Los Golden State Warriors lograron un revitalizador triunfo en sus aspiraciones por meterse a la ronda del Play In luego de vencer por 101-93 a los Orlando Magic en calidad de visitante. Con los Houston Rockets respirándoles de cerca, los dirigidos por Steve Kerr vuelven a respirar.
Pero más allá del positivo resultado, el elenco de San Francisco sufrió con una situación que provocó una reacción poco habitual en una arena de la NBA. Cuando el reloj apenas marcaba cuatro minutos transcurridos, Draymond Green volvió a protagonizar una lamentable acción que derivó en su expulsión del terreno de juego, sumándose a su larga lista de conflictos. Sin embargo, la imagen de la descalificación del ala pívot fue aún peor cuando Stephen Curry, su compañero de equipo desde hace 12 años, estalló en llanto al ver que su amigo no es capaz de enmendar el rumbo en su comportamiento.
No aprende
El historial de violencia del 23 de los Warriors es extenso. En la pretemporada de la campaña 22/23, Green le propinó un puñetazo en la boca a Jordan Poole, su propio compañero de equipo, después de una acalorada discusión en los entrenamientos. Bajo esa misma línea, en los Playoffs de aquella temporada, también le dio un pisotón en el pecho al lituano Domantas Sabonis de los Sacramento Kings. Por último, los episodios más recientes y que le significaron una posterior suspensión, tuvieron lugar en el actual curso: en un duelo ante los Timberwolves estranguló a Rudy Gobert y en otro enfrentamiento contra los Phoenix Suns le dio un golpe de puño directo a la mandíbula a Jusuf Nurkic.
Ante este amplio listado de agresividad, la NBA decidió impulsar una inédita medida y lo castigó de manera indefinida. Según comunicó la liga en ese entonces, la sanción obligaba a que el basquetbolista se sometiera a un tratamiento psicológico para controlar el manejo de su ira, ya que sus acciones estaban fuera de control.
Con la ayuda de un grupo de profesionales especializados en salud mental, su exoneración llegó a principios de 2024. Luego de casi un mes marginado de las canchas, Green obtuvo el perdón del comisionado Adam Silver y comenzó con el retorno paulatino al quinteto titular.
Sin embargo, cuando todos pensaban que había cambiado para bien, el cuestionado deportista echó por la borda toda su rehabilitación. En el choque del martes por la noche contra los Toronto Raptors, el graduado de Michigan State jaló del cuello a Patty Mills en una acción en la que los árbitros desestimaron la falta flagrante. Si bien se salvó del castigo en ese compromiso, eso no sería todo durante esta semana.
En el compromiso jugado en el KIA Center, casa de los Orlando Magic, Green volvió a dar señales del descontrol de su ira. Cuando apenas iban 6-6 en el marcador con cuatro minutos de juego, el cuatro veces campeón con Golden State recibió dos faltas técnicas por sus airadas protestas en contra de un juez, por lo que debió irse tempranamente a las duchas.
Pero además de la insólita descalificación, las miradas se posaron en la reacción de Stephen Curry. La máxima estrella en la historia de los Warriors no fue capaz de aguantar las lágrimas y su frustración quedó plasmada en la transmisión del partido. En el registro que captaron las cámaras, se ve al base llorar de impotencia al ver que su compañero de tantas batallas volvió a perjudicar al equipo por su falta de autocontrol.
La controversial situación no dejó a nadie indiferente en la competición. Kendrick Perkins, exjugador y actual comentarista de televisión, le recomendó a Green volver al tratamiento psiquiátrico al que se sometió en la previa a su retorno. “Se supone que estabas consiguiendo ayuda. Se supone que debías volver como un mejor hombre... Si no lo estás controlando, entonces deberías volver a donde estabas y pedir más ayuda de nuevo”, expresó.
Pese a la desilusión que significó este altercado y a la presión que volvió a recaer en sus hombros, Curry salió adelante y terminó siendo la figura de Golden State. Con 17 puntos, un triple clave en los instantes finales y 10 asistencias, el Chef logró un triunfo importante para mantener a los suyos en la décima posición de la Conferencia Oeste, última plaza que entrega un viaje a la postemporada.
Por otro lado, el nuevo bochorno que protagonizó Draymond Green está a la espera de conocer la nueva sanción económica y disciplinaria que caerá por parte del comisionado.