El Mundial de Qatar tiene varios elementos que lo hacen distinto a todos los anteriores. Partiendo por la premisa de que se llevará a cabo, por primera vez, en noviembre y diciembre, a diferencia de siempre. También están todas las polémicas que han existido alrededor de su organización. Las acusaciones de abusos en la construcción de estadios, por ejemplo. Además de las privativas leyes qataríes, que más de un dolor de cabeza le han generado a la FIFA.

En lo futbolístico, el componente que le da un sabor diferente es que se trata del último Mundial de muchos jugadores que han marcado una era en el balompié. A continuación, una lista y la historia mundialera de las leyendas que buscarán su última oportunidad en el torneo planetario de Medio Oriente.

Lionel Messi, la última oportunidad de la Pulga

El 10 de julio de 2021, Lionel Messi se arrodilló y colocó sus dos manos sobre su cara. Solo instantes atrás, Esteban Ostojich, árbitro uruguayo, había pitado el final en Maracaná. Argentina vencía a Brasil y se quedaba, después de 28 años, con el trofeo más preciado del continente, la Copa América. El astro de la albiceleste, su conductor y, por lejos, el mejor jugador de aquel certamen, se sacaba una mochila que incluía finales perdidas, una renuncia y la ácida crítica de sus detractores, los cuales, muchas veces, lo apuntaban como el principal responsable de los fracasos del decenio. Esa tarde no tuvo su actuación más sobresaliente. Pero a quien le importa. La selección argentina se quitaba el peso más grande de los últimos tiempos.

Un año y medio después, Qatar, el bullado y polémico campeonato que arranca en escasas jornadas, será el quinto Mundial que el rosarino dispute, esta vez, con una condición distinta y un mote de favorito que no acarreaba en la edición pasada. Su historia con el torneo de los mejores está llena de altibajos. Pero vamos por parte. El relato del siete veces ganador el Balón de Oro es conocido. Hace veinte veranos, cuando brillaba en el equipo juvenil del Barcelona, rechazó, en más de una ocasión, la oferta de defender al seleccionado español. Tenía la oportunidad de jugar al lado de sus compañeros de club. Sin embargo, Leo era majadero en que si se ponía la casaca de una nación sería la celeste y blanca.

Así arrancaba el recorrido del talento más reconocido de lo que va de siglo en el balompié. Debutó con Argentina en un partido amistoso contra Hungría, que si no tuviese este elemento casi mítico de ser el primero de la leyenda, estaría olvidado en las páginas de algunas revistas y en los compactos menos vistos de YouTube. Dos minutos en cancha y fue expulsado. Anécdota más que repetida. Un año después, llegaría su primera convocatoria a una Copa del Mundo. José Néstor Pekerman no podía prescindir del zurdo en la competición que se llevaría a cabo en Alemania, entre junio y julio de 2006. Claro que, a la postre, su recuerdo en tierras teutonas sería más agrio que dulce. Como gran parte del camino que viviría al calzarse la remera trasandina. Oscilando entre la categoría de discutido y su indudable condición de ídolo.

En esa carretera se encontró con, por ejemplo, Diego Armando Maradona. Los Diez estuvieron juntos en Sudáfrica. Uno en la banca y el otro en la cancha. Juntar al campeón en México 1986 con el mejor argentino de los últimos tiempos parece sacado de un cuento de Fontanarrosa o Soriano. Pero la película no tuvo un final bueno. De hecho, en aquella cita, Messi no lograría exponer su mejor versión —pese a que en paralelo ocurría el fenómeno Barcelona de Guardiola— y su escuadra se fue goleada en la ronda de ocho.

Diego Maradona da instrucciones a Lionel Messi durante el partido entre Argentina y México en Sudáfrica 2010. Foto: AP/Matt Dunham

Su momento cumbre, hasta ahora, en un Mundial, lo viviría siendo dirigido por Alejandro Sabella, estratega que falleciera en noviembre de 2020. Con Pachorra, la Albiceleste firmó una Eliminatoria notable y, luego, escalaría hasta la final de Brasil 2014. El partido que mejor jugó Argentina fue el único que perdió: el séptimo, contra Alemania, que definiría Mario Götze cerca del cierre, en el alargue. En esos 28 días que transcurrieron entre el debut del conjunto capitaneado por Messi y el duelo ante los germanos, los de Sabella fueron un elenco pragmático, que ganó sus encuentros por solo un tanto de diferencia en todas las ocasiones (2-1 a Bosnia y Herzegovina, 1-0 a Irán, 3-2 a Nigeria, 1-0 a Suiza, 1-0 a Bélgica y por penales a Países Bajos tras un 0-0). Messi participó en la gestación o finalización en siete de sus ocho goles. Sin dudas, su mejor certamen planetario hasta hoy.

