La violencia de Jordhy Thompson pilla en pañales al fútbol chileno
El caso que protagoniza el delantero de Colo Colo desnuda la carencia de regulaciones específicas. Los clubes, en su mayoría, salvo la U, que se anota como uno de los pocos elencos que tiene un reglamento claro para enfrentar estos casos, se rigen por una disposición general del Mindep.
La denuncia de Camila Sepúlveda contra Jordhy Thompson vuelve a instalar la problemática de la violencia de género en el fútbol chileno. Específicamente, en Colo Colo. Hace tres años, los albos tuvieron que afrontar un caso similar. En esa oportunidad, quien exponía agresiones era la pareja de Leonardo Valencia, el volante que hoy milita en Cobresal. En septiembre de 2020, Blanco y Negro se vio forzado a romper el silencio para responderle a la diputada Ximena Ossandón, que los emplazó a tomar medidas. “Compartimos con usted la profunda preocupación relacionada con la violencia de género que afecta a muchas mujeres del país y la importancia de dar señales claras de condena a cualquier tipo de violencia, tanto dentro como fuera del estadio”, contestó la concesionaria, apuntando que le habían pedido explicaciones al jugador y que preferían que las inquietudes se canalizaran a través de las vías formales.
Ese caso constituyó el primer remezón para los albos y para el balompié nacional. En Macul se alcanzó a generar una mesa de trabajo, que se constituyó un par de meses después del conflicto que involucraba al ex volante de Botafogo. La instancia estaba a cargo de Marcelo Espina, entonces director deportivo de la institución. En ella participaron, también, los sicólogos del Cacique y se incluyó, además, al Club Social y Deportivo Colo Colo. La partida del exmediocampista a fines de ese año alteró el plan, aunque en Macul aseguran que el caso Thompson lo trataron en virtud de protocolos específicos respecto de la violencia de género que rigen desde 2021 y que bajo esas directrices se atiende. Cuando llegan denuncias, se le informan a las gerencias. La relativa a Thompson le llegó directamente al gerente deportivo, Daniel Morón, quien se reunió con el jugador para adoptar las medidas ante la crisis inicial. La primera parte de la experiencia no resultó exitosa: el jugador recayó en la conducta, de acuerdo al testimonio que Sepúlveda hizo público esta semana. Hay una consecuencia directa: el 9 de mayo, de hecho, será formalizado por violencia intrafamiliar. El club le quitó el patrocinio del abogado que le había provisto inicialmente y ahora el jugador espera a un defensor penal público.
El resto lo intenta
En el resto del fútbol chileno, se intentan adecuar al escenario. La ANFP, en efecto, no tiene un protocolo específico respecto de la violencia de género, pero al menos cuenta con uno relacionado con la prevención y sanción de las conductas de acoso sexual, abuso sexual, discriminación y maltrato que aborda la problemática en alguna medida. En febrero de 2021, el Consejo de Presidentes le entregó su aprobación. Los clubes recibieron una guía en ese sentido. El 8 de marzo de 2021, con las firmas del Presidente de la ANFP, Pablo Milad; de la ministra del Deporte, Cecilia Pérez, y de la directora de ANJUFF, Javiera Moreno, se dio por oficializada la incorporación del Protocolo contra el Acoso Sexual, Abuso Sexual, Maltrato y Discriminación a la estructura del fútbol chileno. En Quilín estiman que, de esa forma, se cumplía la ley 21.197. “Estamos muy contentos de estar con todos los representantes que estamos vinculados con el deporte, y con este proyecto de ley que es ya una realidad. Nosotros como fútbol estamos comprometidos, en implementar cada uno de los protocolos en esta nueva ley 21.197, que busca prevenir y no remediar hechos consumados, como abuso y acoso sexual, discriminación, y también maltrato”, evaluaba Pablo Milad. La ANFP creó, además, la Unidad de Buenas Prácticas, No Discriminación y Equidad “para trabajar en forma permanente en el desarrollo estos temas”. Para los clubes es obligatorio acogerse a este protocolo y establecerlo dentro de sus estatutos.
La reacción se produjo después de que, en 2020, estallara una denuncia de acoso sexual en el plantel femenino de Palestino, que involucró al kinesiólogo Ignacio Montano, quien fue removido de sus funciones. “Este protocolo busca establecer un nuevo estándar de seguridad en el desarrollo de la actividad deportiva, con un enfoque preventivo en el resguardo de niños, niñas, adolescentes, mujeres y personas que participan en el fútbol chileno. La ANFP rechaza categóricamente cualquier tipo de violencia que involucre a personas en el ámbito del fútbol”, insistía Milad.
