Haciendo un balance del arbitraje en este Mundial, en la primera etapa hasta octavos de final, la vedette de este Mundial, el VAR, fue utilizado 335 veces, concediendo penales, corrigiendo faltas que habían sido sancionadas fuera del área y que en realidad se habían producido dentro; detectando conductas violentas. Con aciertos y errores, el balance fue bastante positivo.
Luego, desde octavos de final, resulta sorprendente que su utilización haya pasado a un segundo plano. Pareciera que hubo un mensaje de FIFA a los equipos arbitrales, para minimizar la participación del videoarbitraje. Los jueces asistentes estuvieron obligados a que las jugadas continuaran, aplicando correctamente el célebre concepto de "ante la duda, abstente".
Pese a la tecnología, el VAR siempre quedará supeditado al sentir futbolístico de seres humanos. Ayer pudimos ver un penal (mano) sancionado a favor de Francia, donde las imágenes son frías. Sobre la actuación de Néstor Pitana, tuvo un arbitraje temeroso, nervioso y su desempeño incidió en el resultado.
En el tiro libre, que derivó en el primer gol de Francia, la falta no existió. Y en el penal para los galos, el cobro carece de sentido futbolístico. Para mí, el relegado Alireza Faghani debió arbitrar la final.
Al cierre, unas palabras sobre el VAR: más justicia, menos trampa, más continuidad y tiempo efectivo. Pero, a pesar de todo, el VAR es frío...