Los buenos resultados en el circuito femenino de Daniela Seguel se han encargado de traerla de vuelta a la memoria colectiva. Es Germaine Ohaco (55), la segunda chilena en el ranking histórico de la era profesional, que encabeza la fallecida Silvana Urroz. Más allá de que por sus logros en los albores de este deporte, Anita Lizana sea la indiscutible número uno.
Ohaco llegó a ser 162 del mundo, a pesar de haber tenido una efímera carrera en el circuito profesional. Incluso, logró clasificar al cuadro principal del US Open en 1982, convirtiéndose en la última chilena en entrar al main draw de singles en un Grand Slam.
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Ohaco, en su época de tenista.[/caption]
Actualmente se encuentra radicada en Miami, un lugar donde ha pasado la mayor parte de su vida y donde dio sus primeros pasos en el tenis. "Mi padre, que jugó Davis Cup, me enseñó a jugar. Luego, me vio Arthur Ashe, quien comenzó a ser mi coach. Después, habló con Nick Bollettieri y me fui interna para allá. Empecé a viajar a los 12 años y jugué los torneos más importantes en juniors, como el Orange Bowl", relata.
Su carrera profesional fue corta y terminó por una casualidad, vinculada al mundo de las luces: "Cuando me gané el Abierto de Japón, decidí pensar un poco en mi carrera. Agarré mucho éxito y fama y no me gustó mucho. Decidí tomarme un tiempo libre, y Mario Kreutzberger, que me conocía por el tenis, me invitó a trabajar en televisión. Era solamente por un mes. Fui a Chile a ver de qué se trataba, porque yo quería volver al circuito. Pero, por esas casualidades, me quedé y seguí mi rumbo como modelo, haciendo televisión y me terminé retirando".
Su estadía en Chile se alargó también por su matrimonio con el conocido actor de teleseries Exequiel Lavandero, con quien tuvo una hija: "Viví muy poco en Chile, mientras estuve casada con él. Siempre he vivido en Miami".
"No voy a Chile hace 12 años. Pienso que voy a ir pronto, tal vez el próximo mes. Tuve un problema con el Huracán Irma. El apartamento donde estoy se deterioró. Estoy al lado del agua", dice. No obstante, siente un grado de temor de volver: "Me da mucho susto cada vez que veo los robos y todas estas cosas que pasan allá. Da un poco de miedo estar en el día a día viviendo. Sobre todo cuando uno se acostumbra a vivir en Miami con una tranquilidad y una seguridad únicas".
En Norteamérica continúa vinculada a las luces, aunque cumpliendo distintas funciones que le han permitido hacerse un nombre en el exigente rubro. "He seguido vinculada a la televisión y trabajo un poco en eso. También ejercí de modelo, de productora. Además, hago vestuario, maquillaje y ambientación. He estado en Telemundo y Univisión. En realidad, acá se pueden hacer muchas cosas", sostiene.
Por otra parte, Germaine se alegra al saber que Seguel se ha ido acercando a sus logros y celebra que se dedique al tenis: "No la conozco mucho, pero sí puedo decir que en Chile no hay costumbre de que las chicas sean proactivas por el deporte. Siguen con carreras universitarias o piensan en el matrimonio u otros sacrificios".
Sí ha estado más atenta a la realidad del tenis masculino, donde se ha enterado de diversas noticias: "Mi amigo, el ex tenista venezolano Nicolás Pereira, me mostró un video de Marcelo Ríos, sobre un comentario que hizo a la prensa. Encontré terriblemente denigrante y bajo que una persona, a cargo de la Davis Cup, insultara a los periodistas. Fue muy triste".
También ha seguido de cerca la carrera de Jarry, a quien destaca: "A Nicolás lo he seguido un poco, porque mi familia es muy amiga de los Fillol. Él viene de una familia con una cultura deportiva. Con entrenamiento y un buen físico para el tenis debería ser bueno. Hoy dominan jugadores de ese tipo. Y en las mujeres es lo mismo. Es cosa de ver a las rusas o a las Williams, con tremendos cuerpos. Yo tengo un metro 82, soy alta, pero en general el físico gana hoy en día a otras culturas, con otros tipos de cuerpo".
Igualmente, la raqueta sigue siendo una fiel compañera en esta etapa de su vidad, tal como en su adolescencia en Sarasota, en el rancho de Bollettieri, quien incluso la recuerda con una foto en su autobiografía. "Amo el deporte, sigo jugando tenis. Mi padre, con 89 años, aún juega. Cuando se ama el deporte, siempre se sigue jugando", reflexiona. Por eso mismo también valora el trabajo de su sobrina, Dominique, la destacada deportista de invierno, que ha puesto a Chile en la órbita internacional: "Mi hermano y mi cuñada son fanáticos de la nieve y muy persevarantes. Y esa perseverancia le ha permitido desarrollar a ella una carrera en el circuito".