¿Qué pasó cuatro años después? El desgaste pasó la cuenta. Jorge Sampaoli no logró convencer jamás al grupo y el cuerpo técnico terminó distante del plantel de futbolistas. El periodo de finales perdidas, ante Alemania y dos contra Chile, pasaron la cuenta en un seleccionado que parecía haber extraviado el rumbo. En Rusia, Argentina llegó solo hasta octavos de final, donde sucumbió ante Francia, sin apelaciones futbolísticas, pese al estrecho marcador final, que indicaba 4-3 para quienes serían los monarcas.

Pero toda ruta puede ser encontrada. Hasta hace quince meses, el proceso liderado por Lionel Scaloni era más cuestionado que respaldado al otro lado de la frontera. Luego del fallido paso del exentrenador de la Roja por Ezeiza, uno de sus ayudantes quedaría al mando. De esta manera, el oriundo de Pujato comenzó una fase de renovación en su Selección. Con Messi como estandarte, logró dar con un grupo que hoy está en un nivel que, hasta hace dos años, parecía lejano e impensado. En medio de los constantes problemas administrativos en que está sumida la AFA, el seleccionado parece ser una taza de leche. Una isla que calma las aguas.

Los hechos están a la vista. El torneo por disputarse en Medio Oriente parece ser la última ocasión para la leyenda argentina del siglo, que ha tenido una gran mitad de temporada en su elenco actual, el París Saint-Germain, y que se ha transformado en el líder del grupo de jugadores argentinos que actualmente se visten con la albiceleste. Si hace ocho años una de las críticas que se le hacían era que su actitud era más bien timorata, dejando las arengas a Javier Mascherano, hoy eso queda de lado. Sobre todo luego de que se expusiera su alocución en el camarín del Maracaná. En esta ocasión, los escollos de Argentina serán Arabia Saudita, México y Polonia.

Cristiano Ronaldo, en búsqueda de la redención

Uno de los relatos más emblemáticos de Cristiano Ronaldo tiene relación con la Copa Mundial. Situémonos en Gelsenkirchen, una de las ciudades de Alemania donde se jugaba el certamen de Alemania 2006. Allí, Portugal enfrentaría a Inglaterra, en los cuartos de final. El artillero sería el encargado de patear el quinto penal. Fue y lo hizo. Lo grita con todo, al cielo, pues se lo dedica a su padre, fallecido un año antes. Los lusos, con eso, se metían en semifinales, instancia donde caerían por 1-0 ante Francia. Luego, en el encuentro por el bronce, no podrían doblegar a los locales. El cuarto puesto planetario es la mejor ubicación que ha tenido CR7 en sus cuatro certámenes.

De ello, 16 años. Hoy, el máximo goleador de la Champions League pasa por uno de los momentos más complicados de su exitosa carrera. Es suplente en el Manchester United y durante la temporada actual ha hecho más noticia por su actitud afuera del campo de juego. Se mira con nostalgia su pasado en el Real Madrid, donde conquistaría cuatro Champions League, o su primera etapa en Inglaterra, que lo elevarían a la condición de uno los mejores futbolistas de planeta. No es extraño pensar, entonces, que Qatar sea la ocasión de redimirse. Se percibe lejano el cuarto lugar en Alemania. Cristiano Ronaldo tenía 21, tan solo. Además, aún no se posicionaba como el capitán y líder del equipo. En aquel momento, el emblema era Figo, otro ídolo de su nación.

Los mundiales han sido meses ingratos con el atacante. En Sudáfrica chocó con la España de Vicente del Bosque, a la postre campeón. En Brasil consumó un fracaso mayúsculo, al no poder superar la fase de grupos. En Rusia, se fue en la ronda de dieciséis. Claro que, de todas formas, ha dejado jornadas inolvidables. Como aquella en Sochi, cuando Portugal y España igualaron 3-3, en uno de los mejores cotejos de la última cita mundialista. En aquella tarde, el capitán portugués marcó las tres dianas, siendo la última una de las mejores del año: un tiro libre de antología.

Más allá de esto, a las últimas dos convocatorias mundialeras, Cristiano Ronaldo arribaba en un esplendido momento personal. En 2014 y 2018 había sido campeón de la Champions League menos de un mes antes del comienzo, en ambas, como máximo artillero de la competición de clubes más prestigiosa de Europa.

