Ni el reciente bicampeón Mario Salas, ni su presunto sustituto en la UC, Miguel Ramírez. Ni el jovencísimo Francisco Bozán, ni Luis Marcoleta, DT de largo recorrido. Ni el interino Erick Guerrero, ni el prometedor Nico Córdova, flamante campeón de Copa y adiestrador del futuro. De los siete técnicos chilenos que habitan hoy las bancas de Primera, tan solo uno se encuentra en condiciones, a falta de dos fechas para el término del Transición, de pelear por el título. Un entrenador que ya estaba, porque jamás se había ido. Una inesperada aparición, tal vez, pero nunca un aparecido.

Y es que son pocos los entrenadores chilenos del medio local que pueden presumir hoy (algo que probablemente él tampoco haría) de un currículum tan completo y coherente como el de Hugo Vilches. Un estratega de 48 años con casi 20 de experiencia en los banquillos. Apenas cinco como técnico principal, pero más del doble dedicado, de un modo u otro, al fútbol formativo.

Un ex delantero de efímera trayectoria profesional que perforó las redes rivales en las filas de Rangers de Talca y Universidad de Chile (su club de formación); pero que inició su carrera en los banquillos en un pequeño pueblo de Girona de apenas 20.000 habitantes, Bañolas, a más de 11.000 kilómetros de Chile. Un tipo que ya dirigía en la Tercera División española en los albores del presente siglo y que realizó el curso de entrenador en Reino Unido, pero que al regresar a su país natal, un lustro más tarde, volvió a empezar de cero, es decir, por el principio.

Fue técnico de las divisiones menores de la U durante cuatro años (club del que se convirtió más tarde en jefe de fútbol formativo), pero también ayudante técnico de Arturo Salah en Santiago Wanderers, y hasta encargado del análisis y la edición de video de la Roja adulta de Bielsa trabajando mano a mano con el Toto Berizzo. Funciones, todas ellas, que le proporcionaron experiencia, conocimientos útiles, pero de las que nunca trató de beneficiarse (en términos de marketing) para sacar mayor partido. Ni siquiera en un país y en unos tiempos en los que ser pariente lejano de Bielsa parecía bastar como bagaje para firmar un contrato vitalicio. "Yo conocí a Hugo (Vilches) en España, donde inició su labor como técnico. Conocía su perfil y sus características, así que de alguna manera lo propuse como una alternativa para asumir, primero, la selección Sub 15", comienza a relatar Juan Carlos Berliner, gerente de selecciones durante la presidencia de Harold Mayne-Nicholls. "Y con el tiempo salió de él intentar conocer el trabajo del cuerpo técnico de la selección adulta, y terminó trabajando con Eduardo Berizzo en tareas de apoyo al plantel mayor", agrega. Corría el año 2009 y al hoy DT de Audax aún le restaban cuatro años más de preparación antes de asumir como técnico principal en la banca de su primer equipo.

"Hugo cuando llegó acá, en el primer semestre que fue un Transición como éste, le fue muy mal. Salimos penúltimos. Él venía de las cadetes, con otro manejo, y el jugador profesional es muy distinto. Creo que cometió muchísimos errores, pero tuvo la gran virtud de darse cuenta para no volverlos a cometer". El que habla es el capitán y máximo referente del primer conjunto profesional dirigido por Vilches, en el año 2013: Jorge Manduca, arquero de Barnechea. Un conjunto humilde que venía de dilapidar un año antes, con Mario Salas en la dirección técnica, dos opciones consecutivas de lograr el ascenso a Primera, pero que tras su discreta campaña de adaptación, terminaría alcanzado de la mano de Vilches. "Después de ese fracaso que tuvo, volvió renovado. Y creo que su mayor virtud fue esa, que supo reinventarse junto a su cuerpo técnico después de un fracaso. Y bueno, a final de esa temporada, él nos llevó al ascenso". El 28 de mayo de 2014, tras derrotar a San Luis en la tanda de penales, el Barnechea del desconocido Hugo Vilches conquistaba el primer y único ascenso a la élite del balompié chileno registrado en sus 87 años de historia. La siguiente estación del estratega sería Talcahuano.

Allí, a los mandos de Huachipato, el entrenador logró su primera clasificación a un torneo continental, luego de guiar al conjunto acerero a la disputa de la Copa Sudamericana en 2015, dirigir 44 partidos y firmar un rendimiento final cercano al 50%. Unos dígitos que le permitieron, un año más tarde, aterrizar en La Florida, el 8 de septiembre de 2016, ocho días después de la renuncia a la banca de Audax de todo un peso pesado de los banquillos criollos, el multicampeón Jorge Pellicer.

Acompañado por su fiel escudero y su inseparable "amigo del fútbol" Hernán Peña como ayudante técnico, el alza experimentada por el conjunto de colonia desde su llegada ha sido tan sostenida como implacable. Penúltimos en el Apertura 2016, séptimos en el pasado Clausura y terceros ahora (a tres puntos del líder Colo Colo) con el segundo ataque más poderoso del torneo (23 goles a favor) y el máximo goleador del campeonato en sus filas (Bryan Carrasco, 10 anotaciones). "Un día me di cuenta de que me gustaba tanto ganar como formar y que no era incompatible. Pero si hay algo que me atrae de este juego, de esta actividad, es que siempre hay alguien inventando cosas", confesaba el propio entrenador al poco de desembarcar en La Florida.

"Lo mejor que tiene Hugo es que es un técnico leal y frontal, que nunca le esconde nada al jugador. Un entrenador muy humano, muy detallista, que se preocupa siempre por cómo está el jugador, su familia, su entorno, sus cosas, por cómo se siente. Es uno de los técnicos chilenos con mayor proyección y ojalá que todo se le dé porque uno sabe lo que trabajó, lo que se esforzó por llegar a donde ha llegado", proclama Manduca. Y Berliner, concluye: "Hugo es un tremendo profesional que se preocupó de formarse. Y yo creo que el recorrido que hace es un recorrido sumamente coherente. Es una persona de bajo perfil mediático, pero no de bajo perfil profesional, porque es un súper líder con los jugadores y yo sé que se siente capaz de salir campeón. Un tipo coherente con sus convicciones, que trabaja de acuerdo a ellas y que va a seguir así, le vaya como le vaya".

Diecisiete años después del inicio de su larga carrera de fondo, Hugo Vilches tiene a Audax peleando por un título que la institución no levanta desde 1957, pero que de vencer esta tarde a Unión podrá seguir peleando hasta la última fecha. El premio a la paciencia.