Larga vida al Rey
LeBron James guió a los Cavaliers a su cuarta final consecutiva de la liga tras dejar en el camino a los Celtics y de paso agigantó aún más su leyenda.
No importa lo que haga ni menos lo que consiga. El camino de LeBron James en la NBA siempre tendrá la sombra de Michael Jordan. Desde el minuto que apareció en la liga hace más de 15 años, el alero supo que nada de lo que hiciera iba a tener el suficiente reconocimiento. El fantasma de la otrora estrella de Chicago siempre se encargaría de ponerlo en su lugar, es decir, por debajo.
Por eso, apenas consiguió la victoria con los Cavaliers en el séptimo juego de la final del Este ante los Celtics, aparecieron los críticos para enrostrarle que todavía estaba a tres anillos de campeonato del ex escolta de los Bulls. Y que más allá de su enorme actuación, todavía le quedaba la prueba más difícil: enfrentar al finalista del Oeste.
Lo cierto es que la noche del domingo, digan lo que digan sus detractores, quedará escrita como una de sus jornadas más gloriosas en la NBA. No sólo por conducir a la franquicia a su cuarta final consecutiva de la liga ni menos por jugar los 48 minutos en la victoria de 87-79 sobre Boston. Menos por participar en su octava definición consecutiva de la liga. Simplemente, porque a sus 33 años, sigue siendo el único jugador capaz de ponerse a todo un equipo sobre sus hombros y llevarlo a lo más alto de su conferencia.
Mientras el resto de los equipos busca reunir dos y hasta tres superestrellas para ser competitivos, James se las termina arreglando para llegar a la última cita, no importando quién esté a su lado. De hecho, en el séptimo partido ante los Celtics no estuvo Kevin Love y aún así encontró la forma de apagar el juego del local, con la ayuda de muchos actores habitualmente secundarios, como Jeff Green, quien estuvo durante muchos partidos hasta fuera de la rotación de Tyronn Lue.
El Rey se encargó de demostrar su vigencia en el momento más oportuno. Justo en su partido número 100 de la campaña -nadie jugó más minutos que él en la temporada-, James se las arregló para acabar con el invicto de Boston como local en estos playoffs con una actuación digna de Jordan: 35 puntos, 15 rebotes y 9 asistencias. De paso, se transformó en el sexto jugador de la historia que jugará ocho Finales de la NBA seguidas. Un dato que cobra mucha más relevancia tomando en cuenta que los otros cinco nombres que le acompañan son de los Celtics entre 1957 y 1969, cuando lograron 12 apariciones seguidas.
Y mientras continúa el debate sobre quién es el mejor jugador de la historia, LeBron se prepara para su próximo desafío. Desde el jueves estará enfrentando una nueva final de la liga. Y gane o no finalmente el anillo, sus leyenda sigue creciendo, digan lo que digan los fanáticos de Michael Jordan.
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