Después de la derrota frente a Ecuador, cada partido de la Selección entra en la categoría de decisivo. Lo fue el que disputó el jueves ante Argentina y el equipo de Martín Lasarte lo perdió, complicándose seriamente en la opción de clasificar al Mundial de Qatar. Lo será también, el choque frente a Bolivia, en La Paz, un duelo que alterna las dificultades futbolísticas con las consabidas condiciones geográficas que, al menos de acuerdo a la versión oficial, motivaron el Plan Calama, del que la Roja salió con las manos vacías tras la caída frente a la Albiceleste.

Es cierto que una caída en la ciudad altiplánica, a 3.600 metros de altitud, no elimina matemáticamente a la Roja de la cita asiática. Es cierto, también, que el sentido común indica que una nueva caída la dejará al borde de la cornisa y emocionalmente destruido. Los partidos restantes no auguran un buen futuro: frente a Uruguay, que también se juega la clasificación, y ante Brasil, ya asegurado, pero con jugadores de alto nivel que luchan por impresionar a Tite para agarrar algún puesto en la delegación que participará en el evento.

La selección durante la preparación del choque contra Bolivia de este martes. Foto: Comunicaciones ANFP.

La última vida

Chile se juega la última vida. Mata o morir. Por ahora, busca esperanza donde casi ya no queda. Un reflejo de esta realidad es que lo que aconteció en los últimos días de su estadía en la cuidad minera, a la que llegó para enfrentar a los transandinos y para adaptarse al infierno del denominado ‘techo del mundo’. En los primeros días, la fiebre por el combinado nacional terminó en varias invasiones a la zona de tránsito exclusiva para los jugadores, el staff y la prensa, con el consiguiente riesgo para la seguridad y para la burbuja sanitaria. En promedio, unas dos mil personas se apretujaban, ilusionados con la posibilidad de conocer a sus ídolos y hasta hubo invasiones que motivaron el reforzamiento del dispositivo de seguridad. Después del revés frente al equipo de Lionel Scaloni, el entusiasmo se redujo considerablemente: apenas un par de decenas de fanáticos siguieron al pie del cañón, aunque varios obtuvieron premio al verlos de cerca y llevarse sus firmas o alguna foto de sus ídolos. Alexis Sánchez y Ben Brereton encabezaron las preferencias y respondieron el cariño.

Lasarte busca hacerle frente al pesimismo. De hecho, en las jornadas de práctica posteriores a la caída frente a la Albiceleste, más que a reforzar ideas futbolísticas, que trabajó a través de ejercicios muy específicos en la cancha del estadio Zorros del Desierto, el técnico se ha enfocado en fortalecer convicciones, en levantar ánimos. En gran medida, porque sabe que se trata de una de las últimas grandes batallas. De la que hay que ganar a cualquier costo.

Machete ha dado algunas pistas respecto de la alineación que enfrentará al equipo de César Farías a través de los diálogos que ha sostenido con los jugadores que incluirá en la formación inicial, como Gabriel Suazo, uno de los que más recibió consejos, aunque tampoco se trata de señales tan concluyentes. Lo mismo pasó por Marcelino Núñez, quien ya jugó contra Argentina. El misterio, finalmente, se resolverá pocas horas antes de la salida al Hernando Siles el escenario de la final que se juega la Roja.

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