La UdeC estira la pesadilla azul
El conjunto penquista le propinó a la U su tercera derrota consecutiva en el torneo, por 1-2. De esa manera, se colocó como único escolta de Católica en la tabla.
U. de Chile: J. Herrera; M. Rodríguez, A. Contreras, G. Jara (52', R. Echeverría), F. Schultz; F. Seymour, D. Pizarro (84', I. Díaz); A. Araos; N. Guerra (59', Y. Leiva), M. Pinilla, Y. Soteldo. DT: César Henríquez.
U. de Concepción: C. Muñoz; G. Pacheco, S. Vittor, G. Mencia, R. de la Fuente; A. Camargo, F. Manríquez; J. Meneses, W. Ponce (77', W. Ponce), J. Benítez (46', L. Rivero); J.P. Pineda (84', Berríos). DT: Francisco Bozán.
Goles: 50', 1-0, Guerra define con remate cruzado al recibir un pase de Soteldo; 59', 1-1, Riveros recibe un pivoteo notable de Ponce y sacar un derechazo al ángulo; 62', 1-2, Meneses saca un zurdazo y celebra gracias al error grosero de Herrera.
Árbitro: Piero Maza (5). Amonestó a Soteldo, Pizarro, Rodríguez (U). Benítez, Vittor, Camargo, Pacheco, Ponce, Figueroa (UdeC). A los 81' expulsa a Pacheco por doble amarilla y a los 89', a Riveros por un codazo a Contreras (UdeC).
Estadio Nacional, asistieron 31.001 personas.
A la Universidad de Chile le sale todo mal. Esos "días salvajes" de los que habló Hoyos en su sobreactuada despedida, parecen no tener fin. En el debut de los interinos, con César Henríquez a la cabeza, el equipo azul sufrió hasta el final y no pudo evitar una nueva caída, igual de dolorosa que las dos goleadas previas. La Universidad de Concepción, cuadro que llegó inspirado a Ñuñoa, se llevó la victoria por 1-2.
Quizás por la falta de centrales pensando en la Copa Libertadores (Vilches y Echeverría están suspendidos), la nueva banca de la U dispuso una línea de cuatro en el fondo. Un cambio elemental respecto a lo que ofrecía este elenco con su anterior entrenador.
El problema, sin embargo, va mucho más allá de un esquema. El cuadro del chuncho padece la peor enfermedad que puede atacar a un deportista: la falta de confianza. Y eso se notó en cada pelota disputada, cada intento de pase rompedor, en cada acto de desesperación después de un error. En el Nacional se vio a los azules caminar sobre cajas de huevo, temerosos, con un bajón anímico desolador para los 30 mil hinchas fieles que llegaron al estadio pese al duro momento de su club.
La excepción, tal como en el desastre de Belo Horizonte, fue Angelo Araos. El único frontal y ambicioso. La U penquista lo entendió así y, por lo mismo, se coordinó para tratar con rudeza al volante. Falta táctica, dicen los técnicos; juego sucio, reclamaron los futbolistas locales.
Después de un primer tiempo muy opaco, con mínimas llegadas, el compromiso se abrió en la segunda fracción. Nico Guerra generó el desahogo con el primer gol, pero los del Campanil se recuperaron rápido y en menos de cinco minutos devolvieron a los azules a su estado de oscuridad. Los goles de Riveros y Meneses (este último con complicidad evidente de Herrera) estiraron la pesadilla y aumentaron el descontrol del dueño de casa.
La UdeC, sin embargo, pagó por su excesivo juego brusco. Dos expulsiones sobre el final dejaron a su rival con la opción clara de, por lo menos, llegar al empate. Los sureños se defendieron con lo poco que le quedaban. Un triunfo era clave, para colocarse como único escolta de Universidad Católica en la tabla. Y lo consiguieron. El séptimo triunfo consecutivo, frente a la tercera al hilo de la U en el torneo (cuarta si se considera la Libertadores). Lágrimas, rostros de dolor. En el conjunto azul sólo se respira tristeza.
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