El recuerdo más valioso del formado en el Sporting de Lisboa continúa siendo la Eurocopa de 2016. Es cierto que debió abandonar en la final, luego de sufrir una lesión en el primer tiempo. No obstante, también se debe recalcar que su aporte fue determinante para que lograsen alcanzar aquella instancia. El seleccionado dirigido, en ese entonces y hoy, por Fernando Santos, superó la fase grupal con tres empates, siendo uno de los mejores terceros. Cristiano marcó dos goles ante Islandia, en la igualdad 3-3, del cierre de la zona. Sin esa unidad, Portugal se iba eliminada en primera instancia. Luego sería determinante ante Suiza, en octavos, Polonia, en cuartos, y ante Gales, en semifinal, abriría la cuenta en la victoria 2-0 de los suyos. Fue su mes más brillante a nivel de selección. En esta cita planetaria, Portugal comparte grupo con Ghana, Corea del Sur y Uruguay.

Luis Suárez, la bala postrera del Pistolero

Suárez no imaginaba, hasta hace un par de meses, el nivel al llegaba la idolatría que existía sobre su figura. El hashtag Suárez a Nacional, escaló tanto en las redes sociales que se terminó transformando en una historia de antología en la era moderna, con la tecnología imperando. Logrando lo impensado. El Pistolero pasó del Atlético de Madrid a la escuadra uruguaya que lo formara, debido a la presión y petición de los fanáticos.

El oriundo de Salto ha tenido una carrera esplendida y su último cartucho en el balompié de primer nivel puede ser en Qatar. El recorrido del charrúa es recordado por haberse cansado de marcar con la casaca de Liverpool, la del Barcelona, tener grandes números en todos sus clubes y ser el goleador histórico de la Celeste. Sin embargo, las Copas del Mundo son una historia aparte para Suárez.

La primera que disputó fue Sudáfrica 2010. Allí anotó la no despreciable cifra de 3 goles en 6 partidos. Pero está claro que su momento más recordado en la cita africana no fue por superar a guardameta, sino por evitar un tanto a su equipo. ¿Cómo? En el minuto 119, ante Ghana, el Pistolero, jugador, en ese entonces, del Ajax, no halló nada mejor que evitar la conquista de los rivales con un manotazo sobre la línea.

El árbitro Olegário Benquerença sancionó la acción señalando el penal y expulsando al delantero uruguayo.

Fernando Muslera era superado y Suárez aplicó el último recurso. El juez portugués Olegário Benquerença aplicó la lógica. Penal y roja. El atacante rompía en llanto. Pero la historia cambió en cosa de instantes. Gyan erró el lanzamiento, dándole al travesaño. Del lamento a la euforia pasó el delantero.

Pero ese impulso no siempre le trae consecuencias positivas. Uno de los momentos más complejos de su periplo en el balompié lo vivió en Brasil 2014, cuando mordió a Giorgio Chiellini. En la jornada anterior, Suárez había firmado una de sus tardes mágicas, dándole el triunfo a la Celeste ante Inglaterra, con un doblete. El debut, contra Costa Rica, se lo había perdido, pero llegó al segundo encuentro, por lo que le dedicó la victoria y sus dianas a Walter Ferreira, el kinesiólogo de la Celeste. Ante Italia, el juez no percibió la agresión. Claro que a la postre la Comisión Disciplinaria de la FIFA lo sacó del certamen y su debut en el Barcelona se vio postergado por varios meses.

Luis Suárez después de morder a Giorgio Chiellini. Foto: Xinhua/Guo Yong/AgenciaUno

“En Rusia no me sentí como Luis Suárez”, dijo en algún momento el goleador. Ahora tiene su última chance. Uruguay participa de su cuarto Mundial consecutivo, algo que no ocurría desde 1962, 1966, 1970 y 1974. En ese sentido, el máximo anotador sabe que, quizás, su rol esté relegado al banco de suplentes. Algo que no se toma mal. “Es el último para mí, lo voy a disfrutar mucho, desde donde me toque estar”, aseveró hace algunos días. En esa línea, el Pistolero, quien fuese campeón de la Copa América 2011, sostiene que su país debe estar orgulloso de la generación de futbolistas que el lidera.

Dani Alves, adentro pese a los cuestionamientos

El mejor tiempo de Daniel Alves da Silva ya pasó. Sin embargo, el carrilero no deja de ser una leyenda del fútbol moderno. El multicampeón con Barcelona sorprendió a varios con su inclusión en la lista de Tite para el Mundial de Qatar. No es casualidad. Durante los últimos años sigue figurando en, por lo menos, un llamado anual al Scratch.

Causando estragos por el sector diestro del campo, Dani Alves se consagró en Copa América, Copa Confederaciones y posee un oro olímpico. Le falta la Copa del Mundo. Más allá de su indiscutible trayectoria, su llamado al certamen de noviembre y diciembre fue duramente cuestionado en el país de la Samba. En su estilo, el lateral no se quedó callado y colgó un mensaje en su Instagram.

