por ello, Gonzalo Tapia y Fabián Orellana ingresaron. El primero definió mal en inmejorable posición, a los 67′, y el segundo se instaló como mediapunta en su regreso a La Florida después de 13 años. No lo hizo mal. De hecho, se mostró muy movedizo y ofreció pasajes de calidad, pisando el balón y eludiendo rivales. También fue clave en el final, con una asistencia.
Audax, en tanto, con más voluntad que fútbol se acercó. Primero, a través de un cabezazo de Fabián Torres, que sacó Pérez (74′), luego mediante una tijera de Alvarado, que dio en el travesaño y salió de la cancha (76′) y después con un zurdazo ancho de Aedo (83′). Ya, a esas alturas, al cuadro cruzado se le encendió el indicador de bencina en el tablero, pero a diferencia del duelo con O’Higgins, esta vez sí le alcanzó para festejar una victoria. Y lo coronó con un tanto de Zampedri, de cabeza en los descuentos tras centro de Orellana.
La UC sumó una victoria para la confianza. Este sábado definirá el paso a cuartos de final, el último en San Carlos de Apoquindo antes de su remodelación.
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