Este viernes, hubo una reunión en la que participaron la ministra de la Mujer, Antonia Orellana; el ministro del Deporte, Jaime Pizarro; el timonel del fútbol chileno y la presidenta de la ANJUFF, Iona Rothfeld, precisamente para abordar la materia, naturalmente frente a la alerta que volvió a instalar el caso de Thompson. “Claramente debemos abordar estos casos que se han estado produciendo, para por un lado, condenarlos y también porque debemos tener una mirada respecto a lo que tenemos que hacer para seguir avanzando en temas de prevención, particularmente porque en el caso del fútbol y otras federaciones deportivas hay muchos hombres y mujeres que están en proceso de iniciación deportiva, de competencias, de entrenamientos de forma permanente y en ese aspecto creemos que hay un muy buen paso con la actualización de nuestro protocolo de Acoso, Abuso y Maltrato, sobre todo pensando que este será el que se implementará durante la realización de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos”, declaró Pizarro. “Nosotras esperamos la mayor colaboración de todos los actores involucrados en que esto se condene, se investigue y se cuente con todos los antecedentes para facilitar el proceso”, complementó Orellana, quien resaltó, además, la obligatoriedad en la aplicación del citado protocolo.
La U también da pasos concretos. En el club laico rige el Protocolo de Prevención y Sanción del Acoso Sexual, Abuso Sexual, Maltrato y Discriminación. Tiene alusiones específicas al comportamiento que se debe seguir en el club y a las señales que deben darse a la comunidad, precisamente por tratarse de uno de los más populares del país. “Como club, entendemos la relevancia que tiene nuestra institución en el país, la cual representa a millones de hinchas, como también a la universidad más prestigiosa y antigua de Chile. Tenemos la convicción de que no podemos estar ajenos a los importantes pasos que está dando la sociedad actual en prevenir actos de abuso, acoso, maltrato y discriminación, razón por la cual queremos ser un agente de cambio activo en estos avances”, sostiene el documento. El primer objetivo ya parece algo concreto. “Prevenir toda conducta o acción que implique violencia en todas sus formas, maltrato o discriminación en contra de una persona basado en su raza, orientación sexual, identidad y/o expresión de género”, especifica. El cuarto aborda la necesidad de generar espacios que les permitan a las eventuales víctimas entregar sus testimonios con seguridad. Todos los funcionarios de la institución están obligados a asumir el compromiso de plegarse a ese reglamento, que establece sanciones en caso de incumplimiento. También consigna que hay canales de denuncia anónimos para eventuales irregularidades, todas debidamente conceptualizadas.
En la UC, en tanto, se apegan al protocolo que dicta el Mindep. Independientemente de aquello, el área de sicología de Cruzados se preocupa de estar permanentemente reforzándoles tales principios a los jugadores y jugadoras que integran la institución en todas sus categorías. Otra, la de Asistencia Social, también participa activamente en una atención que procura ser integral. “Cruzados y las organizaciones deportivas se rigen por el Protocolo General del Ministerio del Deporte contra el Abuso sexual, Acoso sexual, Discriminación y Maltrato en la actividad deportiva”, responden los estudiantiles. “El protocolo dicta las pautas y acciones en estos temas”, añaden.
La mayoría de los clubes se adapta a las exigencias generales. “Cuando salió la ley, tuvimos que hacer las adecuaciones. Tenemos un encargado de esa materia. Cada tres meses tenemos que mandar una carta diciendo que hubo o no hubo casos. Es una cuestión que está súper controlada. Hemos cumplido con todo lo que ordena la ley”, sostiene el presidente de O’Higgins, Pablo Hoffmann. “Lo tenemos y le damos la importancia que merece una disposición así. Cumplimos con todo”, insiste.
En Unión Española, en tanto, optan por una aplicación más extendida de la disposición, abarcando los aspectos que no aparecen expresamente en la norma, pero que forman parte del sentido común, como el de la violencia de género. En Independencia refuerzan la idea de que se actúa estrictamente ante cualquier manifestación de violencia. “Si un jugador nuestro hace algo como lo de Thompson, lo hubiéramos sacado de una. Es una instrucción de Jorge Segovia. Nunca tuvimos que aplicar algo así, pero estamos dispuestos a aplicarlo más allá de la literalidad del protocolo”, explica una fuente del club de colonia.
De igual forma, en la Plaza Chacabuco le dedican especial atención a un aspecto que consideran crucial: la formación integral de sus jugadores. Esa consideración rige para todas las categorías de la institución.
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