Dani Alves ganó el premio a mejor jugador de la Copa América 2019. Foto: REUTERS/Ueslei Marcelino

“¿Sabes por qué llego dónde estoy? Porque necesitas tener coraje, necesitas tener el coraje de enfrentar todo lo que viene, necesitas el coraje para serlo, necesitas la fuerza para existir, necesitas las agallas para resistir. Te animo a que hagas esto también o siempre estarás tratando de obstaculizar a aquellos que tienen la capacidad”, reza parte del escrito.

Independiente de su condición de ídolo en el Barcelona, los mundiales no son un recuerdo precisamente dulce para Alves. En Sudáfrica, por ejemplo, recién se ganó la titularidad en el tercer encuentro de la fase de grupos. El puesto de lateral derecho era de Maicon y el ex Sao Paulo irrumpió en la zona media desde el cierre de la primera fase hasta su eliminación en cuartos de final, ante Países Bajos. Más adelante, en su nación, el recuerdo es derechamente amargo. Fue titular hasta el encuentro ante Chile, no obstante, desapareció de la nómina ante Colombia, Alemania y Países Bajos. ¿El saldo? 2-1, 1-7 y 0-3.

Su última situación desafortunada que tiene relación con la cita de los mejores ocurrió en 2018. Estando en un buen nivel, jugando en el PSG, se lesionó a poco tiempo del torneo, por lo que no pudo llegar. Un año después tuvo una redención, en la Copa América 2019, donde fue uno de los mejores futbolistas. Sin embargo, Dani Alves busca dar su espectáculo planetario definitivo en Qatar, donde Tite lo lleva, pese a no estar en su mejor momento y encontrarse en una liga de menor envergadura, como lo es la mexicana, para los estándares brasileños. No se sabe si aparecerá o no, pero los partidos de Brasil en las próximas semanas serán ante Serbia, Suiza y Camerún.

Keylor Navas, la leyenda tica

A esta altura, decir que Keylor Navas es el mejor futbolista de la historia de Costa Rica no es ningún misterio. No se está descubriendo algo nuevo. El portero, tras su extraordinaria actuación en Brasil 2014, arribó al Real Madrid y fue titular en el tricampeonato de la Champions League que consiguieron los merengues de la mano de Zinedine Zidane. Seguro, con reflejos impresionantes y una agilidad envidiable.

Sus buenas campañas en Levante estaban a la vista de todos, pero fue su consagración en la cita de hace ocho años. Los ticos, contra todo pronóstico, se metieron en la ronda de los ocho mejores. Superaron un grupo que parecía imposible, con Uruguay, Italia e Inglaterra, como líderes. Luego dejaron en el camino a Grecia, por penales; mismo expediente en que Países Bajos los venció en cuartos de final. En cada uno de los encuentros, el golero fue decisivo en el marcador.

En esta ocasión, el panorama se vislumbra similar. Alemania y España son las potencias de la zona en la que se encuentra Costa Rica, donde, además, está Japón. Claro que su inolvidable campaña en 2014 no logró ser repetida en 2018, cuando los tricolores fueron últimos del grupo con Suiza, Serbia y Brasil.

Robert Lewandowski, buscando un certamen destacado

Robert Lewandowski es, sin duda, uno de los artilleros más letales de los últimos tiempos. El polaco se cansó de hacer goles en el Borussia Dortmund, en el Bayern Múnich y ahora no se ha quedado atrás en el Barcelona. El nacido en Varsovia ha sido multicampeón de Bundesliga y ganó una Champions League en 2020. Aquel año era el gran favorito para quedarse con el Balón de Oro, no obstante, se suspendió la entrega de este.

La gran deuda, si es que se le puede llamar así, ha sido realizar un torneo destacado con su selección. Polonia no es un país de vasta tradición futbolística en el panorama europeo. Sin ir más lejos, sus mejores actuaciones en un Mundial se remontan a 1974 y 1982, cuando el talento de Grzegorz Lato los condujo a quedarse con el bronce en dos ocasiones. Luego del torneo disputado en España a inicios de los 80, el cuadro blanquirrojo ha participado de solo cuatro certámenes. Fueron en 1986, 2002, 2006 y 2018. En ese último, Robert Lewandowski fue titular en los tres cotejos de la fase de grupos, pero no pudo marcar ningún tanto. Los suyos se despidieron en la ronda inicial.

En esta ocasión, quiere dejar atrás esa magra presentación. A sus 34 años, aspira, por lo menos, a avanzar una ronda. Su debut será el próximo 22 de noviembre, ante México. También se verá las caras con Polonia y Argentina. A nivel individual, las estadísticas del centroatacante en la selección son tan espectaculares como en los equipos. En 120 encuentros, ha marcado 84 goles. Un promedio de 0.83 es lo que registra.

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